‘Godless’ sobrevive a sus heridas

El pasado 22 de noviembre, Netflix estrenó la serie “Godless”, un western de impecable calidad, una de las series de televisión más destacadas que nos deja el fin de año y que a continuación analizamos.

[Alerta Spoiler: la siguiente reseña muestra algunos detalles específicos de la serie de televisión “Godless”]


Un extraño toca a tu puerta, en una noche de lluvia. Otro extraño aparece en tu puerta, cubierto por la oscuridad. Uno tiene la autoridad de su reputación y sus hombres para obligarte a atenderlo. Otro no responde a tus preguntas. A uno le dispararon en el brazo. Al otro le disparas en el cuello. ¿Suena extraño? Si es así, es porque los dos extraños no están en el mismo lugar. Pero entre ellos no son extraños. Se conocen bien. Es más, fue el segundo quien disparó al primero. Es cuestión de tiempo que se vuelvan a encontrar.

Godless, uno de los últimos estrenos que Nexflix deja este año, es un encuentro no sólo con una época desértica y lejana. Es la confrontación del pasado y el presente. El argumento principal muestra al personaje de Roy Goode, desertor de una banda de ladrones liderada por Frank Griffin. Roy Goode ha traicionado a su familia en armas. Frustra uno de sus atracos y consigue herir a Griffin en el brazo. Es huyendo que llega a la puerta de Alice Fletcher. Con ella viven su hijo, Truckee, y su nuera, Iyovi, ambos nativos. Roy recibe una bienvenida a La Belle con un disparo en el cuello. (En defensa de Alice, cualquiera le dispara en medio del Viejo Oeste a alguien que no se molesta en decirte su nombre).

Pero La Belle no es un pueblo cualquiera. Con la mayoría de sus hombres muertos en un desastre minero, son las mujeres quienes llevan las riendas del lugar. Son mujeres las que deciden el destino de un hogar devastado, pero no destruido, por la muerte. Es Mary Agnes, la hermana del sheriff, quien se nos presenta como la autoridad del territorio, y a la misma vez, la fuerza maternal del hogar de su hermano. Entre ellas se esconderá Roy, y tal vez descubrirá más sobre sí mismo de lo que se imagina.

Es emocionante ver personajes femeninos representados con una dignidad tan arrolladora. Aún si aparecen los arquetipos de siempre (la prostituta de gran corazón, la abuela sabia), sus conflictos tienen peso, sus personalidades una innegable fortaleza.

Nadie puede decir que estas mujeres son pajaritos indefensos mientras defienden su hogar como mejor pueden, rifles al hombre y con vestidos ensangrentados. No hay ningún lugar donde leer derrota o miseria en sus rostros. La Belle podrá estar lleno de mujeres sensibles, vulnerables, con recuerdos oscuros o secretos inconfesables, pero ninguna es débil.

Este es el afiche oficial con el que Netflix promocionó la serie “Godless”, que se estrenó el pasado 22 de noviembre.

También son escasos los hombres unidimensionales en este pueblo. Tenemos un sheriff atormentado por sus pérdidas e incapacidad, el periodista de cuestionable moral con una lesión que le hace llorar involuntariamente, un joven pistolero con un profundo sentido de la justicia.

Notable es Jeff Daniels (The Newsroom), quien asusta y repugna a partes iguales como el antagonista principal. No es su hambre de sangre, su crueldad, o aún su indiferencia al dolor ajeno lo que horroriza: es el hecho de que Frank Griffin realmente cree hacer el bien. Asumiendo la personalidad de quienes lo dañaron, las hace de patriarca compasivo mientras manipula a todo aquel que se le cruce, Biblia en mano. Es un hombre poderosamente herido. Contra esta contradictoria figura paterna es contra quien luchará Roy Goode, con las armas y volviéndose, sin querer, un referente masculino sano para Truckee.

Una serie exitosa no necesita sacrificar demasiados elementos de su género; basta un argumento ingenioso. En cierta medida, Godless es un western hecho y derecho. Pero lo que resulta innovador es que, en este caso, lo que cambió fue una sensibilidad. Godless toca con mucho más respeto, objetividad y honestidad temas muy pesados como el conflicto racial o la violencia contra la mujer, sin minimizar estas realidades, caricaturizarlas o prostituirlas. El romance entre dos mujeres es tratado con una emotividad terriblemente tierna. Eso es más de lo que podemos decir de la mayoría de entretenimiento actual. Irónicamente, este respeto y puntualidad les da la importancia que merecen, ahorrándonos lástimas y sentimentalismos.

Da la impresión que los hombres no deberían ocupar tanto tiempo en pantalla, pero el único error que cometió Netflix con Godless fue venderla como una serie sobre mujeres pistoleras. Esta es una historia sobre una comunidad y su pasado. Específicamente, sobre las heridas del pasado que nos moldean, y cómo levantamos cabeza hacia el futuro.

Ante la llegada inminente del peligro, un grupo de personas tan unido por sus desgracias como por sus triunfos enfrenta la adversidad con decisión y valor. Poco importa si hay más faldas que pantalones.

En palabras del pastor Moore: es sagrado amar lo que tocó la muerte. Es humano regresar a nuestro pasado, luz y oscuridad por igual. Recorrer nuestras cicatrizes y recordar, que pese a todo, somos sobrevivientes. Capaces de escribir un destino en el desierto de la desesperación.

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