Análisis del debut salvadoreño en la Copa Centroamericana

Pese a que El Salvador generó más y mejores oportunidades de gol que Costa Rica, el marcador no se movió en el debut de ambas naciones en la Copa Centroamericana de UNCAF 2017. A continuación algunas valoraciones del desempeño salvadoreño.


El proceso de Eduardo Lara como director técnico de la selección nacional de El Salvador arranca con un resultado que, en teoría, debería llamar al optimismo. Un empate contra Costa Rica, la nación que mejor planifica y trabaja en la región centroamericana —y por ende, así cosecha—, no es nada despreciable. Así visto, en el tablero del puntaje y en las estadísticas del juego, el 0-0 debería asimilarse como un paso adelante. Sin embargo, y sin ánimo de ser aguafiestas, las circunstancias poseen matices que invitan al análisis con mayor profundidad.


1) ¿Qué se juega El Salvador en este torneo?

Luego de la victoria hondureña (2-1) sobre Nicaragua y el empate sin goles entre Panamá y Belice, El Salvador puede ver con ilusión el objetivo inmediato: clasificar a la Copa de Oro 2017. Para ello necesita terminar entre los primeros cuatro de este torneo, en el que seis naciones juegan todos contra todos. Si no lo consiguiera, aún queda la opción de un repechaje para el quinto lugar, quien deberá enfrentarse a la selección de Haití, quinto lugar de la Copa del Caribe 2016.

Clasificar a la Copa de Oro es de vital importancia para toda federación de CONCACAF. Esto debido al dinero que entrega en concepto de premios. En 2015, la Confederación repartió $100 mil dólares a los equipos que incluso fueron eliminados en primera ronda. Los que llegaron a cuartos de final recibieron $125 mil; el cuarto lugar (Estados Unidos) recibió $150 mil; el tercer lugar (Panamá) recibió $200 mil; el segundo lugar (Jamaica) se embolsó medio millón de dólares; y, finalmente, el campeón (México) se llevó $1 millón de dólares.

Con el precario presupuesto que la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) posee para competir contra otros rivales del área, ausentarse y no participar en la Copa de Oro es un lujo que no pueden permitirse. La Copa Centroamericana no posee el mismo prestigio que el torneo mayor de CONCACAF, pero es el peaje obligado que cada quien debe pagar.

Además, en cuestiones de palmarés, El Salvador debe entender que no es un motivo de orgullo ser una de las tres selecciones (junto a Nicaragua y Belice) que nunca ha ganado este torneo. Es más, ni siquiera ha jugado una final del mismo.


2) El Salvador fue mejor que Costa Rica

A veces las estadísticas pueden ser un tanto mentirosas. Costa Rica disparó más que El Salvador (10/6); tuvo mayor posesión del balón (60% sobre 40%); realizó 80 pases correctos más que El Salvador (221/139); y robó 19 veces más el balón que El Salvador (29/10).

Sin embargo, Costa Rica no fue mejor que El Salvador en este juego. Esto porque hay una estadística que es muy importante y en la cual la Selecta fue superior: las ocasiones claras de gol. La Selecta tuvo al menos seis ocasiones de gol clarísimas y las desperdició todas. Costa Rica tuvo solo una jugada de gol tan clara como las seis salvadoreñas, un cabezazo que fue repelido por Alex Larín en la línea de gol. Luego de eso, a lo mucho, los ticos tuvieron dos chances más, pero ambas fueron de menor peligrosidad y sirvieron solo para exigir un poco a Benji Villalobos.

En El Salvador fallaron Bonilla (en tres ocasiones, dos de ellas por fallar en el control del balón); Cerén, quien tuvo un mano a mano y un remate agónico que salió rozando el poste; y Zelaya, quien remató a las nubes un gran pase de Gerson Mayén.

Preguntarán los escépticos: ¿por qué es mejor el que falla más y desperdicia tanto? Mi respuesta sería:

“Es mejor porque al menos generó oportunidades. Sin duda, es mejor generar posibilidades a pasearse por el campo sin siquiera haberlas tenido. Y El Salvador tuvo más”.

Ahora bien, si El Salvador quiere crecer en el torneo, debe trascender y convertir ¡por fin! el verbo “generar” en “concretar”.


3) El factor “Fito Zelaya” no fue factor realmente

Sin duda, el jugador salvadoreño que más estuvo bajo la lupa fue el delantero aliancista Rodolfo Zelaya. Su convocatoria generó polémica y división entre los aficionados. Tanto él como el portero, Benji Villalobos —quienes estuvieron vinculados con los casos de amaños de partidos en el pasado de La Selecta—, fueron convocados nuevamente por el técnico Lara y volvieron a ser titulares en el equipo nacional.

De los dos, en realidad, Benji fue más factor determinante que Zelaya. El portero respondió bien a dos de los apuros más grandes que pasó el equipo (cuando se jugó bien el área y anticipó la definición del atacante tico John Ruiz; y cuando contuvo un remate de volea que también disparó este jugador).

Zelaya, en cambio, mostró ímpetu y poco más. Tuvo una jugada clara para anotar, al minuto 57. Gerson Mayén desbordó por la banda izquierda y cedió retrasado para que Zelaya definiera a placer, pero su remate salió demasiado elevado. Luego, un minuto después, el atacante albo se generó un tiro libre al borde del área que él mismo desperdiciaría.


4) El nivel del rival

Si se valora que el salvadoreño es un equipo que ha tenido menos de un mes de trabajo para preparar el torneo, puede decirse que las exigencias con esta Selecta no deberían ser tan altas.

Sí, se jugó mejor que Costa Rica, pero hay que tomar en cuenta que los ticos utilizan este torneo como oportunidad para probar a otros jugadores que no cuentan mucho en la competencia que de verdad les importa: las eliminatorias mundialistas.

Ocho jugadores titulares del equipo tico ni siquiera fueron convocados para el torneo. Entre ellos destacan Keylor Navas, Bryan Ruiz, Joel Campbell, Celso Borges y varios más. Cada uno de ellos es trascendental en la selección costarricense.

Entonces puede decirse que El Salvador está para competir contra una selección B de Costa Rica. Puede decirse, incluso, que debió ganar este juego. Y sabiendo que ni Panamá ni Honduras se mostraron imponentes en sus respectivos partidos, La Selecta podría ilusionarse con trascender en esta competencia. Pero es necesario saber, de antemano, que sería solamente eso, una ilusión. La realidad es que las distancias entre un equipo como el salvadoreño y uno como el de Costa Rica (el que participa en las eliminatorias mundialistas) son evidentes e innegables. No en vano se trata de la nación que ocupa el puesto 17 en el actual ránking dela Fifa.

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