“Self Made: Madame C. J. Walker”: un millonario viento de inspiración

“People are ugly not in their face but in their thoughts.
So never get impressed by someone’s appearance,
rather dig deep down into their thoughts
to reveal the real person inside out.” 

—Madame C. J. Walker

A pesar de su inconsistencia narrativa, “Self Made: Madame C. J. Walker” es una historia cautivante. Esta serie de Netflix genera en el espectador un sentimiento de esperanza y de motivación a trascender las barreras personales para nunca rendirse.

[Alerta Spoiler: la siguiente reseña contiene información detallada del argumento sobre el que gira la serie de televisión “Self Made: Madame C. J. Walker”, de Netflix]


Últimamente nos anda faltando un poco de inspiración y nos damos cuenta de lo disponible que está si abrimos un poco más los ojos. 

Si bien es cierto que durante el confinamiento no deberíamos sentirnos presionados por la meritocracia y salir de esta con un idioma nuevo, dominando la física cuántica o haber invocando todas las Esferas del Dragón, también es verdad que, si logramos cambiar la perspectiva un poco, podremos sacar la mejor ventaja de esta nueva forma de administrar nuestro tiempo.

Las grandes personalidades del mundo se han hecho a partir de mucho trabajo, pero también de mucha visión y mucha hambre. Sí, el hambre ha logrado motivar a algunas de las mejores ideas patentes en el mundo, esta hambre que no es solo de comida sino de éxito, de reconocimiento, de hacer el bien al otro o de trascender. 

La primera mujer en Estados Unidos en hacerse millonaria por sus propios medios fue la afroamericana Madame C. J. Walker (como nombre artístico) y Netflix hizo una miniserie sobre su historia, basándose en el libro escrito por su tataranieta, A’lelia Bundles: “On her own ground”.

¿De qué trata esta serie?

Sarah Breedlove nació a finales del siglo antepasado con todas las desventajas sociales posibles: negra, mujer y en la esclavitud. Cambios importantes sucedieron en Estados Unidos durante su infancia y le permitieron gozar de una conciencia de visión muy particular a través de la cual desarrollaría un gran imperio. 

Siendo lavandera –y tras dos matrimonios fracasados de los cuales le queda una hija–, a Sarah se le comienza a caer el pelo. Por casualidad, Addie Monroe, una negra mestiza con la piel considerablemente más clara, toca un día a su puerta. Está vendiendo una pomada para hacer crecer el cabello. Al borde del abismo, Addie logra recuperar el cabello de Sarah a cambio de lavandería. Una relación muy especial de amistad parece haber nacido en ese momento. Después, Sarah tendría la idea de ofrecer sus servicios como vendedora –de puerta en puerta– del remedio mágico que le cambiaría la vida.

Aquí nos enteramos de que aún dentro de una raza como la afroamericana, tan golpeada por la discriminación y la esclavitud, hay otros fenómenos de segregación e injusticia: Addie considera que Sarah es demasiado negra, pobre y fea para ser una de sus vendedoras. No cree que Sarah vaya con su imagen de dama blanca y no comulga con su público aspiracional:

«Todas quieren ser como yo»

A pesar de esto, Sarah decide salir un día a vender algunas latas del producto con la simplicidad de únicamente estar en la calle, contando su historia, siendo honesta con otras posibles clientas de color. Por supuesto, tiene éxito; y tras él, Addie reacciona de manera terriblemente mezquina: acusándola de robarle, haciéndola de menos, regresándola a lavar ropa («a donde pertenece»). Addie Monroe no sabría que ese hecho le daría todo el impulso necesario a Sarah para convertirse en una empresaria consolidada.

Después del rechazo, Sarah mejora la fórmula del ungüento en cuestión y sale a vender a la calle con un éxito rotundo. Para ese momento, se vuelve a casar con C. J. Walker, un colocado publicista, de quien adopta el nombre y quien la apoyaría íntegramente en el principio de la empresa. A partir de ahí –y de varias mudanzas–, Madame C. J. Walker amasará un imperio basado en productos para el cabello y estéticas, dirigidos exclusivamente a las mujeres afroamericanas de Estados Unidos, siempre en competencia con una mañosa y resentida Addie Monroe, quien demuestra carecer de la entereza y el carácter para levantarse sola.

El emprendimiento como gancho seductor

La mini serie (de sólo cuatro capítulos) no sólo es una historia de éxito biográfica, sino que plantea algunos de los conflictos universales que Madame C. J. Walker enfrentará en diferentes frentes. No sólo transitará ese camino sinuoso de la miseria a la millonada; también se enfrentará con otros problemas “clásicos” y, no obstante, muy reales. 

Vemos cómo en una época en la que las mujeres negras ya podían ir a las universidades y ocupar puestos públicos, se les sigue relegando a la cocina y a la opinión de sus maridos. Para una mujer que intenta levantar su propia empresa, conseguir la inversión de otros empresarios masculinos representaría otro reto. En este mismo contexto, si bien C. J. Walker apoya cabalmente el proyecto de su esposa, irremediablemente entrará en conflicto con el éxito de ella y con su “falta de atención”. Vemos, entonces, cómo reclamará una autoridad y poder que no le corresponden.

Por otro lado, al convertirse en una empresa familiar, la hija, Lelia, involucrará al inútil de su marido en el negocio, quien le prenderá fuego a la casa accidentalmente y filtrará información confidencial a Addie Monroe por ganar unos dólares extra. Lelia descubrirá que en realidad tiene otra preferencia sexual –para desgracia del marido– y esto motivará a este a trabajar más duro en la destrucción de la empresa. Lelia se enfrentará con su propio conflicto de identidad y de cómo aceptarse y adaptarse a un mundo que no se adapta a ella.

Ganadora del Oscar, Octavia Spencer es la célebre actriz que da vida a “Self Made: Inspired by the Life of Madam C.J. Walker”. Foto de Netflix.

Al final, “Madame C. J. Walker” se convirtió en una de las empresas manufactureras más grandes de Estados Unidos. La familia logró avecindar con uno de los Rockefeller. Su modelo de negocio fue el antecedente a lo que conocemos hoy como “venta por catálogo”, opciones dirigidas especialmente a mujeres para vender productos personalmente. Al día de hoy, los productos y la marca siguen vigentes en Estados Unidos.

En la serie, el personaje Madame C. J. Walker le pertenece a la divina Octavia Spencer (ganadora del Oscar por “The Help”, en 2012), quien también es productora de la serie, junto a la súperestrella de la NBA, LeBron James. ¿Qué hace una estrella del básquetbol produciendo series en Netflix? No lo sabemos, pero es un fenómeno curioso que se ha repetido en varias ocasiones: celebridades de otras disciplinas invirtiendo recursos en otras empresas. El reparto cuenta con otras figuras de la actuación de color como Blair Underwood (C. J. Walker), Tiffany Haddish (Lelia) y Carmen Ejogo (Addie Monroe). 

Otro aspecto interesante de la serie es que no se inscribe directamente al género dramático: juega con algunos recursos que la pueden ubicar en la surrealidad, como metáforas visuales llevadas literalmente a la pantalla y que hablan de un flujo de conciencia de los personajes. Son metáforas que refrescan el ánimo de la historia y relajan al espectador con varias sonrisas. 

A pesar de ser una serie de época, la musicalización es muy contemporánea, por lo que es normal ver vestidos de principios del siglo antepasado mientras suena una canción de Rihanna al fondo, entre otras obras que pertenecen a géneros como el hip hop y el pop moderno. 

Si bien es muy inspiradora, es necesario aclarar que tampoco estamos ante una obra maestra de la cinematografía. Todos los elementos para generar un excelente contenido están ahí: una gran historia, un gran planteamiento estético, actores con capacidades extraordinarias. Sin embargo, hay un sentimiento de que algo está fuera de su lugar, como si la realización y la dirección se hubieran quedado cortas, como si en el afán de crear una manera distinta de contar, se dejaran huecos que resultan bobos, en lugar de humorísticos. 

A pesar de la inconsistencia narrativa, “Self Made: Madame C. J. Walker” sigue siendo una historia cautivante, una historia que genera en el espectador un sentimiento de esperanza y de motivación a trascender las barreras personales para nunca rendirse, levantarse tantas veces sea necesario y creer en la posibilidad de crecer sin límites, sin importar los obstáculos del mundo exterior.

La frase de «El cambio está en uno mismo» cae muchas veces en una falacia, pues no contempla todos los factores externos que afectan a la vida de las personas. No obstante, si acaso hubiere una dimensión de nuestra vida en la cual podemos incidir directamente es en nuestra actitud y nuestras perspectivas. Sin importar lo que esté sucediendo, siempre puede ser mucho peor. Así que pueda que sentirnos afortunados y mirar hacia adelante nos saue del hoyo, aún frente a la desgracia, aún frente a la pandemia, aún frente a las calamidades, aún ante la obscuridad más grande.

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