“Hay un subregistro de casos porque los síntomas de ómicron son leves”

El doctor Ernesto Navarro Marín es uno de los 48 infectólogos registrados en El Salvador, según registros oficiales. En el contexto de la pandemia por COVID-19 ha sido uno de los expertos que ha seguido el comportamiento del virus y los cuidados que la población debe considerar. Según su análisis, la COVID-19 va a replicarse y las nuevas variantes también van a multiplicarse.

Fotos FACTUM/Natalia Alberto


Han pasado dos años desde que la pandemia por COVID-19 obligó a toda la población a tomar medidas de seguridad para disminuir los contagios. El virus permanece y ahora tiene nuevas variantes; la más reciente, ómicron, que presenta síntomas mucho más leves que la original, según los especialistas. En El Salvador ha sido complejo conocer cuáles son las variantes que circulan debido a que, en palabras del doctor Navarro, no se cuenta con la tecnología y reactivos necesarios para obtener esa información; así como por la falta de asociación entre la Universidad de El Salvador y el Instituto Nacional de Salud.

El 3 de enero de 2021, el presidente Nayib Bukele celebró en redes sociales que el Hospital El Salvador no tenía pacientes ingresados por el virus. Pese a que es una buena noticia, el ministro de Salud, Francisco Alabí, dijo a otros medios que esto no significa que no hubiera pacientes graves en otros hospitales en el país. Hasta el 4 de enero, el sitio web del Gobierno donde se registran los casos reportaba un total de 122,063 casos confirmados.  El infectólogo afirma que existe la posibilidad de que haya un subregistro por todas aquellas personas que están contagiadas y que no consultan porque tienen síntomas leves.

El doctor Navarro dijo a Revista Factum que, aún sin un estudio realizado por el Departamento de Microbiología de la Universidad de El Salvador, o aunque no se han enviado muestras a otros países, cree que ómicron sí está presente en el país. El Gobierno continúa enviando ivermectina en las cajas con tratamientos para pacientes contagiados. Para Navarro, si la OMS ya dijo que es contraindicada para tratar la enfermedad, lo mejor sería no continuarla utilizando.

¿Qué lectura hace de que haya sido reportado que en el Hospital El Salvador ya no hay ingresos? ¿Podría ser este el inicio del fin de la pandemia? 

Yo lo veo de esta manera: en todo el mundo ha habido subregistros, no solamente para efectos del COVID-19, sino que de cualquier otra enfermedad. Y los subregistros no significan que no se tomen las medidas por parte de salud pública para tener un registro actualizado, sino que muchas veces  se debe a que la gente no consulta, se queda en su casa. Y si hablamos de COVID, quiere decir que si la gente aprendió que la expresión que va a tener la enfermedad va a ser como un estado gripal, no consulta.

Por otro lado, como las personas han sido vacunadas dicen: ‘si yo estoy vacunado, me puede dar la enfermedad, y si me da va a ser leve. Entonces no consultan. Eso hace que, de alguna manera, haya un subregistro, y no un número grande como al principio de la pandemia. Creo que esas dos razones explican por qué no hay mayor número de casos reportados por el Ministerio. No es una crítica al Gobierno, es decir que la gente no comunica al Ministerio que está enferma, ni mucho menos en las consultas que nosotros damos por vía telefónica, que no son reportadas tampoco. Por lo tanto, puede haber un mayor número de casos no registrados, pero no porque el Gobierno no nos dé las armas para hacerlo, sino que la gente se ha confiado de que es un estado gripal común al que se está acostumbrando.

Si revisamos el corredor biológico en el Ministerio de Salud, en términos de aparecimiento de enfermedades respiratorias no hemos visto un aumento, a pesar de los cambios de temperatura. Esto quiere decir que las mascarillas sí funcionan. Quiere decir que si ahorita nos estamos protegiendo pensando que nos va a dar COVID, ese uso de la mascarilla, lavado de manos que hemos aprendido, ha permitido que talvez no haya aparecimiento de otras enfermedades de transmisión respiratoria, inclusive diarreicas. Ha sido una buena escuela y hay que sacarle provecho a eso.  

En el país no hemos tenido certeza de las variantes que han circulado del virus y no hemos tenido acceso a esa información de forma oficial, ¿ustedes como médicos han logrado obtener algún tipo de detalle? 

Para empezar, hablemos de la infraestructura: la Universidad de El Salvador, el Departamento de Microbiología, hizo las gestiones suficientes para tener un secuenciador de alta tecnología, este permite identificar cepas de virus nuevas. Inicialmente ellos estuvieron diciendo que en el país no solo está el COVID original, sino que hay otras variantes. Ellos lo dijeron, pero como no hay una asociación del Instituto Nacional de Salud del Gobierno con el Departamento de Microbiología, no se pueden descubrir nuevas cepas. El tema aquí puede ser falta de reactivos y falta de recursos. Entonces lo que el Gobierno hace es mandarlo a Panamá, que tiene la tecnología para identificar variantes.

Si hay manera de saberlo, si hablamos de infraestructura.  Si lo vemos desde el punto de vista que conocemos nosotros en el aspecto privado, solo que el gobierno nos diga. Sabemos que en otros países hay formas de detectar: mandan muestras de un país a otro y a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), y otros institutos que se encargan del descubrimiento de las nuevas cepas y eso viene de regreso, donde se adapta hasta en El Salvador. Pero localmente no se puede hacer, a menos que el Departamento de Microbiología tuviera reactivos suficientes y la respuesta sería más rápida.

Si tú me preguntas si el ómicron está circulando en el país, aún sin haber identificado a través de ese estudio que se hace a nivel de la universidad o de las muestras que mandan afuera, si no lo han dicho, podemos asegurar que sí está presente. Porque precisamente observamos que en el mes de diciembre había un descenso del número de casos, y el Gobierno dice que hay un descenso de número de casos puede que exista un subregistro. 

Ha habido fiestas y compras de Navidad y fin de año. Esto significa que todas esas aglomeraciones permiten que haya más afloración del virus y se replique fácilmente. Si pasa eso, quiere decir que, si de repente tuvimos un descenso, empezamos a ver en el sector privado que hay un aumento de casos. Indica que tal vez el hecho de que el ómicron sea altamente contagiosa, se disemine fácilmente y aparezca más rápido. No solamente se mira más rápido, sino que los síntomas se expresan rápidamente en tres o cuatro días. Se manifiestan como un simple catarro, y a las personas vacunadas les da leve. Todo eso pasa desapercibido y hace que de alguna manera haya un subregistro.

¿Cuáles son las características y síntomas de la variante ómicron? 

Desde mi experiencia estoy viendo alrededor de 17 consultas virtuales programadas diarias. Los síntomas que he observado del ómicron son: no pierdes el gusto ni el olfato, como sí pasaba con el COVID original, hay temperatura, que no es muy alta, existe la presencia de un estado catarral que se manifiesta con dolor de cuerpo, mocosera, congestión nasal y un poco de dolor de cabeza. La gente se siente haragana y sin energías. Esas son las manifestaciones comunes que todos nos dicen. Y si esos son los síntomas que da, la gente no lo consulta. Esto hace que exista un subregistro. Sus manifestaciones son muy leves. Si los pacientes que hemos visto –estoy hablando personalmente– ya tienen una tercera dosis, casi no tienen síntomas. Consultan precisamente porque el vecino o el amigo con el que tuvieron contacto salió positivo.

Pero puedo asegurar que a todas aquellas personas que fueron vacunadas, que tienen su segunda dosis, pero mejor si tienen una tercera, no les va mal. Yo de todas las consultas que he dado no he ingresado a ninguna. Hago un  llamado a la población para que se vacune. Las vacunas protegen. La vacuna funciona y previene que la enfermedad termine siendo grave o que vayan a parar al hospital.   

Entrevista realizada al infectólogo Ernesto Navarro Marín Foto FACTUM / Natalia Alberto

En el país se quitaron todos los requisitos para que ingresaran extranjeros después de ser uno de los que tomaron medidas más extremas, como aislar a sus propios ciudadanos o no dejarles entrar al país. ¿Es una contradicción haber sido más exigente al inicio de la pandemia y aligerar las restricciones ahora que está más propagada? ¿Qué impacto puede tener que se tomen este tipo de decisiones?

Lo que se debe entender es que no conocemos mucho de este virus. Si se dio todo ese encerramiento y restricciones, fue por el desconocimiento del virus, de cómo se manifestaba. Se estaba conociendo por la experiencia de otros países. Las medidas se aflojan porque estamos conociendo al virus. 

El Gobierno sigue enviando ivermectina a las personas contagiadas que llaman al 132, pese a que la Organización Mundial de la Salud recomendó no usarla como tratamiento. ¿Podría dejar secuelas en los pacientes que han sido tratados con este medicamento?

Hasta el momento no está descrito, pero lo que podría pasar es que tal vez, si funciona o no funciona. Hay estudios que dicen que no funciona, pero inicialmente decían que funcionaba, que podría tener alguna actividad benéfica para la protección de las personas infectadas. Eso está descrito, pero fueron estudios pequeños, razón por la cual se generalizó, y todos aquí en el país lo saben. Pero si la OMS te dice que no funciona, ¿entonces para qué lo están utilizando? El tema es si lo están utilizando, imagino que el Gobierno tendrá sus criterios para seguirlo haciendo. Creo que no hay ninguna complicación, porque es una dosis mínima para un par de días. Pero si está contraindicado por parte de la Organización Mundial de la Salud, lo mejor sería no utilizarla.

En una entrevista en Frente a Frente de marzo del año pasado usted aseguró que la pandemia podía durar hasta cinco años. ¿Cuál es el panorama que observa ahora, casi un año más tarde?

Sí, eso lo dijeron científicos de Moderna. Con el advenimiento de la vacuna, puede ser que todo el mundo sea vacunado. Entonces va a llegar un momento en que la enfermedad va a dar de una forma leve. El virus del COVID-19 con el tiempo se va a ir replicando y las nuevas variantes también van a multiplicarse. Pero llega un tiempo en el que van a fenecer. El virus ya no va a producir. Va a estar endémicamente, lo que significa que el virus va a permanecer en la población. Así como el dengue, que por tiempos es endémico. El virus del dengue vino para quedarse. Igual que una influenza o un estado catarral va a pasar eso. Eso es lo que quisieron decir los científicos, no lo dije yo. Ellos nos dijeron que a medida que pasa el tiempo, el virus se va a extinguir, va producir enfermedades leves.

¿Cómo ha sido el comportamiento de otras enfermedades con alta incidencia en El Salvador, como la diarrea, el sarampión, o las crónicas, en medio de la pandemia de la Covid-19? 

Yo no he revisado el corredor endémico de todas las enfermedades reportadas en el país. Pero si vemos de modo general, la población ha aprendido con el inicio de la pandemia. Durante la pandemia las familias salvadoreñas han aprendido sobre distanciamiento social, a usar la mascarilla, lavarse las manos. Yo creo que la respuesta a eso es que a pesar de las lluvias, no hubo diarrea, a pesar de las olas de frío y las heladas que hemos tenido el Ministerio no reporta mayor número de casos respiratorios. Entonces eso indica que la población aprende. Ojalá que eso lo hubiéramos aprendido hace años en las escuelas para que no tuviéramos tantos brotes epidémicos. 

Tras la pandemia por el coronavirus, ¿cómo podría cambiar el mapa de enfermedades en El Salvador? 

Esto lo podríamos tomar como una escuela y una escuela práctica que todos hemos vivido. ¿Quién no estuvo encerrado en su casa y aprendió a no estar evitando al resto de la familia, las visitas de otros amigos y familia? ¿Quién no aprendió a lavarse las manos? Tal vez en el área rural puede que no tengan jabón… es diferente. Pero si lo hablamos desde el punto de vista general, podemos decir que realmente la población ha aprendido eso: a lavarse las manos. Si esto fuera una enseñanza en las escuelas, desde pequeñitos, yo creo que en el futuro podría haber generaciones que hayan aprendido cómo evitar un brote de esta epidemia. 

¿Qué impacto podría tener la salud pública luego que durante dos años las energías han estado concentradas en amortiguar la Covid-19? 

No hay duda que si se analiza desde el punto de vista de las finanzas una buena parte de recursos se va en el combate de la epidemia. Y por otro lado, se descuidan partes que son primordiales en la salud: medicamentos para el cáncer, para los hemofílicos, incluso medicamentos para los pacientes VIH+, que necesitan una medicina de forma crónica… Podría ser para los tuberculosos, para las epidemias que brotan de vez en cuando, como el dengue, las diarreas y otras enfermedades respiratorias…Me imagino que tal vez del dinero que se da para todos los ministerios, la parte correspondiente al  Ministerio de Salud, tal vez sea una buena parte, deberían ser bien repartidos en las diferentes enfermedades crónicas o agudas que se dan en el país. En este momento quizás un buen porcentaje se fue para la pandemia. Tal vez, yo no sé. Esto tiene su matiz: tal vez no hemos visto un aumento de casos de dengue, respiratorias o de enfermedades diarreicas. La pregunta es: ¿Por qué no hubo necesidad de invertir en esta gente o es porque continuaron las campañas de prevención y por eso no hay? Si no hay un aumento de casos, quiere decir que la población no se ha descuidado, que la población aprendió. Y esa contribución de la población hacia la salud, hace que tal vez disminuya el monto distribuido para esas enfermedades. Si eso lo ocuparon para dar combate a la pandemia, la compra de vacunas, insumos, mascarillas, darle suficiente protección a los que cuidamos la salud…  no lo pongamos como un descuido, sino más bien como la colaboración de la población para evitar enfermedades. 

 

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