Buena parte de las películas más aclamadas del 2018 abordan a la música como el cebo irresistible que arranca las emociones que la imagen es incapaz de generar. “A star is born”, “Bohemian Rhapsody” y “Green book” son parte de ello.
Los miembros de la Academia han solido hacer nominaciones en las que al criterio de calidad artística se le suele sumar el asunto de lo políticamente correcto. Este año, me parece, han sumado el afán por dotar de cualidad artística a la superproducción taquillera.
En esta edición de los Premios Óscar veremos cómo el monopolio Disney/Pixar llegará a su fin. Con la oferta de este año, parece obvio que la Academia debe mirar con mayor atención a los demás competidores.
Si bien “Black Panther” es una buena película, la enaltece el atrevimiento que conlleva producir el heroísmo de un personaje negro para un cine dominado en la historia por superhéroes blancos.
Desde mediados del siglo pasado, melodías y ritmos se convirtieron en parte esencial del lenguaje de cine. A veces, como ocurre en “Nace una estrella”, toda la experiencia narrativa puede reducirse a su esencia musical.
Esta es una obra maestra, de esos filmes con sello de director que no se apreciaban desde Kubrick, Polanski o Scorsese. Casi todos los críticos han coincidido en que es la mejor del año.
Green Book es una película de contrastes no tradicionales que, a su vez, nos demuestra que la vida no es de negros o blancos, ni de extremos. Hay riqueza humana en una gran variedad de grises que solo requieren de diálogo.
Nominada a ocho Óscares, “Vice” –que cuenta la historia de Dick Cheney, el vicepresidente durante la administración de George W. Bush– es una cinta cuya irrupción no es casual. Está inscrita en un debate público motivado por los tumbos políticos de EEUU.
Ya han pasado veinte días desde que “Roma”, la película del cineasta mexicano Alfonso Cuarón, se estrenó en Netflix. Por eso Factum comparte tres reseñas que profundizan –cada cual a su manera– en las virtudes y los defectos del filme.
“Roma” no es un vehículo de empoderamiento para las comunidades indígenas. No es un retrato exacto, justo o reivindicativo, principalmente porque no pretende serlo o mucho menos contar una historia que no le corresponde.
Tan cortos de vista y faltos de oído como nos hemos vuelto, fácilmente le venden a uno castillos de humo en temas que experimentamos todos los días al lado nuestro.
“Roma” es, por la capacidad que ha logrado Alfonso Cuarón de crear sensaciones honestas frente a su cámara, su obra maestra. Esta película es, por encima de todo, la historia de desigualdades infranqueables.
