Diez apuntes que dejó “el clásico” del fútbol español

Agonía, drama, emoción. Real Madrid y Barcelona ofrecieron espectáculo en la más reciente edición del “clásico” del fútbol español y condujeron a millones de aficionados en una montaña rusa que serpenteó entre vertiginosos instantes: de la miseria del fracaso al júbilo de la victoria y viceversa. El azar jugó también su papel y, más allá de la escandalosa fragilidad defensiva de ambos equipos, lo que vimos en la victoria in extremis del Barcelona (2-3) quedará para el recuerdo.


10) El show de los porteros

Si un portero roza lo extraordinario, entonces significa que su defensa navegó en la mezquindad. Tanto Keylor Navas como Ter Stegen brillaron porque las defensivas de ambos equipos ofrecieron un desempeño lamentable. Si ambos hubieran tenido un partido, digamos, normal, el resultado bien podría haberse definido en un ‘tie break‘ de tenis. Al final, terminó imponiéndose el arquero alemán, aunque quizás el que más destacó fue el tico. Ambos llegaban con dudas. Stegen apenas debutaba en el Santiago Bernabéu, mientras que Navas viene sufriendo un acoso mediático que exige su salida del club blanco. Lo que vimos este domingo —de parte de ambos— debería hacernos meditar en la importancia que tiene el antagonista del cuento: en un deporte en el que la locura se compra con goles, el arte de evitarlos merece gratitud y respeto.


9) Habemus Liga

Cuando James Rodríguez anotó el gol del empate momentáneo (2-2), La Liga pareció estar sentenciada. El Barcelona jugaba con superioridad numérica (debido a la expulsión de Sergio Ramos) y, aún así, Real Madrid había sido capaz de evitar que los catalanes les empataran en la tabla de posiciones. El mazazo era terrible para el Barça, que podría haber perdido toda motivación de competitividad en apenas cosa de cinco días. Pero gracias al jugador que definirá nuestra era en la historia del fútbol, La Liga ahora pende de un hilo. Queda un mes de competencia y ambos equipos empatan en puntos (75). De momento, los culés son líderes, por diferencia de goles; aunque el Madrid cuenta con el comodín de obstentar un partido pendiente (contra el Celta, en Balaídos). Sin embargo, los de Zidane también deberán enfrentar un calendario más duro (Sevilla, Valencia y cuatro visitas) y más apretado, con la obligación de rotar jugadores si no quieren perder enfoque en la Champions League, competencia que al Barcelona ya no le preocupa. Al equipo de Luis Enrique, a priori, le toca un calendario más accesible, con el Villarreal y el Español como sus mayores obstáculos para refrendar el título doméstico. En su contra juega el hecho de no contar con una plantilla profunda. Prueba de ello es que en “el clásico”, Luis Enrique solo utilizó un cambio, pues en la banca no suelen encontrarse muchas respuestas a las diferentes necesidades.


8) Marcelo: del cielo al infierno

Real Madrid cuenta con los servicios de uno de los mejores laterales izquierdos del planeta: Marcelo Vieira da Silva, quien venía de dar una gran exhibición en la eliminatoria de Champions League, contra el Bayern Munich. Sin embargo, en “el clásico”, Marcelo se vio envuelto en dos jugadas claves que incidieron directamente en el resultado. Primero le propinó un codazo (¿accidental?) a Leo Messi que bien pudo significarle una expulsión directa. La libró gracias a que el árbitro ni siquiera se percató de ello. Y luego, en la última jugada del partido, Marcelo pudo (¡y debió!) hacer una falta directa que cortara el contragolpe que lanzaba en ventaja evidente Sergi Roberto. Quizás porque tomó en cuenta que ya se había salvado de una expulsión, el brasileño decidió no hacer la falta y la jugada terminó en el gol de Messi.

Esto declaraba Marcelo, de acuerdo al periódico catalán Mundo Deportivo:

“Conseguimos empatar un partido que mucha gente no creía. Con uno menos, empatar 2-2… Si hago una falta técnica, a lo mejor no nos meten gol. Es imposible ver el futuro, pero asumo la culpa. Salimos con la cabeza alta, tenemos dos competiciones y podemos salir bien”.

–Marcelo, lateral izquierdo del Real Madrid


7) Cal y arena para Zidane

A veces pareciera como si el técnico del Madrid, Zinadine Zidane, dirigiera a su equipo a control remoto. Muy distante al estilo de otros —como Luis Enrique o Diego Simeone—, el francés no se involucra demasiado en el partido. “El clásico”, sin embargo, demandó momentos que requirieron de decisiones claves.

Acertó Zidane al cambiar a Casemiro cuando lucía previsible e inevitable su expulsión; acertó al darle ingreso a James cuando su equipo perdía y ya sufría de inferioridad numérica; pero falló su apuesta inicial, la de darle ingreso como titular a Gareth Bale, cuando el galés apenas volvía de una lesión. Ahí perdió un cambio que luego le hizo mucha falta, un cambio que incluso le habría venido muy bien para liquidar los dos minutos de suplemento que concedió el árbitro… y que resultaron fatídicos.


6) El festejo de Neymar

El gran ausente del partido fue el brasileño Neymar Junior, quien tuvo que pagar una suspensión de tres partidos y que le obligó a vivir el encuentro como un hincha más. El pasado miércoles Neymar abandonaba el Camp Nou entre lágrimas y había un mensaje entre líneas: se le iba la temporada, se le iba porque (sin admitirlo) las esperanzas de conquistar La Liga lucían (entonces) muy complicadas.

Cuando los jugadores blaugranas celebraban en el camerino del Bernabeu, Lio Messi conectó con Neymar por videollamada y lo incluyó en el festejo. El brasileño sabe que la victoria de sus compañeros representa también un reenganche de motivación. Y, desde la distancia, con su peculiar estilo, “Ney” le mostró al mundo que no todo está dicho sobre el desenlace de la temporada 16/17 del Barça.


5) Bonito no significa bueno

Hay dos maneras de entender el fútbol: la de los que saben y la de los que no. Parece obvio, ¿no? Sin embargo, este concepto suele perderse del panorama. En el primer grupo estamos todos nosotros (aficionados, periodistas, forofos, expertos en estadísticas, entusiastas del juego e incluso quienes viven del fútbol en campeonatos de corte amateur, como el salvadoreño). En el segundo grupo están los profesionales. Los que han vivido y participado del fútbol profesional en la élite mundial.

Para la gran mayoría de los que formamos parte del primer grupo, el juego de ayer fue un espectáculo, fue emocionante, fue histórico… Fue bonito. Pero me animo a opinar que para los profesionales, los miembros del segundo grupo, el juego no fue necesariamente “bueno”. El FC Barceona ganó, se llevó tres puntos valiosísimos, pero no jugó nada bien. Porque jugar bien implica no exponerse a que el rival tenga hasta ocho o diez oportunidades reales de gol durante un juego. Y lo mismo aplica al Madrid, que además de permitir que el rival tuviera excesivas llegadas a gol, también despilfarró las propias.

El gol de Casemiro llegó gracias a una mala cobertura de la línea de offside del Barcelona. Y hablando de Casemiro: observen el marcaje que hizo en el primer gol de Messi. Como un sabueso narcótico, el brasileño se obsesionó con perseguir al balón y se desentendió del marcaje personal de Messi. La misma lógica aplica al marcaje lamentable de Busquets en el gol de James. ¡Y qué decir de la decisión de Marcelo de no hacer una falta táctica a Sergi Roberto en el gol final de Messi!

Donde el ojo inexperto ve una parranda; el estratega profesional detectará que lo de ayer fue un concierto de desatenciones defensivas. Todo ocultado gracias a la maravillosa actuación de ambos porteros.


4) La inteligencia de Messi

Otro día más en la oficina de Lionel. Doblete y tres puntos. Se dice fácil, pero ya son 500 goles del argentino con la camisa blaugrana.

Podría destacar muchas virtudes del juego que ofreció ayer, como por ejemplo su entereza para sobreponerse al segundo partido consecutivo en el que su rostro sufre un impacto fuerte, del que incluso ha terminado sangrando. Pero elegí un factor que a veces damos por entendido, pero no glorificamos:

  • Su astucia.

Creo que Messi comienza a comprender que al envejecer está perdiendo su principal fortaleza, que es la velocidad en el primer paso, una ventaja decisiva para el regate. Entonces ha empezado a suplir cosas a través de la inteligencia. Ayer, durante el lapso en el que el partido se encontraba 1-1, Messi pedía el balón y cada vez que Casemiro se plantaba para marcarlo, el argentino exprimía al máximo la posesión y el regate. Era como si invitara al brasileño a que lo agrediera, lo zancadillara, lo derribara. Sabía que Casemiro estaba al borde de la expulsión y su razonamiento era automático: “si me marca otro, el pase es una opción; si me marca el 14 blanco, voy a regatearlo, quizás hasta humillarlo, para que lo echen”.

Y no le funcionó, porque Zidane detectó la situación… Y también porque el árbitro mostró una paciencia y una tolerancia atípica que, quizás si el rival no hubiera sido el Real Madrid, jamás hubiera existido.

El siguiente video lo deja en evidencia:


3) Cristiano sin suerte

La historia es ya conocida en citas grandes. El Madrid lucha, pelea, se esfuerza… todos trabajan, y al final la gloria está siempre reservada para Cristiano Ronaldo. Pero esta vez no hubo suerte para el 7 blanco.

El portugués tuvo solo dos oportunidades: en la primera definió bien, pero Ter Stegen estuvo fantástico para repeler su remate. En la segunda falló un contragolpe con una definición apurada que quizás le salió desviada porque el pase que le envió Asensio fue un poco retrasado. Excusa barata para un jugador de su categoría.

Finalmente, hay imágenes que se guardan en la épica de las historias. Y como el cuento lo asimilamos a través de la televisión, las cámaras se empeñaron en mostrarnos los berrinches y frustraciones que CR7 mostró por el destino de un partido que debió calar hondo en el orgullo de su equipo, como también en sus aspiraciones individuales.


2) El símbolo de la camiseta

Hay una imagen que definirá este “clásico”: la estampa de Lionel Messi quitándose la camiseta y desafiando a la grada del Bernabéu. Así como se recuerda el gol de Ronaldinho del 19 de noviembre de 2005; así como el gol de tiro libre de Roberto Carlos que enmudeció al Camp Nou, en el 2000… en el futuro recordaremos ese gesto de la camiseta y el símbolo que representa.

La camiseta rival exhibida —quizás hasta con saña— a la grada vikinga.

Osado.

Si el autor de semejante temeridad hubiera sido un particular, se estaría hablando de invitación a la violencia. Pero se trata de Messi, ese que teje maravillas que no dan tiempo ni para procesar lo ocurrido; ni siquiera cuando te ha clavado una daga y, al festejarlo, se ha burlado de vos…. en tu casa.

La temeraria celebración de Messi en el Bernabéu.


1) Y mientras tanto… La Sub 17 de El Salvador se comió seis goles

Mientras El Salvador prefería rendirse a la transmisión (exclusiva de la compañía de cable más cara del mercado) del choque entre los dos clubes de fútbol que encumbran al máximo la manía por polarizar… el futuro de nuestro fútbol se aprestaba a demostrarnos que no hay futuro.

En Panamá, la Sub 17 salvadoreña debutó y fue aplastada (6-0) por México. Este lunes, los periódicos nacionales colocarán a Messi y su camiseta retadora en su portada —al igual que lo hemos hecho en Factum—, los programas televisivos debatirán hasta el hartazgo sobre los dos gigantes del fútbol español; la compañía de cable seguirá enriqueciéndose con el rapto que ha ejercido sobre la liga que más hipnotiza a los salvadoreños… Y poco habrá cambiado.

¿Qué tiene que ver el 6-0 con el Barcelona y el Real Madrid?

En El Salvador, “el clásico” del fútbol español es tan importante que incluso todos los clubes de su liga ¿profesional? decidieron jugar la penúltima fecha del campeonato nacional en día sábado, para no competir contra el rating que, es evidente, poseen los dos equipos dueños de las pasiones de la inmensa mayoría de aficionados al fútbol.

Vale la pena, pues… comentar, analizar, disfrutar de ese fútbol que luce extraterrestre para nuestras realidades. Pero al menos, también habrá que aterrizar en la dimensión de lo lejísimos que estamos de ver a un Keylor Navas salvadoreño participando decisivamente en eso que tanto nos maravilla.

Eso es ahora. Y todo apunta a que seguirá siendo así por mucho tiempo.

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