Surf y víveres, el debate de los candidatos en el país de los muertos

Los candidatos más cercanos a ganar las elecciones presidenciales de febrero de 2019 siguen cómodos. Las estrategias para reducir las muertes por la violencia no aparecen en sus propuestas. Ninguno de los candidatos más fuertes estuvo en la presentación del Informe de Desarrollo Humano sobre la juventud salvadoreña. Ninguno dio la cara ante el Consejo de Seguridad Ciudadana para trazar soluciones para que los muertos dejen de ser materia prima. No llegaron ni al primer Encuentro Nacional Anticorrupción. En cambio, los presidenciales se pelean por quién creó primero una propuesta para el surf y compiten por quién da más ayuda electorera a los afectados por las lluvias que han afectado a buena parte de El Salvador. 

Foto FACTUM/Salvador Meléndez


Cuatro días antes de que lo mataran, Ricardo Cortez se casó con su novia. Trabajaba como colaborador en un taller de carpintería metálica en San Salvador. La tarde de su asesinato, estaba pintando hierro sobre la décima avenida y la calle Buenos Aires del centro. Andaba unos jeans grises, una camiseta salmón y una gorra gastada. Tenía 27 años. El asesinato de Ricardo pronto mutó en una de esas cifras de homicidios con que juegan las autoridades y los políticos.

Los jóvenes salvadoreños son las principales víctimas de la violencia en un país de mayoría joven. Más de la mitad de la población tiene entre 15 y 29 años. Pero ser más en cantidad no equivale a gozar de mejor protección. Al contrario, ser joven en El Salvador aumenta la probabilidad de morir de forma violenta. El Informe de Desarrollo Humano de 2018 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) establece que más jóvenes mueren como víctimas de homicidio que por otras causas. Y, por otro lado, más o menos la mitad de la población carcelaria es joven.

El PNUD El Salvador creyó necesario hablar de los jóvenes, pero más que todo de lo que ofrece este país a los jóvenes: ser víctimas o victimarios. Ese es el dilema actual. El programa presentó su informe el pasado 20 de septiembre en San Salvador. Asistió el presidente Salvador Sánchez Cerén y algunos delegados. Hubo discursos del programa y del gobierno. Pero, aunque estaban invitados, los candidatos a la Presidencia de la República no asistieron. Ni Nayib Bukele, de GANA; ni Carlos Calleja, de Arena; ni Hugo Martínez, del gobernante FMLN, estuvieron presentes para conocer el informe. Delegaron un asunto vital del país a sus candidatos a vicepresidentes.

De haber ido, los candidatos se hubieran enterado de que, por ejemplo, las tasas de muertes de jóvenes por enfermedades, accidentes de tránsito, suicidio, complicaciones en el embarazo y en el parto y otras causas, todas juntas, no superan la tasa de homicidios contra jóvenes. Los datos retomados de estadísticas de 2014 y con tendencias estables hacia 2018 perfilan un El Salvador asesino de su juventud.

El PNUD El Salvador, a la luz de su informe, considera que son necesarias nuevas políticas públicas “para acelerar logros en favor de la juventud”. Los principales personajes que quieren tomar las riendas del país desde junio de 2019 y que van a una elección popular el próximo 3 de febrero no se interesaron ni siquiera en aparecer en el evento. “La presentación del informe (…) siempre ha convocado a multiplicidad de actores y sectores sociales, con el fin de dar a conocer los resultados de la investigación y sus propuestas, así como incidir en el diseño de políticas públicas. El informe 2018 propone invertir más en la juventud y empoderarla, para que el país alcance el desarrollo humano alto”, respondió esta oficina de Naciones Unidas a Factum ante la pregunta de cuál fue el objetivo de invitar a los candidatos presidenciales.

Pero no ha sido el único desplante de los candidatos presidenciales. Ninguno atendió la convocatoria que hizo el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana a un conversatorio, con ellos como protagonistas, para hablar de las perspectivas de la seguridad pública en el país. El conversatorio se hizo cuatro días después de la presentación del informe del PNUD en El Salvador. De todos los candidatos, solo participó Josué Alvarado, del partido Vamos. Otra vez, ni Bukele, ni Calleja ni Martínez estuvieron presentes. Otra vez, delegaron a sus candidatos a vicepresidentes para que fueran ellos quienes expusieran sus puntos de vista sobre la seguridad pública.

Los salvadoreños tienen la certeza -porque sufren de forma directa- de que la inseguridad es un problema recurrente y es el principal o el segundo más preocupante en este país, en competencia con la pésima economía, en específico el desempleo y el reducido poder adquisitivo. La mayoría de encuestas de opinión ciudadana elaboradas por universidades, organizaciones sociales y medios de comunicación coinciden en que la percepción de inseguridad es la piedra en el zapato de las recientes administraciones presidenciales. Y las políticas públicas que se han decidido desde los gobiernos y que han sido operadas de forma explícita y a veces clandestina: mano dura, súper mano dura, la tregua con pandillas y hasta las ejecuciones extrajudiciales no solo no han resuelto el problema de la inseguridad, sino que han empoderado a las pandillas. Al punto de hacer política con la muerte.

Los acercamientos que los partidos Arena y FMLN tuvieron con las pandillas para las elecciones presidenciales de 2014. El pacto con pandillas que hizo la Alcaldía de San Salvador gobernada por Nayib Bukele entre 2015 y 2018 para tener paz en el centro de la capital. Los negocios de pandilleros con otros alcaldes. Todo ha servido para crear conciencia en las pandillas de que pueden lograr grandes tratos políticos con los homicidios como moneda de cambio.

Los candidatos presidenciales tampoco asistieron al Primer Encuentro Nacional Anticorrupción al que estaban invitados. El evento ocurrió a finales de agosto. Bukele, Calleja y Martínez dejaron sus sillas vacías con el letrero de reservado y, una vez más, delegaron a sus candidatos a la vicepresidencia dar la cara ante los organizadores. El encuentro, inédito, fue organizado por la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía General, la Procuraduría General, la Corte de Cuentas, el Instituto de Acceso a la Información Pública y el Tribunal de Ética Gubernamental.

Foto general de un grupo de sillas vacías donde podrían haberse sentado los candidatos presidenciales de los partidos políticos contendientes para las elecciones de 2019 en El Salvador. Delegaron a sus candidatos a la vicepresidencia para hablar sobre corrupción.
Foto FACTUM/ Salvador MELENDEZ

El presidente del Consejo Juvenil de la Embajada de Estados Unidos en El Salvador, Erick Iván Ortiz, cree que las ausencias de los candidatos presidenciales en foros que tratan temas de relevancia para el país no son casualidades. El problema de los homicidios “es polarizante”, dijo Ortiz, “es una problemática para la que antes se ha prometido mucho y en la que los consensos nunca terminan de concretarse en resultados satisfactorios”. Tarde o temprano, para Ortiz, los candidatos van a tener que salir de su zona de confort: “Es una actitud un poco temerosa. Pero son cuatro meses en los que las candidaturas deben ir desarrollando sus propuestas para el país. Creo que lo irresponsable sería que al final de la campaña no tuviéramos planes de gobierno con sustancia y acciones claras para resolver las problemáticas más urgentes por quedarnos encerrados en discusiones estériles y superficiales”.

Los candidatos presidenciales han preferido ignorar el problema de los homicidios y de las pandillas y, con las palabras de Ortiz, se sienten más cómodos con otros temas más superficiales. Como el surf. La semana pasada, la fórmula presidencial de Arena, Carlos Calleja y Carmen Aída Lazo, presentaron, entre otras, una propuesta para fomentar el turismo en las playas salvadoreñas a través del surf. El proyecto se llamaría Ola Turismo. Nayib Bukele entonces recordó que tenía, desde antes que la de Arena, su propia propuesta para explotar, también, el turismo mediante el surf en El Salvador: Surf City. La conmoción en las redes sociales, con protagonismo de las cuentas falsas y seguidores partidarios, se enfocó en quién fue el primero que dijo surf.

Esa la fue la primera discusión pública a solo días de haber empezado, de manera oficial, la campaña para las elecciones de 2019.

Pero el debate de profundidad sobre el surf sufrió una pausa brusca por las lluvias causadas por una tormenta tropical el fin de semana del 6 y 7 de octubre. El surf pasó a un segundo plano y fueron las lluvias las que se adueñaron de la agenda proselitista. El FMLN, en un desafío a la naturaleza, hizo el sábado pasado la carrera de la antorcha de la victoria, que terminó apagada en un tramo por la lluvia. Calleja, mientras tanto, anunció la suspensión del evento inicial de la campaña arenera, que iba a ser el domingo en Izalco. El candidato dijo que iba a trabajar con la dirigencia del partido para ayudar a las personas afectadas por las lluvias y que no era momento para hacer campañas electorales. Entregó víveres en bolsas con su nombre y la bandera de su partido, Arena.

Bukele, sin embargo, insistió en su agenda de hacer el primer mitin de campaña en La Unión. Y entonces surgió la batalla de las fotos de los víveres. Arena y Calleja se volcaron a aparecer en fotos con mapas de El Salvador haciendo ver que diseñaban una estrategia y luego aparecieron dando víveres en San Miguel a personas afectadas por las lluvias. Mientras que en las fotos en las redes sociales de Nuevas Ideas -en respaldo de Bukele- había camiones con víveres para repartir a los habitantes de La Unión y San Miguel. Y así, una tras otra imagen para convencer del voto través de los víveres. Miguel Pereira, el alcalde de San Miguel por el FMLN, no se quedó atrás. Hizo lo suyo por su partido. Mostró fotos en sus redes sociales de cómo estaba ayudando a los afectados de su municipio. Más tarde empezó el mitin de Bukele bajo el cielo nublado. Enunció promesas tradicionales de políticos sin decir cómo se cumplirán. Un aeropuerto, escuelas sin suelos de tierra y con techos, combate a la corrupción. Al final, fotos panorámicas para presumir, como lo hace el FMLN y Arena en cada evento de tarima, que miles de personas apoyan la candidatura.

El domingo cerró. Las autoridades y los cuerpos de socorro dieron cuenta de dos personas muertas por las lluvias, una persona desaparecida, diez lesionados, 337 casas inundadas y 569 personas albergadas (al cierre de esta nota, el lunes 8 de octubre por la mañana, la cifra de fallecidos había subido a tres personas). Por la noche del domingo, hubo un foro en el Canal 12 con candidatos a la vicepresidencia. El Salvador sigue siendo el país de los muertos. Tiene una de las tasas más altas de homicidios en América Latina. Y compite por estar entre los cinco países más asesinos de niños y jóvenes en el mundo. Mientras tanto, los candidatos a gobernar aún pasan del tema.

Cuando Ricardo vio a sus asesinos bajarse de un carro y dirigirse contra él, quiso correr para escaparse, según la Policía. Pero las balas corrieron más rápido. Le entraron por la espalda. Quedó boca abajo sobre la acera. Eran las 4 de la tarde del 2 de agosto de 2018. El domingo 29 de julio, cuatro días antes, había estado celebrando su boda. El crimen sigue impune.

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