Hacer énfasis en separar Estado e Iglesia no debería ser un problema en pleno siglo XXI. Sin embargo, las cúpulas fundamentalistas siguen entrelazadas con los principales actores políticos, de maneras que no siempre son evidentes a primera vista. “The Family”, una miniserie documental de Netflix, hunde los colmillos en una de las organizaciones religiosas con mayor influencia en la política estadounidense y del mundo.
Dirigida por Jesse Moss, este estreno está basado en la serie de libros “The Family”, de Jeff Sharlet, y ofrece una mirada desde adentro al fundamentalismo cristiano en Estados Unidos, sus intrincadas conexiones con el poder y la influencia que llegan a extender más allá del país norteamericano.
A través de conexiones políticas y de negocios, La Familia logra inmiscuirse en asuntos de Estado para marcar agenda política desde visiones conservadoras, a nivel tanto de los Estados Unidos como internacionalmente. Aquellas personas que apoyan su agenda y cometen indiscreciones gozan de una protección sin paralelos, vistos no como responsables de sus actos, sino como aliados imperfectos a perdonar.
Una mirada apresurada haría parecer a este documental una teoría conspiratoria, pero todo lo que en él se afirma está fundamentado. El documental alterna entrevistas, documentación y dramatizaciones para explicar la historia, jerarquía en influencia actual de La Familia. El director Jesse Moss accede incluso a participar en uno de las células de la organización. Se recurre a múltiples integrantes de la red en distintos rangos y orígenes, con transparencia y vulnerabilidad.
Resulta tentador pensar que “The Family” exagera el control que tiene el fundamentalismo religioso sobre toda la derecha estadounidense. Esa sería una generalización injusta. En cambio, lo que resulta evidente es la influencia que grupos similares son capaces de desplegar cuando se acercan de manera estratégica a quienes hacen las leyes, justificando con una religión distorsionada jerarquías desiguales en la sociedad.
Este es un documental necesario en el panorama político actual, donde el número de gobiernos liderados por la derecha empiezan a desdibujar las líneas entre Estado e Iglesia, barreras que de llegar a desaparecer completamente, ponen en peligro no solo los mecanismos democráticos de participación, sino el bienestar de las personas bajo estos gobiernos si no se someten a un código moral o religioso impuesto a la fuerza.
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