Entre el cielo y el infierno (a ritmo de metal)

Infierno y cielo en acordes de estridencia. Desde 2010, México alberga uno de los festivales de metal más importantes en Latinoamérica. El Hell & Heaven Metal Fest ha crecido mucho en las tres ediciones realizadas hasta la fecha, al punto que en este lapso ha presentado a artistas de la importancia de Kiss, Guns N’ Roses o Korn. Revista Factum estuvo presente el fin de semana pasado en la edición más reciente, en la que agrupaciones como Rammstein, Twisted Sister, Ghost y Amon Amarth fueron parte de lo más destacado del cartel oficial. 


Llegué justo cuando en el escenario principal comenzaba la presentación de Transmetal, banda mexicana muy recordada y conocida en El Salvador. Al pasar los filtros de seguridad aparecían los primeros stands de mercancía oficial y a la vista se planteaba un paisaje extendido, con miles de camisetas negras, juegos mecánicos, abastecimientos cerveceros y disfraces vikingos y medievales por doquier. El festival Hell & Heaven 2016 había arrancado hacía una hora y poco a poco el hormiguero que terminaría en un conteo de 80 mil habitantes comenzaba a tomar posesión del Autódromo Hermanos Rodríguez de la Ciudad de México.

Alberto Pimentel, vocalista histórico de Transmetal —y que luego formaría su propia banda, Leprosy— regresaba a domar a las fieras con canciones como “La horca”, “Exhumado”, “El llamado de la hembra”, “El enviado del infierno” y “El infierno de Dante”. Volver a ver a esta banda con su alineación original era algo muy especial.

Había también una emoción singular por compartir el placer por el disfrute del metal, un género tan alejado de los escaparates del mainstream, y hacerlo con tantos aliados sorprendentemente pacíficos para el visitante ajeno a esta cultura. Aquello hacía que la experiencia fuera, a la vez, motivo de cierto orgullo.

Hell & Heaven Metal Fest 2016 from Revista Factum on Vimeo.

El sol, inmisericorde, abrasaba la planicie. Cinco escenarios buscaban saciar todos los gustos: el New Blood Stage (con propuestas nuevas), el Alternative Stage (con bandas más orientadas hacia el hardcore, el punk y el new metal), el True Metal Stage (con las propuestas más oscuras y agresivas) y la dupla de escenarios principales, el Hell Stage y el Heaven Stage (colocados uno pegado al otro y que permitía que los artistas principales pudieran presentarse con muy breves interrupciones).

Fue en el Heaven Stage donde a continuación apareció la cortina negra con el logo de una de las bandas más esperadas del turno vespertino, la agrupación de Dino Cazares, Burton C. Bell,  Mike Heller y Tony Campos. Fear Factory iniciaba su presentación con la descarga esperada, la de los temas “Demanufacture” y “Self Bias Resistor”. El impacto de esta banda demostró las diferencias evidentes que hay entre primer y tercer mundo. No por ejecución o talento; más bien por galleta, por patada. Lo de ellos fue apabullante.

Después de escuchar “Replica”, había que cambiar de escenario, rumbo al Alternative Stage para atestiguar las presentaciones de los colombianos Koyi K Utho (con su metal industrial) y los muy recordados argentinos A.N.I.M.A.L. (con su groove metal). Ambas agrupaciones vivieron situaciones parecidas: un público escaso al comienzo de sus shows, pero que fue creciendo paulatinamente; y la intervención de menores de edad en una de las canciones interpretadas. En el caso de Koyi K Utho fue planeado. Ellos invitaron a Emilio, hijo de “El Patas”, de la banda mexicana Motor. Emilio ayudó con su talento en las percusiones para recrear el cover de la canción “Refuse/Resist” (original de los brasileños Sepultura). Mientras que en el caso de A.N.I.M.A.L. la cosa fue improvisada. En el tema “Poder latino”, el cantante Andrés Giménez notó que en la primera línea de fanáticos había un niño, cuya emoción por ver a la banda lo desbordaba, así que lo invitó al escenario. En un momento, Andrés le facilitó el micrófono y el niño, al no conocer la letra de la canción, decidió rugir con todo el poder de su garganta con gritos guturales. El momento fue priceless

A.N.I.M.A.L. repasó los mejores éxitos de su discografía (“Milagro”, “Revolución”, “Barrio Patrón”, “Familia”, “Sol” y “Cop Killer”, entre otras). Con ellos se formó el que quizás fue el slam más salvaje del festival.

Koyi K Utho es una banda colombiana de metal industrial que utiliza maquillaje y vestimenta tribal y futurista como sello de identidad. Foto cortesía de Hell & Heaven Fest.

Koyi K Utho es una banda colombiana de metal industrial que utiliza maquillaje y vestimenta tribal y futurista como sello de identidad. Foto cortesía de Hell & Heaven Fest.

Andrés Giménez, el cantante de A.N.I.M.A.L., durante su presentación. Foto cortesía de Hell & Heaven Metal Fest.

Andrés Giménez, el cantante de A.N.I.M.A.L., durante su presentación. Foto cortesía de Hell & Heaven Metal Fest.

De regreso a los escenarios principales, a tiempo para ver uno de los actos más atractivos del festival: el de los suecos Amon Amarth y su usual (y cada vez más popular) festejo vikingo de death metal melódico.

Una carpa gigante con la portada del disco “Jomsviking” en el fondo y los rugidos de la garganta de Johan Hegg para encender a una masiva fanaticada que se había amontonado frente a su escenario para no perderse esta presentación, algo singular, pues al mismo tiempo estaba tocando Sepultura en otro escenario.

Amon Amarth ejecutó canciones como “As Loke Falls”, “First Kill” y “Guardians of Asgaard”, pero las que mejor recepción tuvieron fueron “Deceiver of the Gods” y “Twilight of the Thunder God”. La suya fue una de las mejores presentaciones del festival, una notable justificación del precio de los boletos (que iban desde los $45 hasta los $155 dólares).

Una de las evidencias de que este festival está creciendo una enormidad fue la notable presencia de público extranjero. Banderas de Argentina, Colombia, Paraguay y Chile ondeaban entre la concurrencia, pero Centroamérica también estaba presente, con las respectivas banderas de Costa Rica o Guatemala.

Comenzó entonces el momento de dar un rondín por los múltiples escenarios para disfrutar un poco de la variada oferta. Mientras Simone Simmons y Epica iniciaban su presentación, en el True Stage bramaba la furia de Suffocation, mientras los nostálgicos de Nü Metal escuchaban a P.O.D. (en el Alternative Stage). La experiencia era edificante para quien mostrara mente y oídos receptivos, al pasar del metal gótico y sinfónico al death metal y finalizar con rapcore.

Luego llegó el momento de decidir lo más difícil de la noche: elegir entre unas leyendas del thrash y el harcore punk, como Suicidal Tendencies; o acudir a la misa negra de Ghost y su heavy/doom metal. Tuve que optar por la segunda opción.

Ghost no me dio razones suficientes para arrepentirme por esta decisión. La simple presencia del Papa Emeritus III y los cinco Nameless Ghouls impactaban, pero fue su música, al final de cuenta, lo que les defendería. La banda sueca inició su show con el tema “Spirit”, el mismo que da apertura al disco “Meliora”, quizás el que más éxito y exposición ha tenido en la historia de la banda. Un total de 12 canciones sería lo ofrecido por Ghost. Entre ellas destacaron algunas como “Devil Church”, “Cirice”, “Ritual”, “Year Zero” y “He is” (que fue dedicada a Asher, un fan de la banda y que falleciera recientemente).

Papa Emeritus III tuvo palabras también para hablar sobre la adoración al dios del dinero y la codicia. Al respecto se consagró con el público al utilizar como ejemplo a Donald Trump, actual candidato republicano a la presidencia en Estados Unidos.

Papa Emeritus III, vocalista de Ghost, durante su presentación. Foto cortesía de Hell & Heaven Metal Fest.

Papa Emeritus III, vocalista de Ghost, durante su presentación. Foto cortesía de Hell & Heaven Metal Fest.

El show de Ghost finalizó con el tema “Monstrance Clock”, del disco “Infestissumam”. Su participación fue tan buena que la hora que les correspondió se sintió muy corta y buena parte de la gente se quedó con ganas de más tiempo para los suecos.

La recta final

Para el cierre de cada escenario se guardó lo que, en proyección, pintaba como lo más esperado: Suicide Silence en el Alternative Stage, Behemoth en el True; y Twisted Sister en el Heaven. Otra buena oportunidad para testear distintos géneros en un solo rondín.

Y de los tres, quizás el que menos encandiló fue el que más historia y gloria poseen en su andar: Twisted Sister, la banda de Dee Snider, que presentó el espectáculo de la gira “Forty and F*ck It” con todo y Mike Portnoy (Dream Theater) como baterista invitado, sin embargo en el ambiente había cierta ansia por la banda estelar (Rammstein), que en México posee una fanaticada mucho más fiel.

Por supuesto, sonaron los clásicos “We’re not gonna take it”, “The kids are back”, “You can’t stop rock ‘n’ roll” y “I wanna rock”, pero Twisted Sister no logró conectar demasiado con el gran público frente a su escenario, que a esa hora de la noche ya acumulaba a la mayor parte de la concurrencia.

Behemoth, en cambio, sí que impactaba en su redil. Su black metal fue lo más destacado del género en el festival. La banda polaca inició su presentación con el tema “Blow your trumpets Gabriel”, que también es el primer corte de su disco más reciente: “The Satanist” (2014), y que fue interpretado casi por completo. Lo de esta banda hacía sentir al show de Ghost como un simple juego de niños. Durante la hora que se mantuvieron en el escenario demostraron porqué son tan idolatrados por sus fieles con canciones como “Chant for Echaton”, del disco “Satanica” (2005).

Mención especial para la calidad de una banda como Suicide Silence, que (a mi parecer) fue una de las mejores de todo el festival. El deathcore de esta banda, originaria de Riverside, California, destaca en buena manera por el talento de su vocalista Hernán Hermida (de raíces venezolanas), quien se dirigió siempre en español a la concurrencia. Canciones como “Fuck everything”, “M.A.L.”, “You can’t stop me” y “You only live once” dejaron de manifiesto que quienes apostaron por ellos para cerrar el telón en el Alternative Stage no se equivocaron.

Terminada su presentación, ya todos los escenarios cerraban actividades para reservar toda la atención en el Hell Stage, donde Rammstein había convocado a las 80 mil personas que aún permanecían en pie.

Lo de esta banda alemana con México es un amorío que desafía toda lógica. Luego de escuchar tantas propuestas de agresividad (¿Suffocation?) y melodía (¿DragonForce?), la música de Rammstein se percibía un tanto monótona. Sin embargo, es su show visual lo que les eleva a una categoría donde yacen solo los gigantes del rock.

Mucho fuego, mucha pirotecnia. Una sincronía calculada al mínimo detalle para evitar accidentes ante el uso de sierras eléctricas, bengalas y plataformas hidráulicas. Lo de Rammstein, como espectáculo, es de ligas mayores.

Y por fanáticos, la banda no sufre. Canciones como “Reise, Reise”, “Hallelujah”, “Zerstören” y “Keine Lust” eran coreadas por la multitud como si las lenguas germánicas se hablaran con cotidianidad en el valle de México. Pero fueron las clásicas “Du hast”, “Engel”, “Sonne” y “Amerika” las que notoriamente llevaron al espectáculo al clímax.

Vale rescatar también dos detalles importantes en cuanto al set list de Rammstein: primero, la ejecución de “Stripped” (cover de la banda Depeche Mode); y, finalmente, la canción que eligieron para cerrar su concierto, y con él, todo el festival. Se trató de “Te quiero, puta”, que originalmente aparece en su disco “Rosenrot” (2005), y que no tocaban en vivo desde el año 2011.

Así se llevó a cabo una edición más de este festejo metalero que demuestra un notable crecimiento. Los grandes festivales de metal parece que no son ya exclusividad de los circuitos europeos. En octubre próximo, la ciudad de Toluca recibirá a muchas bandas consagradas en el Knotfest (con Slayer, Slipknot, Deftones y muchas más), por lo que parece que México se está convirtiendo en el epicentro de esta movida en la región.

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