Diez momentos clave en ‘Game of Thrones’

Es un ejercicio arriesgado este de escoger, entre la riqueza de personajes, escenas, líneas narrativas, metáforas visuales y obsesiones propias y ajenas, los momentos más relevantes de la serie. Cinco temporadas después la colección de “tronólogos” es tan variopinta que es imposible que una lista pueda generar consenso alguno. La que aquí propongo es solo eso, un ejercicio, un repaso y, si se quiere, una especie de sesión introductoria para quienes aún no saben de qué va este asunto de los siete reinos, la madre de los dragones y el hijo del hielo y el fuego. Este top 10 que propongo está basado ya sea en la importancia de la escena, capítulo o personaje en la línea narrativa –o espacio, que a veces este asunto no es lineal– o en la factura audiovisual: como he escrito antes, creo que GoT –hablo de la serie, no de los libros, que no he leído– vale por la profundidad de su universo narrativo, la densidad de la ficción y por la calidad del producto visual.


[Pero antes, y con spoiler alert incluido, un par de líneas generales sobre la trama, para que esto no sea apto solo para adictos. “Game of Thrones” es una serie de televisión basada en los personajes y el universo de ficción creado por el escritor estadounidense George R.R. Martin, producida por HBO y protagonizada, en general, por actores y actrices jóvenes sin demasiado currículo previo. La narración principal va sobre un reino que en realidad son siete que son gobernados por un rey –o reina– que ocupa un trono de hierro. Las luchas entre un puñado de familias por poner a uno de los suyos en el trono y, en la más tolkeniana de las fórmulas, desde ahí dominarlos a todos son el pasto narrativo del que nacen personajes entrañables y despreciables a la vez, políticos que no conocen más ley que la de la violencia ni más método que el de la aniquilación -con algunos matices. A diferencia del universo de Tolkien, donde reinos y personajes principales suelen ser representaciones dramáticas bidimensionales amparadas en la tradición literaria de la dramaturgia griega, en el universo de Martin y en la serie de HBO, la casa productora, los personajes son intrincados mapas de humanidad; lo dicho: entrañables y despreciables. Las tres familias más importantes son los Lannister, los nobles por excelencia, dueños en lo que va de serie del trono de hierro, al cual llegaron y en el cual permanecen a fuerza de asesinatos y de intriga; los Targaryen, de quienes solo queda una reina exiliada, llamada a desterrar a los otros y a traer la unidad de los siete reinos; y los Stark, uno de cuyos hijos bastardos ha sido una especie de embajador exiliado de la civilización, esos siete reinos brutales, ante los poderes que existen más allá de ellos, detrás de una pared de hielo. Así las cosas. Y así la lista (sin orden de importancia)…]

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La batalla de Hardhome

John Snow, líder de la guardia nocturna e hijo bastardo de Ned Stark, ha pactado con uno de los líderes humanos que viven más allá de la pared de hielo para tratar de convencer al resto de tribus exiliadas que se le una en la guerra  contra fuerzas sobrenaturales que amenazan con invadir los siete reinos, matar a todo el mundo e imponer una especie de noche eterna. Los Nightwalkers, esos seres sobrenaturales, son una de las metáforas más puras en este universo: la suma de todas nuestras fealdades, de nuestros despojos y miedos convertidos en un poder con el que no sabemos cómo lidiar. Es un ejército de zombis liderado por no-muertos estilizados que son una especie de combinación entre elfos y orcos del universo tolkeniano. Esta batalla, junto a la de Blackwater –que reseño más adelante–, es un buen ejemplo de la valía del diseño de producción de esta serie.

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Impresiones Game Of Thrones-2El ascenso y caída de Cersei Lannister

Lena Headey interpreta a la princesa Lannister. En el universo del Juego de Tronos mandan los hombres. Los líderes aquí, aun los menos malos, suelen resolver sus disputas degollando, esquilmando, desollando o violando. Pero en ese mundo un poder más absoluto, uno más cruel y sofisticado, está encarnado en este personaje, la madre de reyes. Clive James, un crítico que escribe para el New Yorker, la define así: “es una bella expresión del terror arbitrario, que combina la gracia con la maldad ilimitada en la justa medida como para aterrorizar a un hombre mientras lo domina inspirándole un deseo insaciable.” Un diálogo de este personaje es ya un clásico de la serie; lo intercambia en la primera temporada con Ned Stark, el mejor amigo y consejero de su marido, marido a quien ella acaba de hacer asesinar para abrir a su linaje el camino del trono de hierro. “Cuando juegas este juego de tronos o ganas o te mueres, no hay término medio”, le dice a Stark poco antes de maniobrar para que él también sea pasado por el acero del verdugo. En la quinta temporada las maniobras por el poder le juegan una mala pasada y Cersei termina humillada por una secta de fanáticos religiosos a los que ella ha empoderado.

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La boda roja

Esta es la escena de la segunda temporada en que un reyezuelo apócrifo, de cuyo nombre ni siquiera vale la pena acordarse, pasa por cuchillo a Rob Stark, el primogénito de Ned Stark y rey nombrado de Winterfell, el reino del norte, quien, basado en alianzas frágiles, ha montado un ejército para atacar a los Lannister en la capital y vengar a su padre. El reyezuelo en cuestión, no conforme con matar a Rob, degüella a la esposa del rey del norte y a todo su estado mayor. La matanza tiene importancia narrativa, pero además galvaniza una las marcas de fábrica de GoT: ningún personaje, aunque lo parezca, es indispensable; no son los personajes los imprescindibles, ni siquiera lo que representan, la única constante es, de hecho, el juego mismo, ese en el que ganas o mueres. Visualmente, la boda roja es una de las coreografías de violencia más impactantes de la televisión moderna, montada sobre una estremecedora musicalización; el mismísimo Quentin Tarantino tendría que haber aplaudido al verla.

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La batalla de Blackwater

Tyrion, el hijo enano de los Lannister, el único que no goza de la belleza de sus hermanos, la reina Cersei y el guerrero Jamie, es uno de los personajes más importantes de la serie. Su condición de enano en una familia poderosa, bella y rica, y el hecho de que la matriarca del clan, su madre, haya muerto al parirlo, le han hecho la vida bastante difícil: su padre, el patriarca más temido de los siete reinos, lo desprecia, y su hermana no duda en poner precio a su cabeza. Tyrion es su inteligencia, y su inteligencia es también el catalizador de emociones que en su familia no están muy cotizadas, como la compasión. Tyrion Lannister es la razón, la que engendra el cinismo pero también la que ve las posibilidades de abrir grietas en el terror. El empoderamiento de Tyrion llega al final de la segunda temporada, en el penúltimo episodio, cuando la flota de Stannis Baratheon, hermano de Robert, ex marido de Cersei, arremete contra King’s Landing, la capital. Joffrey, hijo de Cersei, es el rey defensor; el muchacho, cruel y sádico donde los haya, resulta no ser tan bravo cuando de enfrentar huestes armadas se trata. Tyrion es el salvador, a fuerza de táctica y mucha suerte. La coreografía visual de la batalla y su iluminación también son destacables.

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La cremación de Kal Drogo y el nacimiento de la madre de los dragones

Hablé al inicio del clan Targaryen, venido a menos cuando los espectadores llegamos a los siete reinos. La única sobreviviente es Daennerys, una princesa exiliada a quien su hermano vende a un guerrero bruto, Kal Drogo, a cambio de un ejército. Después de domesticar al bruto, y solo después de que la ha violado noche tras noche, Daennerys se hace dueña del poder sobre el clan del marido. Pero es solo tras la asimilación del dolor y la humillación que a esta reina le llega el poder. Todo eso está representado magistralmente en la escena final del episodio “Fire and blood”, el 10 de la primera temporada: Kal Drogo ha muerto y su mujer, su kaleesi, debe cremarlo e incinerarse con él. Antes de entrar a la pira, la viuda aprovecha para quemar viva a una mujer que había intentado matarla. Y antes de entrar al fuego, Kaleesi lleva con ella tres huevos de dragón, regalos de boda. Cuando el fuego se ha extinguido, de Kal Drogo quedan solo cenizas; ella está intacta y tres pequeños dragones suben su cuerpo desnudo. Ha nacido la madre de los dragones, llamada, según las pistas que nos han dejado las primeras cinco temporadas, a cambiar toda la estructura de poder de los siete reinos.

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Sean Bean en el papel de Eddard "Ned" Stark.

Sean Bean en el papel de Eddard “Ned” Stark.

“Winter is coming”. El episodio I.

Llegamos todos, los neófitos que nunca leímos las novelas y los forofos de George R.R. Martin, a los siete reinos con este, el episodio I, que despliega los tonos narrativos que privarán a lo largo del resto de temporadas. Y llegamos por el norte, por Winterfell, el reino fronterizo custodiado por el bueno de Ned Stark, amigo de Robert Baratheon, el marido de Cersei. Y con nosotros llegan los Lannister al norte. Y ahí sabemos, de buenas a primeras, que Cersei y su hermano Jamie son amantes, y que los herederos del trono de hierro, son hijos del incesto. Hay, en este episodio, un muy fugaz sensación de inocencia, cuando hijos de unos y otros se saludan en el patio central del castillo del norte. Pero es todo una ilusión: muy pronto sabremos que el invierno viene.

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“No sabes nada, John Snow”

El meollo de la narración, la metáfora central, es, dije arriba, la lucha por el trono de hierro y el despliegue descarnado de las bajezas humanas que se engrandecen al amparo del poder, o en menor medida, de los pequeños episodios de redención y bondad que sobreviven mustios, como el árbol de Winterfell. La mayoría de los personajes de los que he hablado hasta ahora, portadores de los estandartes de las familias más poderosas de los siete reinos, son las poleas que mueven los hilos de esta historia. Pero con ellos caminan otros secundarios, que suelen representar ideas, sentimientos, posibilidades, y que en buena medida son los reflejos no buscados en los espejos en que se miran los protagonistas. John Snow, el bastardo que protege a Westeros (así se llama a los siete reinos) vive una transformación marcada por el cuestionamiento continuo de sus lealtades y certezas. Cuando Snow se aventura hacia lo que está más allá del muro de hielo que separa los dos mundos conoce a Ygritte, su enemiga natural que se convierte en su amante, y a quien tendrá que dejar morir al final para cumplir con la convención social que lo ata. Ygritte es, en realidad, una especie de alter ego de la promesa de redención que sigue siendo el personaje de John Snow. Es ella quien acuña otra de las frases ya célebres de la saga: “You know nothing…”

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La huida de Sansa Stark

Dicen los adelantos de la sexta temporada que es en esta entrega donde las mujeres del Juego de Tronos empezarán a protagonizar sus respectivas rebeliones contra el poder establecido, el de los hombres. Si Cersei Lannister es el poder implacable alentado por el su instinto maternal y, sobre todo, por las vejaciones a la que la sometieron desde pequeña los hombres llamados a protegerla, Sansa Stark –la hija mayor de Ned– es otro retrato igual de complejo del abuso y la victimización. Pero, a diferencia de la reina madre, Sansa nunca tuvo poder. Hasta ahora. La vimos por última vez huyendo de Ramsay Bolton, su enésimo agresor, dispuesta a volver por sus fueros y motivada por ese otro motor de la historia que es el hambre de venganza.

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La batalla del muro

Ya hablé de la pared de hielo que divide la civilización brutal de Westeros de las tierras indomables del norte. En la cuarta temporada hay un episodio, el 9, en el que ocurre la primera batalla entre dos ejércitos de harapientos. Un ejército, el del sur, es el de Snow, la guardia nocturna, formada por los despojos de los siete reinos: violadores, ladrones, exiliados políticos encuentran en esta armada una forma de redención o simplemente de no morir. Ellos son la última línea de defensa de la civilización. Del otro lado, los salvajes del norte, esos con los que Snow termina aliándose en Hardhome. La batalla entre ambos es otro portento visual que recuerda mucho a las coreografías de Peter Jackson en El señor de los anillos. Por esa batalla, este episodio, titulada “The watchers on the wall” es el más caro de toda la saga hasta ahora.

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La apertura de los créditos 

Cuando estudié cine en el País Vasco, hace ya 26 años, uno de mis profesores me dijo que el tono de una película clásica se establece desde la secuencia inicial de créditos. Pasa lo mismo en la tele. La intro suele ser, sobre todo, un ejercicio audiovisual, en el que la música tiene un papel determinante. En Juego de Tronos es una partitura escrita y ejecutada por Ramin Djawadi, un compositor alemán de padre iraní, la que nos acompañará por la eternidad. La aventura empieza ahí, con esa música, que volverá a sonar en la pantalla chica este domingo 24 de abril…


 

LEE ADEMÁS:

– El juego de palabras en el Juego de Tronos (por Manuel Martínez)

– Game of Thrones: sexo, sexo y más sexo (por Jenniffer Velásquez)

– Game of Thrones, temporada 6: análisis de trailers (por Orus Villacorta)

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