Coleccionar puede ser una profesión. Puede ser también una gran afición. Se guardan cosas por su simbolismo sentimental, histórico, relevante en la vida de las personas y de las sociedades. Massimo Tinetti es un emprendedor treintañero que un día decidió ocupar sus conocimientos de hostelería y turismo para montar un hostal en Apaneca, en el occidental Ahuachapán salvadoreño. Pero también cumplió un deseo que cargaba desde la adolescencia: compartir su afición por coleccionar figuras de acción, como son conocidos también los muñecos. Esta es la visita que le hicimos a Massimo en su impresionante Museo del Juguete.
Foto y video FACTUM/Fernando Romero/Edición/Gerson Nájera
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