Gobierno buscará nuevo acuerdo de paz… alejado (de momento) de las pandillas

Naciones Unidas ha puesto su atención una vez más en El Salvador, como lo hizo en los años ochenta en el conflicto armado, para ser un mediador, junto con instituciones como la iglesia, y conducir a un nuevo acuerdo de paz. En esta nueva ocasión, a 25 años de la firma de Chapultepec, México, en la que el gobierno y la guerrilla decidieron poner fin a la guerra, la inseguridad es el centro de atención. El anuncio lo hizo el presidente Salvador Sánchez Cerén, en un discurso en el que habló de nuevas oportunidades, de una nueva reconciliación, de perdonar, de personas que tienen la voluntad de insertarse en la sociedad. Habló de las causas de la inseguridad, pero no se atrevió a hablar de quienes la generan.

Fotos FACTUM/Salvador Meléndez


El presidente Salvador Sánchez Cerén ha anunciado una “segunda generación” de acuerdos de paz, para la que las palabras “misericordia” y “perdón” se dejaron escuchar en su discurso en el que conmemoró el vigésimo quinto aniversario de haberse terminado la guerra. Perdonar a ancianos, enfermos y jóvenes presos que no han cometido delitos graves. Perdonar y tener misericordia de personas que demuestran su voluntad de insertarse en sus familias y en sus comunidades y ya han cumplido más de la mitad de sus condenas en la cárcel. A ellos se refirió el presidente este lunes 16 de enero, en CIFCO, sin mencionar con nombre y apellido al elefante que tiene enfrente.

No solo fue el presidente; tambien sus funcionarios: fue obvio el temor de mencionar la palabra “pandillas”, esa que no estuvo presente en ninguna línea del texto del discurso, pese a que el actuar de las pandillas, y la guerra abierta entre estos grupos y el Estado, ha convertido a El Salvador en el país con la tasa más alta de homicidios del mundo en los dos últimos años.

Los salvadoreños que fueron invitados a la conmemoración de la firma de los acuerdos aplaudieron mucho. Vitorearon mucho. Aplaudieron cuando el presidente mencionó al vicepresidente Óscar Ortiz, de quien se han descubierto nexos con José Adán Salazar Umaña, alias “Chepe Diablo”, un hombre denominado capo de la droga en Centroamérica por el gobierno de Estados Unidos. Aplaudieron cuando se escuchó el nombre de Alfredo Cristiani, el presidente que firmó la paz con la extinta guerrilla del FMLN en 1992. Tronaron los aplausos para los firmantes de la paz, para las víctimas, para el fallecido Schafik Hándal, uno de los líderes históricos del FMLN, y para el fallecido Abelardo Torres, firmante por el gobierno. No faltaron aplausos para Colombia, por su proceso interno de paz.

Y hubo aplausos para el anuncio presidencial de unos segundos acuerdos de paz. Las que no se aplaudieron fueron las líneas del discurso del presidente Sánchez Cerén cuando dio algunos trazos del camino y objetivos de esos nuevos acuerdos: democracia, bienestar social, justicia y desarrollo económico. Esas son las áreas que nunca se abordaron en los Acuerdos de Paz de 1992, como lo detalló en una entrevista con Revista Factum el actual embajador de El Salvador ante las Naciones Unidas, Rubén Zamora. Veinticinco años después, el presidente los ha llamado una “segunda generación” de acuerdos de paz, para los que hizo un llamado a los salvadoreños: reconciliarse. Pero no dijo con quién. Sánchez Cerén habló de reconciliarse para tener una sociedad “productiva, segura y educada”, con mejores niveles de bienestar, “sin exclusiones ni injusticias socio-económicas”, pero se cuidó de mencionar grupos específicos de la sociedad.

El presidente Sánchez Cerén durante su discurso del pasado 16 de enero de 2017, durante la conmemoración de la firma de los Acuerdos de Paz celebrada en CIFCO. Foto FACTUM/Salvador Meléndez.

Minutos antes, el enviado especial de la ONU que estuvo para la conmemoración de los 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz, el subsecretario de Asuntos Políticos Miroslav Jenca, dijo en el discurso inicial de la ceremonia que el gobierno salvadoreño pidió desde mayo de 2016 a la Secretaría General de la ONU su mediación para “facilitar el diálogo entre los salvadoreños y alcanzar acuerdos sobre los principales problemas del país”. Jenca mencionó que el mundo, en el que se incluye El Salvador, atraviesa conflictos “cada vez más complejos e interconectados” que se caracterizan por atroces violaciones del derecho internacional humanitario y los derechos humanos. El enviado especial de la ONU habló de que para el país llegó el momento de reflexionar sobre su pasado y confrontar los desafíos presentes.

“En la actualidad, son muchos los salvadoreños que a duras penas consiguen mantener un nivel de vida digno, que son víctimas de la violencia y que se ven forzados a abandonar sus comunidades y dejar atrás a sus familias. La violencia, la persistente desigualdad y la falta de oportunidades impide que los salvadoreños disfruten plenamente de los beneficios de la paz”, comentó Jenca.

Poco después de terminado el acto, Factum se acercó al subsecretario Jenca para preguntar por el nuevo proceso. El eslovaco fue muy cauteloso, y derivó la responsabilidad para decidir en el designado de la ONU para El Salvador, el embajador mexicano Benito Andión. Lo fue especialmente cuando se le comentó que una de las principales pandillas del país, la Mara Salvatrucha, anunció que está dispuesta a negociar con el gobierno e incluso ofreció desintegrarse para tal fin, tal como publicó El Faro.  No cerró, sin embargo, esa posibilidad dentro de los nuevos acuerdos.

—Hay problemas muy graves. Veinticinco años después de la firma de los Acuerdos de la Paz y tenemos estas divisiones, estos problemas, injusticia, criminalidad, delincuencia, pues yo lo diría que hay que dar espacio al facilitador en los contactos con todas las partes de la sociedad, aseguró Jenca a Factum.

—¿Eso incluye a las pandillas?

—Lo que tenemos nosotros es diálogo con los partidos políticos, con el gobierno, oposición, sociedad civil, empresa privada… hay que tener también apoyo de la opinión pública y me parece que en este diálogo, en este proceso, vamos a ver cómo progresar. Yo no desearía ahora crear alguna situación.

—Una de las principales pandillas, la MS, ha buscado dialogar con el gobierno…

—Esto yo lo dejo a la mesa del diálogo.

No hay espacio para pandillas, dice el gobierno

Los funcionarios del FMLN que han sido consultados niegan que las pandillas estén dentro de la invitación al diálogo que hizo el presidente Salvador Sánchez Cerén, pese a que reconocen que Naciones Unidas ha considerado necesaria esta inclusión. Franzi Hasbún, secretario de gobernabilidad de la presidencia, dijo que hay instituciones que están llamando al diálogo a las pandillas para promover la paz social, pero que no son esfuerzos gubernamentales ni tampoco se está en la disposición de participar en esos diálogos.

Hasbún aseguró que el gobierno va a persistir con el Plan El Salvador Seguro, que no contiene de forma específica la figura del diálogo con pandillas. “Eso no implica que otras instituciones, le insisto, allí tenemos el Consejo de Seguridad Ciudadana y Convivencia y allí hay una gran cantidad de representaciones y algunos han planteado esto. Nosotros hemos dicho, como miembros también de ese consejo, que vamos a continuar en la vía que hemos seguido. Por supuesto, las otras instituciones pueden abrir cauces y vías… eso es un tema de ellos. No se puede aceptar que se asesine y se extorsione a la gente. Si la ONU recomienda, pues para eso se ha creado un consejo, en donde hay distintas voces”, comentó el secretario.

Nidia Díaz, diputada del FMLN y dirigente del partido de izquierda, aseguró que en el llamado al diálogo que hizo el presidente Sánchez Cerén no se ha incluido a las pandillas. “Es para las familias y para las personas que quieren la paz”, se limitó a decir. Díaz dijo que para los pandilleros que han delinquido y se encuentran condenados en el sistema penitenciario se ha empezado a desarrollar un programa llamado “Yo cambio”, que es de reinserción. “Pero no hay diálogo con pandillas”, aseveró.

Los funcionarios omitieron mencionar que ya en el pasado el FMLN ha dialogado con las pandillas. En 2014 Benito Lara y Aristides Valencia, líderes partidarios que luego ocuparían cargos ministeriales, hablaron de un pacto electoral y de otorgar líneas de crédito a los pandilleros.

El facilitador de la ONU, el embajador mexicano Benito Andión, se pone de pie al ser presentado por el presidente Sánchez Cerén. A su derecha, el subsecretario de Asuntos Políticos de la ONU, Miroslav Jenca. Foto FACTUM/Salvador Meléndez

En su discurso presidencial, Sánchez Cerén presentó al diplomático mexicano Benito Andión como el enviado por la Secretaría General de la ONU para mediar en los diálogos que promoverá el gobierno para la llamada segunda generación de acuerdos de paz. Andión, para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz de 1992, participó en la misión de ONUSAL, comentó el presidente.

Andión no quiso dar declaraciones al cierre del evento.

Sánchez Cerén hizo otros anuncios como la adición de la “cultura de paz” como contenido curricular en las escuelas del país. Y señaló que pronto se va a promover la discusión de una Ley de Reconciliación y reparación integral para las víctimas del conflicto armado. No dejó de hablar de las instituciones nacidas de los Acuerdos de Paz, como la Policía Nacional Civil, a la que calificó de fundamental para los cambios democráticos en El Salvador, aunque ignoró por completo los casos de abusos y ejecuciones extrajudiciales a manos de policías, además de desapariciones forzosas en 2014 (en este caso por militares de la Fuerza Armada de El Salvador) recién reconocidas por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

*Con reportes de César Castro Fagoaga.

¿TE HA GUSTADO EL ARTÍCULO?

Suscríbete al boletín y recibe cada semana los contenidos en tu email.