Los mismos de siempre

Dos investigaciones periodísticas, una de Revista Factum y otra de El Faro, han profundizado en los vínculos que existen entre el presidente Nayib Bukele y los entornos de José Luis Merino, el “Comandante Ramiro” del FMLN, y Herbert Saca, dos de los operadores políticos más influyentes en la última década y ligados ambos con grupos sospechosos de delitos que van desde el lavado de dinero hasta el narcotráfico, pasando por actos de corrupción.

El 11 de septiembre pasado, Factum publicó un extenso reportaje en el que reveló que Bukele recibió, en 2013, 1.9 millones de dólares de una empresa financiada por Alba Petróleos de El Salvador (Albapes), la filial salvadoreña alimentada con dinero de PDVSA, la estatal petrolera venezolana.

La empresa de la que Bukele recibió dinero es Inversiones Valiosas (Inverval), financiada en 2013 casi en su totalidad con dinero proveniente de Albapes. Inverval es una de las 23 compañías que la Fiscalía General allanó entre el 30 y el 31 de mayo pasados como parte de una investigación por lavado de dinero al consorcio de Albapes.

Bukele aceptó que había recibido el dinero y se excusó diciendo que, en 2013, “no era mala palabra” hacer negocios con Albapes. El 20 de agosto pasado, sin embargo, Bukele había cuestionado al FMLN por haber utilizado dinero de otra empresa del entorno de Albapes como contragarantía de una fianza para el pago de la deuda política.

Los dos hombres fuertes detrás de Albapes, desde su fundación en 2006, han sido los hermanos José Luis y Sigfredo Merino. El primero fue comandante guerrillero del FMLN y, durante las administraciones del partido de izquierda en el Ejecutivo, el principal vínculo político con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Caracas.

José Luis Merino apoyó, en un principio, la posible candidatura de Bukele a la presidencia por el FMLN, según me lo confirmaron tres exmiembros de la cúpula de ese partido político cuando los entrevisté para elaborar una nota sobre el pleito en el seno efemelenista por los dineros de Alba Petróleos.

Pero no son solo los dineros de Albapes los que juntan a Bukele con Merino. Es también la relación del actual presidente con Erick Vega, un médico que fue mano derecha del “Comandante Ramiro” y estuvo relacionado con varias de las empresas del consorcio. Vega fue, también, el nexo entre Merino, Albapes y el empresario Enrique Rais, acusado de actos de corrupción en la Fiscalía y prófugo de la justicia.

El 19 de septiembre, El Faro publicó otra investigación, esta sobre el financiamiento que Bukele recibió de personas cercanas al entorno de Herbert Saca, el operador político que se empoderó durante el quinquenio de su primo, Antonio Saca, y que luego recibió dinero público del expresidente Mauricio Funes para sobornar diputados, según otra nota periodística de Factum.

Herbert Saca tuvo, además, nexos con algunos de los líderes de la banda de narcotraficantes Los Perrones en el oriente del país, como lo revelé en “Infiltrados”, el libro que publiqué en 2014 sobre la corrupción en la Policía Nacional Civil. Hasta la fecha, la Fiscalía salvadoreña no ha abierto expedientes de investigación contra Herbert Saca, aunque él sí fue perfilado por la inteligencia policial en 2010 como sujeto de interés por posibles vínculos con el crimen organizado.

José Luis Merino sí tiene una investigación abierta en la Fiscalía desde los días en que su nombre apareció relacionado con el tinglado de tráfico de armas para la guerrilla colombiana en 2007, pero ese expediente es solo papel. En Estados Unidos, el “Comandante Ramiro”, su hermano y Vega sí son sujetos de interés, según me lo han confirmado dos agentes federales en Washington.

Merino y Saca son dos de los mismos operadores políticos de siempre desde hace unos 15 años. Ellos son parte de los mismos de siempre. No es buena noticia para el presidente Bukele, ni para el país, que sigan metidos en los pasillos más privilegiados del poder.

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