Contención, mitigación y recuperación económica de la crisis por Covid-19

Frente a los efectos de la pandemia del Covid-19 en la economía salvadoreña, es necesario que el Estado proponga un plan económico anticrisis. Aquí expondré algunas ideas para tal plan. ¿Qué hacer? Podré parecer exagerado o radical; sin embargo, es mejor pecar de exceso y no de escasez. Advertencia: no se discute la cuestión del cómo llevar a cabo dichas medidas o su financiamiento. Eso puede ser debatible en otro momento.

Primer argumento: los efectos negativos en la producción, precios, empleo, demanda y consumo privado, entre otros, son reales y pesimistas. Por ejemplo, la esperada caída del volumen de la actividad económica de sectores como el comercio, transporte y almacenamiento, actividades de alojamiento y de servicio de comidas. En 2018, se registraron 1,513,652 personas asalariadas. En el Seguro Social se registraron, ese mismo año, 671,844 cotizantes. Solo el sector de restaurantes se verá afectado por el cierre de sus operaciones. Ellos dicen que tienen una planta de personal de 25,000 personas.

Otra historia se da en el llamado sector informal, una mayoría de personas dedicada a actividades de servicios que por su diversidad pueden ser medianas, pequeñas, micro y de subsistencia. La población ocupada tiene a los trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados y los trabajadores no calificados como los grupos más grandes. Existen además al menos 800,000 personas mayores de 60 años.

Finalmente, la pobreza multidimensional de los hogares, según la EHPM 2018, señala amplias carencias; por ejemplo, hacinamiento de un 40.9 por ciento de los hogares, subempleo e inestabilidad en el empleo de 61.9 por ciento, falta de acceso a seguridad social en un 68.5 por ciento, falta de acceso de servicios de salud en 9.1 por ciento, falta de acceso al agua potable en un 19.8 por ciento y falta de acceso de saneamiento en 42.6 por ciento.

Segundo argumento: los gobiernos de importantes países han lanzado planes, paquetes, estímulos y medidas de ayuda económica frente a la crisis. Por ejemplo, Alemania propone liquidez ilimitada a las empresas. Al menos serán 500,000 millones de euros. España propone un plan de choque que representa el 20 por ciento de su PIB, inédito. En el Reino Unido, reacio al gasto, su gobierno ha propuesto un estímulo fiscal de 34,300 millones de euros. Italia aprueba ayudas de hasta 25,000 millones de euros. Incluso Estados Unidos propone un estímulo de 850,000 millones de dólares con medidas tales como entregar cheques por 1,000 dólares a las personas.

Tercer argumento: este gobierno, caracterizado por la hiperactividad, prefiere la eficacia por sobre la eficiencia, con mermados efectos positivos. Junto al anuncio del primer caso de contagio también se han dado cinco medidas económicas. Suspensión de pagos de servicios básicos y otros como alquiler, congelamiento de cobros de todo tipo de crédito a las personas afectadas directamente. Se anunció además una línea de crédito para empresas afectadas. Es probable que esta extraordinaria coyuntura defina la presidencia del señor Bukele.

Propongo algunas ideas sensatas, y otras bizarras, para un plan de contención y mitigación de la crisis económica que se avecina, junto a un par de ideas de reactivación.

Entre otros objetivos económicos, se debe proteger a las personas y familias; ayudar a las empresas, Mypes preferentemente; contener el choque negativo en las variables reales de producción, precios, empleo y consumo de hogares; y proveer al Estado de una amplia capacidad financiera.

Proteger a las personas y familias hoy.

Ampliar el monto de subsidio de agua, energía eléctrica y gas. Además, ampliar el rango de consumo subsidiado temporalmente a todos los sectores por al menos tres meses.

No cobro de intereses, multas, penalizaciones o cualquier cobro administrativo en todos los instrumentos o contratos financieros de personas y empresas por tres meses.

Canasta alimentaria (cupón o transferencia monetaria) para el grupo familiar de estudiantes matriculados en el sector público.

Cupones de comida y agua para personas de más de 60 años en condición de vulnerabilidad socioeconómica y de salud.

Albergues temporales públicos o comunitarios de grupos de adultos mayores vulnerables sin trabajo formal, incluso en situación de indigencia o pobreza.

Canasta de comida a madres solteras o cuidadoras o responsables de infantes sin empleo formal, según un censo municipal ad hoc.

Nacionalización de embotelladoras de agua y de flota de pipas privadas para atajar la insalubridad y gestar campañas locales de abastecimiento de agua.

Ayudar a las empresas hoy y cuando pase la emergencia.

Proscribir los “quedan” para Pymes, aumentar el porcentaje de compras del Estado, pago de salarios caídos por cierre a planillas de empleados por tres meses escalonado en 30 por ciento, 50 por ciento y 80 por ciento a salarios menores de 500 dólares.

Proveer al Estado de una amplia capacidad financiera para enfrentar la crisis y la recuperación.

La crisis afecta la producción y el empleo, en la dolarización con precios deflacionarios endémicos y mínimo crecimiento económico, con excesos de liquidez de tipo espurio y poco margen fiscal. Se debe echar mano de la política monetaria, un recurso soberano y legítimo de la sociedad.

Hoy es urgente una reforma monetaria que tenga como objeto una transición de una dolarización hard hacia una dolarización soft.

Aplicar un bimonetarismo focalizado, regulado y supervisado mediante la inyección controlada entre 1 por ciento y el 2 por ciento en la masa de billetes y monedas en colones a la economía con un valor paritario respecto del dólar (poner a nivel el valor de colón con el del dólar). Microganancias de señoreaje a favor del BCR. Ello resultaría en 623.28 millones de dólares anuales y 53 millones en promedio mensual que pueden ingresar al fondo de “prestamista de última instancia” del Banco Central de Reserva (BCR), donde una proporción puede moverse para financiar un fondo de emergencia).

Aplicar bimonetarismo entre 5 por ciento y 10 por ciento a las remesas anuales que representan entre 252.15 millones y 504.3 millones de dólares, con un promedio mensual entre 21 millones y $42 millones de dólares, para constituir reservas a favor del Fondo de prestamista de última instancia (PUI), para asegurar una reconstitución de las reservas en dólares.

Capitalización de un fondo de emergencia vía Banco Hipotecario-Bandesal- BCR financiado inicialmente con 200 millones de dólares del Banco Centroamericano de Integración Económica, del Banco Interamericano de Desarrollo o del Fondo Monetario Internacional (habría que explorar más recursos por la vía del bimonetarismo) que puede ser utilizado para los programas del gobierno central.

Se cuenta que en 1971 Richard Nixon, presidente de Estados Unidos, en medio de una crisis económica y con Milton Friedman como asesor, dijo: “Ahora somos todos keynesianos”. La acción del Estado en la economía es vital. Todo dependerá de qué objetivos persiguen y cómo lo lograrán. Incluso a costa de los prejuicios ideológicos de los gobernantes de turno. Por cierto, Keynes sí afirmo: “A largo plazo, todos estaremos muertos”.


*Willian Alirio Martínez es economista y estudiante de Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas.

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