Foto FACTUM

Foto FACTUM/Salvador Meléndez

Carlos Calleja anunció la noche del 3 de febrero que dejará de encarnar al personaje que ha interpretado desde hace cuatro años, el de aspirante a la presidencia del país, para volver a su vida de siempre: sus empresas y  la fundación de su familia, las que había abandonado meses antes de ser juramentado como el candidato de ARENA.

El anuncio lo hizo en una conferencia, la única que dio en toda la jornada electoral, en la que reconoció la ya irreversible victoria de su oponente, Nayib Bukele, quien se impuso con el 53.8 % de los votos (1,265,993) cuando ya había sido escrutado casi el 90 % de las actas. La coalición de derecha a la que representaba, Alianza Nuevo País, se quedó apenas con el 31.5 % (743,084) de los votos. Eran casi las 10 de la noche.

“Como alguien que respeta la institucionalidad de este país, reconocemos los resultados de esta elección y vamos a llamar al presidente electo para desearle la mejor suerte en los desafíos y retos que enfrentamos para el bien de todos los salvadoreños”, dijo Calleja, quien lucía sereno ante el resultado.

Carmen Aída Lazo, la candidata a la vicepresidencia, se esforzaba por contener las lágrimas.  “En este momento no hay palabras”, dijo la académica para excusarse de cualquier declaración al final de la jornada.

Durante el día, Carlos Calleja pasó por una montaña rusa. Al mediodía, después de votar en el pabellón 1 de Centro Internacional de Ferias y Convenciones  (CIFCO) y volar en helicóptero hacia San Miguel,  dijo a un grupo de periodistas que estaba confiado en triunfar en ese departamento y, tras ello, coronarse en primera vuelta como el nuevo presidente de El Salvador.  A las 7 de la noche, en una nueva breve intervención ante los medios, dijo que  la esperanza estaba fundada en lograr que el rival no superara el 50 % de los votos y forzar a una segunda vuelta. Solo dos horas después, la fe se había esfumado por completo.

A pesar de que Calleja no reconoció el fracaso sino hasta después de las 9 de la noche, el diputado Norman Quijano, candidato presidencial por ARENA en 2014, ya expresaba palabras de resignación cuando el reloj marcaba las 8. En su intervención, el también derrotado aspirante a la presidencia pidió  a la dirigencia y a los diputados de ese partido de derecha que acuerpara a Calleja.

“Solamente el que lo ha experimentado puede entender lo que sucede al subir a una tarima cuando medio mundo te abandona y tenés que salir con toda la entereza a dar la cara”, comentó.

En la conferencia, Calleja agradeció a los votantes, a su familia y a su compañera de fórmula.  Para él, un hombre que ha vivido buena parte de su vida en Estados Unidos, la candidatura presidencial fue un aprendizaje que, según dijo,  le permitió conocer un territorio que hasta entonces le era desconocido. Durante la campaña, Carlos Calleja descubrió la pobreza.

“Hay dos El Salvador. Yo vivo en San Salvador y a veces salgo de mi casa en la mañana y veo torres altas, edificios de lujo, pero al salir de San Salvador, y este recorrido que me he echado el último año y medio, he visitado los cantones más pobres donde todavía veo bebés en sus calzoncillos, caminando sin zapatos, llenos de tierra, con pancitas infladas por falta de nutrición”, dijo el 7 de octubre de 2018, cuando recién arrancaba la campaña, según consignó el periódico La Prensa Gráfica.

Calleja no pudo permanecer mucho tiempo ante ese ejército de cámaras. Duró menos de 10 minutos. Abandonó el salón para dar paso a Mauricio Interiano, presidente del partido Arena, quien anunció que convocará a una conferencia de prensa durante los próximos días para dar detalles sobre el futuro de la dirigencia del partido. El anuncio vendrá cargado de cambios, adelantó.

Cuatro correligionarios siguieron entonando con tristeza el himno de la campaña de Calleja. Este, mientras tanto, desapareció entre los aplausos de sus simpatizantes,  el último acto de este breve paréntesis en su vida de empresario.

Mauricio Interiano, presidente del COENA, acompañado de otros miembros del Comité, durante la conferencia de prensa, donde aceptaron la derrota en las elecciones presidenciales.
Foto FACTUM/ Salvador MELENDEZ