Los monstruos que acechan a Shyamalan

El director de cine indio-estadounidense regresará el año próximo con una producción muy esperada por los seguidores de sus películas. El éxito de Split y los nuevos aires que le llegaron a su silla de director y productor lo empujaron a decidirse para terminar una idea que nació dieciocho años atrás. La emoción en Shyamalan es contagiosa. La crítica y, mucho más, sus parroquianos están comiéndose las uñas por ver Glass. La que será la última parte de una trilogía que alguna vez quiso ser y hoy será realidad. Pero los monstruos de Shyamalan que habitan en su mundo raro ahora pueden venirse contra él. Sus debilidades a flor de piel, como en sus personajes, podrían dirigirlo al fracaso.


Manoj Nelliyattu Shyamalan siempre pensó en Unbreakable (2000) como el principio de una trilogía. Lo que no se le pasó por la cabeza es que diecisiete años después iba a estar presentando en la pantalla grande la segunda parte. Mucho menos que diecinueve años después iba a dar el golpe final con el cierre de la historia. Y es que entre Unbreakable y Split, fuera de sus mundos sobrenaturales, pasó ya demasiada agua.

M. Night Shyamalan es uno de los directores contemporáneos de referencia. Sus películas han volado la cabeza de los cinéfilos con giros que si se pestañea de repente se está frente a otra película. En Hollywood ya es una celebridad. Y su receta de la casa, The Shyamalan Twist, ha vestido a sus mejores cintas. Desde The Sixth Sense, Unbreakable, Signs y The Village, Shyamalan se convirtió en el director prodigio de su propio género.

¿Cómo definir a The Sixth Sense? Fácil. Cualquiera dirá: terror. Pero, ¿cómo finaliza la película? En realidad casi todo el tiempo se trató de una historia de amor. Unbreakable nos presenta a David Dunn (Bruce Willis) como alguien sobrehumano que nunca se ha enfermado en su vida y es invencible, mientras que por el otro lado a Elijah Price (Samuel L. Jackson) le apodaban Mr. Glass porque siempre se rompía los huesos al menor contacto. Un drama raro que terminó siendo la gestación de un superhéroe de historieta y su némesis. O qué decir de cuando Shyamalan jugó con la mente de todos en The Village y nos ambientó en una aldea colonial de hace unos tres siglos para venir a terminar con que se trataba de un proyecto de unos doctores para vivir con sus familias, apartados de la sociedad, en una reserva natural estadounidense. Sí: The Shyamalan Twist.

Split (2017) vino a salvar al director nacido en India y criado en Estados Unidos. Luego de la seguidilla exitosa en sus orígenes, Shyamalan tuvo que tragar amargo con cuatro producciones fracasadas que casi lo obligaron a retirarse del cine. La incomprendida Lady in the Water, la interminable The Last Airbender (le digo interminable porque cada vez que trato de verla nunca la termino), The Happening y After Earth fueron películas caras y hechas para el olvido. No pegaron tanto con la audiencia. La crítica fue implacable con Shyamalan. De hecho, fue acreedor de dos Golden Raspberry, los premios a lo peor del cine hollywoodense en un año. Las ganadoras fueron Lady in the Water y The Last Airbender.

En 2010, estar detrás de la producción de Devil, le sirvió para reponerse de los latigazos de la crítica y de sus propios fracasos. Fue hasta 2015 que Shyamalan volvió a la superficie con The Visit, un thriller filmado con sencillez y bajo presupuesto para no poner en riesgo la inversión. La crítica y los seguidores volvieron a confiar en el director. No estaba muerto. 

Y así llegó 2017 y Split devolvió a Shyamalan a los grandes letreros. James McAvoy es Kevin Wendell Crumb, un hombre que sufrió maltrato infantil y desarrolló el trastorno de identidad disociativo o llamado también desorden de personalidad múltiple. En Kevin habitan veintitrés personalidades y está a punto de aparecer la número veinticuatro, a la que todos llaman La Bestia.

La Bestia es invencible y se alimenta de personas para hacerse más fuerte. Kevin secuestra y mata a dos jóvenes que son devoradas por su peor personalidad. Logra escaparse y anda suelto. La policía lo busca y, claro, le tiene su sobrenombre listo: The Horde, precisamente por sus personalidades múltiples. En un comedor de Philadelphia, el noticiero de la televisión suena a todo volumen. La presentadora habla de los asesinatos de las jóvenes y de cómo están buscando a Crumb. Una mujer en el comedor recuerda en voz alta que hace muchos años sucedió un caso similar pero no recordaba cuál era el apodo del tipo. La cámara se acerca a un hombre que para sorpresa es David Dunn (Unbreakable) y responde, también en voz alta: Mr. Glass. Y allí, de nuevo, como en sus años más brillantes, regresó The Shyamalan Twist.

Lo increíble es que The Horde no es un invento para concretar la trilogía. Kevin Wendell Crumb estuvo en el guion original de Unbreakable. “Siempre estuvo allí, siempre. El elenco principal de Unbreakable se enfocó en David Dunn y Elijah Price como su mentor. Elijah le dice: ‘Sos un personaje de las tiras cómicas, andá y hacé lo tuyo’. Y entonces, en lugar de ir a detener al hombre del traje anaranjado (como en la película), David detiene a una de las personalidades de Kevin y salva a las mujeres”, le dijo Shyamalan a Entertainment Weekly durante una entrevista.

El estreno de “Glass” está anunciado para el mes de enero del próximo año.

Con las dos películas enlazadas, a pesar de estar distanciadas por diecisiete años, Shyamalan se enfrenta ahora quizás a su mayor reto como director: cerrar magistralmente la trilogía y gustar como sabe lograrlo. ¿Qué es lo difícil? Hay algunas variables en su contra.

Se tratará de la primera película que será explícitamente la secuela de dos de sus producciones. El único pegamento que tienen entre sí Unbreakable y Split es la aparición por unos segundos de David Dunn en la segunda. Pero las dos cintas podrían ser perfectamente independientes entre sí sin ningún problema de guion. Por ello, Glass será la primera vez de muchas cosas para Shyamalan, quien nunca ha hecho una secuela.

Para Glass, parece imposible que el director vaya a sorprender con sus clásicos twists. ¿Qué otra sorpresa podremos ver de David buscando a Kevin por las calles de Philadelphia? Mientras que el misterio estará con Elijah, quien se presentará como el personaje que se reserva varios secretos del vigilante y el criminal. De hecho, el nombre de la película evoca a un protagonismo fundamental de Elijah.

Shyamalan en sus entrevistas siempre ha mencionado sentirse cómodo dirigiendo sus películas. Se divierte. Claro, todas han sido historias independientes y no hace mucho ruido cuando va a sacar algo a la pantalla. Esta vez es diferente, la industria está a la espera de su producción. Sus seguidores están entusiasmados. Se cuelan por las redes sociales, a cada momento, imágenes de la filmación. Esto nunca lo ha vivido el director. Las ansiedades, como los monstruos de sus películas, pueden jugarle una mala pasada.

El único alivio previo a lo que se pueda apreciar a mediados de enero de 2019 es que Shyamalan no se está inventando nada que no haya pasado por su cabeza en casi dos décadas. Los personajes y sus historias siempre han estado en sus notas. Mantenerse fiel a su idea primaria va a ser fundamental para volver a disfrutar otra de sus grandes producciones.

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