En el centro de San Salvador, dos ancianos comparten pastillas falsificadas de vitamina C como única herramienta contra el Covid-19. Ninguno se ha enterado de cómo prevenir la enfermedad, que afecta en especial a los mayores de 60 años.
Foto FACTUM/Salvador Meléndez
Parque Libertad, San Salvador. Manuel Cinco, de 94 años, comparte una tableta de vitamina C con su amiga, Ana María Fuentes, de 65 años, mientras ambos ven pasar el tiempo sentados en una de las jardineras del Parque Libertad. Es la tarde del lunes 16 de marzo: ninguno sabe que a partir de este martes las plazas de San Salvador amanecerán cerradas por el coronavirus.
Cinco tiene en sus manos un sobre con pastillas. Es medicamento falsificado que emula las que fabrica la marca MK. Esta es la única arma de estos ancianos contra el coronavirus. Al preguntarles porqué no usan mascarillas, responden: “estamos esperando que el gobierno venga a repartir”.
Viven en los mesones del Centro Histórico de San Salvador y de la pandemia del coronavirus Covid-19 conocen poco, a pesar del bombardeo mediático digital que corre cada minuto como pólvora. Las órdenes ejecutivas del presidente Bukele, vía Twitter, no son leídas por Manuel y Ana María. Ninguno tiene un smartphone.
Los mayores de 60 años, según la Organización Mundial de la Salud, es la población más vulnerable y con la tasa más alta de mortalidad por el coronavirus Covid-19.
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