El revoltijo que reinició la cuarentena

En el INJUVE, el gobierno mezcló a personas que entraron al país procedentes de Europa con otras que llegaron desde países centroamericanos. Eso, más la falta de información sobre las pruebas y la aparición de casos positivos de Covid-19, han provocado incertidumbre en los albergados y una cuarentena obligatoria que llegará a los 45 días. 

Foto/Cortesía


El 14 de marzo de 2020 dos grupos entraron al albergue del Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE), en la colonia Zacamil de Mejicanos, para cumplir con la cuarentena obligatoria para quienes ingresaban a El Salvador. Un grupo venía del aeropuerto internacional y el otro de las diferentes fronteras terrestres. En uno de ellos estaba T, un joven de 26 años que recién regresaba de un viaje de trabajo. Ese 14 de marzo empezó su calvario.

Otro joven, que padeció fiebre, pidió que lo trasladarán a un hospital el 17 de marzo y los albergados en el INJUVE supieron poco después que ese muchacho dio positivo a Covid-19. “Entonces pedimos que nos trasladaran a aislamiento individual y dijeron que no, que el ministro no lo había aprobado. Así que continuamos acá. Nos hicieron la prueba los días 4, 5 y 6 de abril”, cuenta T, quien, hasta este lunes 13 de abril, casi dos semanas después del hisopado, permanecía en el mismo albergue.

El 9 de abril, cuando T todavía no tenía información sobre el resultado de su prueba, el Ministerio de Salud sacó de INJUVE a otra persona que dio positiva a Covid-19, pero que siempre permaneció asintomática, según recuerda el joven. “Para esa fecha tampoco nos separaron porque el Ministerio de Salud no daba los demás resultados”, relata.

T cumplió los 30 días de cuarentena obligatoria el pasado domingo 12 de abril. Los empleados del Ministerio de Salud llegaron a la cancha del INJUVE, pero no para sacarlo, sino para llevarse a otras siete personas positivas, que también permanecían asintomáticas. Entonces empezó la nueva cuenta regresiva.  “Nos dijeron que no nos podemos ir hasta cumplir 15 días después de la toma del examen. No nos quejamos de eso, lo que pedimos es que nos trasladen a aislamiento individual, porque quieren seguir atendiéndonos acá amontonados”, cuenta el joven este lunes 13 de abril, el mismo día que un grupo de su albergue difundió un video para denunciar lo ocurrido y para exigir un verdadero aislamiento.

En ese centro de contención había un aproximado de 50 personas y, según la denuncia de los aislados, nunca obtuvieron una respuesta de la persona encargada. “Ella nos decía que no puede actuar si la jefa no le da aval y la jefa decía que no puede dar aval si no lo da el ministro”, dice T, quien durante el aislamiento convivió con personas provenientes de Guatemala, Costa Rica, Perú, Brasil, Italia, México y Estados Unidos.

Lo del INJUVE no es una excepción. Ha pasado en diferentes albergues. El Gobierno de El Salvador hizo un salpicón en los improvisados centros de contención cuando empezó la emergencia: mezcló a viajeros provenientes de países de Europa, que inicialmente fueron los más afectados por la pandemia, con viajeros de Centroamérica y Suramérica. A la fecha hay 4,287 personas en 88 centros de contención, una cifra que día con día sigue engordando por las detenciones arbitrarias que continúa ejecutando el Gobierno de personas que incumplen con la cuarentena domiciliaria.

Y no solo eso. Las autoridades de Salud replicaron el mismo desorden de los albergues dentro de los hospitales. La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia tuvo que pronunciarse, en una resolución de un habeas corpus, y ordenarle al Gobierno que separara a los pacientes positivos de los pacientes que no estaban contagiados.

T no tiene quejas de la comida, ni del personal militar o de Salud que los atendió. Su lamento es la falta de separación y la incertidumbre. “Estaremos acá hasta que todos estemos contagiados. O hasta que el ministro de Salud se apiade”, decía el joven la tarde del lunes 13 de abril.

Por la noche de ese mismo lunes, después de que el video de sus compañeros de albergue se viralizara en medios de comunicación y en redes sociales, un empleado de Salud les comunicó que serían trasladados a otro albergue. Se los anunció con estas palabras: “Gracias a Dios han sido escuchadas las peticiones de ustedes. Ahorita, ¿qué hotel? No sé, pero que el transporte ya está ahí, el bus, así que empaquen sus cositas”.

No todos se subieron al bus: ocho personas decidieron quedarse hasta que les hagan un nuevo examen. T empacó y se trasladó. El contagio no es su único temor. Le teme a la improvisación, y le da más miedo que le estén ocultando información. “El muchacho que se llevaron el 9 de abril venía de Brasil y no apareció en la gráfica y dio positivo. Aparecían 3 provenientes de Brasil el día que él se fue. E igual al siguiente seguían con 3”, contó el joven, ahora reinstalado en el albergue El Roble, en Chalatenango, donde, según lo último que le han dicho, tendrá que esperar que se cumplan los 15 días desde su primer examen para someterse a una nueva prueba.

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