Los orígenes de la crisis en la PNC. En uno de los capítulos de su libro “Infiltrados” Héctor Silva Ávalos explica cómo la administración del expresidente Mauricio Funes echó a la basura un intento de depuración de la Policía Nacional Civil.
La policía es la punta de lanza en la guerra que el Estado salvadoreño ha emprendido contra las pandillas. Entre 2015 y 2017 fueron asesinados 154 policías, la mayoría por pandilleros. Un porcentaje menor a manos de los mismos agentes.
Este año han sido asesinados 40 policías en El Salvador. El caso más reciente fue el de un agente que fue acribillado junto a su familia entera. Un grupo de agentes se hartó y fue a protestar a pocos metros de la oficina del director policial.
La CIDH lamentó que el gobierno salvadoreño no respondió a una solicitud de información de esa comisión sobre las medidas de precaución que debió tomar para salvaguardar la integridad de los periodistas desde un principio.
El Congreso estadounidense abrirá sus puertas para que Factum y El Faro expongan un problema que el gobierno salvadoreño parece ignorar: las ejecuciones extrajudiciales cometidas por agentes del Estado.
Con claridad. Desde el principio. Al gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén no le interesa realizar una investigación seria sobre los grupos de exterminio que están enquistados en la Policía Nacional Civil.
Fiscalía y Policía salvadoreñas confirmaron que los cuatro agentes de una unidad élite de la PNC acusados de formar un grupo de exterminio están libres.
No es la primera vez que una unidad de la Policía está inmersa en delitos graves. Para entender lo que ahora pasa en la FES hay que mirar hacia atrás. Un extracto del libro “Infiltrados” da luces sobre el mal eterno en la PNC.
La prueba científica de la misma Policía ha sido contundente: Chepe, un sordomudo de Zaragoza, nunca disparó, nunca tuvo contacto con un arma y tampoco era pandillero.
Desde Factum mantendremos el compromiso ineludible con el Estado de Derecho, con la convicción de que permitir la ilegalidad desde la fuerza pública atenta contra la democracia.
La Procuraduría le ha requerido al director de la PNC que garantice la seguridad de los periodistas de Factum. Horas después de la resolución, cuatro hombres, que se hicieron pasar por miembros de la PDDH, llegaron a las oficinas de Factum para buscar información sobre sus periodistas.
El director Howard Cotto no rechazó los detalles de la investigación publicada por la revista, en la que se detalla cómo un grupo de la Fuerza Especializada de Reacción El Salvador (FES) de la Policía Nacional Civil (PNC) está involucrado en una serie de homicidios, agresiones sexuales y extorsión. Sus integrantes, como dijo Cotto, están en vías de investigación y ya se informó a la Fiscalía General sobre sus capturas.
Revista Factum ha tenido acceso, durante los últimos tres meses, a varios chats que miembros de la Policía Nacional Civil han creado en la plataforma digital Whatsapp. El acceso fue gracias a un colaborador activo de la FES que participó en múltiples delitos. En los chats, los policías coordinan ejecuciones de pandilleros, se notifican cuando alguno sale de prisión –para intentar matarlo-, comparten pornografía, comentan noticias e incluso negocian armas de fuego. A continuación se presentan cuatro casos encontrados en los chats. Las imágenes han sido recortadas para mejorar su comprensión. Los audios se reproducen tal cual aparecieron en los chats.
Un grupo élite de la policía salvadoreña está involucrado en homicidios, agresiones sexuales contra menores y extorsión. Es la punta del iceberg de numerosos grupos dentro de la policía que, desde redes sociales, planean ejecuciones extrajudiciales y otros delitos en todo el país.
El director de la Policía Howard Cotto dijo desconocer los crímenes cometidos por la unidad, pero se comprometió a investigar y negó que la FES haya sido constituida como un grupo de exterminio.
