Cómo un exalcalde podría tumbar al presidente de Honduras

Alexander Ardón, exalcalde del municipio hondureño El Paraíso, es la clave para entender la debacle política de Juan Orlando Hernández. Ardón, el narco convertido político, ha declarado en Estados Unidos que fue socio del hermano del presidente y que financió las campañas de JOH con dinero del narcotráfico.

Foto/Peg Hunter (Creative Commons)


El nombre del exalcalde que podría hacer caer al presidente de Honduras Juan Orlando Hernández aparece por primera vez en la página ocho de lo que podría describirse como una de las más asombrosas condenas que haya hecho el Departamento de Justicia de Estados Unidos contra un partido político extranjero.

El documento —un in limine, locución latina que significa “en el umbral”— es un resumen de la evidencia aportada para el juicio contra Juan Antonio “Tony” Hernández, hermano del presidente hondureño, en el Distrito Sur de Nueva York. En ese informe, los fiscales afirman que el exalcalde, a quien identifican únicamente como CW-3, se reunió con el acusado en 2008.

Para ese entonces, Tony ya estaba metido hasta el cuello en el tráfico de drogas, y utilizaba la posición en ascenso de su hermano en el Partido Nacional para proteger y promover su propia empresa narcotraficante, como afirma el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés). Esa reunión marcó también el comienzo de la incursión del alcalde en la política nacional.

Amílcar Alexander Ardón Soriano, también miembro en ascenso del Partido Nacional, se había lanzado para la reelección como alcalde de El Paraíso, Copán, una pequeña población cerca de la frontera con Guatemala, e importante corredor del tráfico ilegal. Fue allí donde pasó de ladrón de ganado a lechero, y más adelante a capo, haciendo de puente entre narcos colombianos y mexicanos.

Según un agente de inteligencia de la policía que habló con InSight Crime bajo condición de anonimato, Ardón había instalado cámaras en las entradas del pueblo y había puesto guardias privados armados en puntos de inspección para asegurarse de controlar quién entraba y cuándo.

Amilcar Alexander Ardón Soriano. Foto/InSight Crime

Durante la reunión en 2008, Tony le hizo una propuesta al alcalde: aportar dinero a la campaña de su hermano en el Partido Nacional, quien se había lanzado a la reelección en el Congreso, y a la del entonces candidato presidencial Porfirio Lobo. A cambio, Tony le daría protección a Ardón y a su red de narcotráfico, conocida como “Cartel Álex” y “Cartel AA”, y nombraría a sus parientes en altos cargos en el gobierno.

Ardón aceptó, y los dos comenzaron una relación que se extendió por años y que hoy podría acabar con la presidencia de Juan Orlando Hernández. Aunque el DOJ mantenga su política tradicional de abstenerse de abrir procesos contra presidentes en ejercicio, los hondureños pueden exigir la renuncia de Hernández.

Según se lee en el documento del DOJ, luego de la entrevista con Tony Hernández, Ardón envió US$1 millón de ganancias obtenidas de la droga a la residencia de Lobo en Tegucigalpa. Posteriormente, el alcalde se reunió con Juan Orlando Hernández —identificado como CC-4 en el documento, mientras que Porfirio Lobo es CC-3—, donde este confirmó que habían recibido el dinero, así como nuevas garantías sobre el trato al que había llegado con Tony.

“Con base en esas garantías, en presencia de CC-4, CW-3 envió otro US$1 millón de ingresos del narcotráfico a la residencia de CC-3”, relata el documento del DOJ.

En noviembre de 2009, Lobo obtuvo 1.213.695 votos, 56 por ciento de la votación general, y con ellos, la presidencia. Hernández obtuvo 49.653 votos, casi la mitad de los votos contados en su estado de Lempira, y así fue reelegido como diputado. Y Ardón tuvo 8.480, o 94,7 por ciento de la votación para su reelección como alcalde.

Luego de las elecciones, Juan Orlando Hernández presuntamente se reunió de nuevo con Ardón para pedirle que le ayudara a sobornar a otro congresista, con el fin de posibilitar su designación como presidente del órgano legislativo. Ardón lo hizo, relata el DOJ, y Hernández fue elegido presidente del Congreso, lo que allanó el camino para su eventual campaña presidencial.

Entretanto, las partes cumplieron sus promesas. Ardón y Tony comenzaron a trabajar de manera concertada. Con la ayuda de Ardón, Tony pasó de ser facilitador a traficante, y a marcar sus iniciales en su cocaína. Tony protegía las operaciones usando sus conexiones en el ejército y la policía.

Entre 2010 y 2012, continúa el DOJ, Ardón y Tony transportaron varios cientos de kilos de cocaína del este al oeste de Honduras “una o dos veces al mes”, usando helicópteros o “vehículos cargados de cocaína”. Tony le dijo a Ardón que no se preocupara, que él tenía acceso a la policía y a la información de los radares, por lo que sus cargamentos no serían interceptados. Y en efecto no lo fueron.

Lobo además designó al hermano de Ardón, Hugo, como director del Fondo Vial, el organismo encargado de la regulación, el mantenimiento y la contratación de carreteras, y este comenzó a otorgar contratos del gobierno a Ardón y otros narcotraficantes aliados en todo el país, como la conocida organización narcotraficante de Los Cachiros, que operaba desde el noreste de Honduras.

En todo ese tiempo, la fama de Ardón creció, igual que su poder. En 2010, hizo construir un helipuerto sobre un edificio de la alcaldía recién erigido, que guardaba una sospechosa semejanza con la Casa Blanca (y supuestamente era una forma de burlarse de las autoridades estadounidenses). Funcionarios del gobierno de Honduras declararon a InSight Crime que Ardón usó su control casi total del área para recibir a algunos de los más sonados nombres del narco, entre ellos Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, quien supuestamente voló a la población acompañado de un famoso grupo musical norteño.

“Soy el rey del pueblo”, se jactó en una entrevista con La Prensa.

La relación con Tony se estrechó aún más. Ardón le pidió que se deshiciera de un agente de policía que estaba metiendo las narices en sus asuntos, y Tony hizo transferir al agente. Posteriormente Ardón le pidió que le ayudara a asesinar a un rival que bloqueaba su camino hacia Guatemala; Tony habló con un “alto miembro de la Policía Nacional hondureña”, quien siguió y asesinó al rival, como señala el documento del DOJ. En 2013, Ardón devolvió el favor haciendo que un aliado narco dispusiera el homicidio de un traficante en custodia, de quien Tony sospechaba que podía suponer un riesgo para ellos.

En 2013, el inquieto Ardón se estaba convirtiendo también en un peligro. El entonces candidato presidencial Juan Orlando Hernández le recomendó a Ardón que no se lanzara nuevamente a la alcaldía. Para entonces, Estados Unidos había presionado a Honduras para que restableciera la extradición con su país como un mecanismo para perseguir a los narcotraficantes, y Hernández advirtió a Ardón que ya no podría protegerlo si seguía siendo una figura pública.

Ardón aceptó y se retiró de la política. También aportó US$1,5 millones de ganancias del narcotráfico a la campaña de Hernández, registra el DOJ, “incluido el pago de sobornos en efectivo a otros representantes de gobierno y el otorgamiento de favores a políticos locales”.

Pero Estados Unidos siguió presionando, y varios aliados claves de Ardón se entregaron a las autoridades estadounidenses —como hicieron Los Cachiros— o fueron capturados y extraditados. En 2016, Hernández pidió a uno de sus ministros que se reuniera con Ardón para informarle que iba a retirar a su hermano, Hugo Ardón, del Fondo Vial. Ardón de nuevo pidió y recibió garantías de que no sería extraditado, y aportó un millón de lempiras (alrededor de US$40.000) a la campaña de reelección de Hernández.

Sin embargo, los lazos se estaban rompiendo. La ola de traficantes extraditados a Estados Unidos acorraló a los hermanos Ardón, en particular a Alexánder. Algunos de Los Cachiros también habían mostrado que entregarse por voluntad propia, en lugar de esperar a ser capturados, podía recortar años de pena al declarar contra otros, como lo hicieron ellos en el caso contra Fabio, el hijo de Porfirio Lobo.

En 2018, un policía y pariente de Tony llamó a Ardón a preguntarle si eran ciertos los rumores de su supuesta entrega a Estados Unidos. Ardón, quien para entonces ya estaba en negociaciones para convertirse en lo que el DOJ llamaría CW-3, respondió que “aún seguía en Honduras”.

El 23 de enero de 2019, el DOJ anunció que Ardón había sido inculpado, y el 2 de agosto, Estados Unidos reveló su detallado sumario del caso contra Tony, el hermano del presidente Juan Orlando Hernández.


*Este artículo se publicó originalmente en InSight Crime y se reproduce con autorización. 

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