Three Billboards Outside Ebbing, Missouri: la historia de una antiheroína en busca de justicia

Mordaz. Irónica. Explosiva. Estos podrían ser los carteles de presentación de Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, película nominada a siete premios de la Academia, entre ellos el de Mejor Película y Mejor Actriz (para Frances McDormand). Coincidencia o no, la cinta llega en un momento político y social en Estados Unidos donde temas como el racismo o la discriminación de género parecen no solo estar en boga, sino que vuelven a ser delicados para la nación.


No es la historia de un crimen, sino más bien de cómo se sobrevive y se superan las secuelas de uno. Three Billboards Outside Ebbing, Missouri gira en torno a Mildred Hayes y su poco convencional búsqueda de justicia para el asesinato y violación de su hija, Angela. No es una heroína tradicional, pero tiene un traje de batalla, podría ser también una especie de versión femenina del típico western cowboy de Hollywood, pero no lo es.

Ser el centro de la película —para la actriz Frances McDormand— estaba pensado como tal en un personaje creado especialmente para ella, según ha afirmado el director de la cinta, Martin McDonagh. Y sin duda, Frances no decepciona con su interpretación, pues encarna con ferocidad y valentía a Mildred Hayes, una mujer de la clase trabajadora llena de dolor, remordimientos y con cierto dejo de culpabilidad por el asesinato de su hija, un crimen que sigue sin resolverse ante la parsimonia de las autoridades locales, acostumbradas a trabajar poco en un pueblo donde casi nada ocurre.

Su personaje está bien representado. Incluso ese overol —o especie de atuendo de mecánico que usa durante toda la película— refuerza la rabia que requiere. El overol es su uniforme de batalla, excepto por la bandana que usa en algunas escenas. Este es un guiño a las pandillas de chicanos de los años cincuenta en California, un guiño que se me hace un poco cliché.

Con sus diálogos mordaces cargados de ironía, muchas palabras soeces y comedia negra, la cinta refleja las falencias, abusos de poder y corrupción de la policía versus la lucha sin tregua de Mildred, que no descansará hasta conseguir la justicia que busca; una comunidad donde las apariencias siempre son importantes y la opinión fluctúa de bando a bando a conveniencia; o los medios de comunicación amarillistas que mantienen “informada” a la sociedad.

Coincidencia o no, la película llega en un momento político y social en Estados Unidos donde temas como el racismo o la discriminación de género parecen no solo estar en boga, sino que vuelven a ser delicados para la nación. Además, el personaje irreverente de Mildred pareciera trascender la pantalla e intentar revalorar a la mujer y su importancia en la industria cinematográfica hollywoodense, en medio de tantos escándalos de abuso sexual y cosificación de la mujer.

La puesta en escena de la historia resulta cautivadora de principio a fin. El director, Martin McDonagh, se inspiró en hechos reales, pero no se apegó estrictamente a ellos. La historia nos muestra un argumento intenso donde todos los personajes están en conflicto consigo mismos o con alguien más, convirtiendo la cinta en un campo de batalla verbal y físico; y poniendo de manifiesto la frágil paz social y los niveles bajos de tolerancia y empatía en que viven los protagonistas. Sin embargo, también hay pequeños momentos de bondad que intentan equilibrar la trama.

El manejo del tiempo en la cinta se manifiesta impreciso. No es vital mostrar en detalle cómo y cuándo sucedieron los hechos; lo que importa es que pasaron, lo que importa es que pasa mucho tiempo sin resolverse el crimen. Es ese carácter atemporal lo que hace que esta historia pueda ubicarse en cualquier época y evocar muchos otros casos sin resolver.

Cabe destacar también las actuaciones de Sam Rockwell y Woody Harrelson. El primero como Jason Dixon, el antagonista; y el segundo como Bill Willoughby, el moribundo jefe de policía que intenta mediar entre ambos y fungir como algo parecido a su conciencia. Ambos compiten por un Oscar y ya Sam tiene un Globo de Oro en su haber, como mejor actor de reparto.

Extrañamente, McDonagh no figura nominado como mejor director en la nonagésima ceremonia de los Oscar, a realizarse el 4 de marzo. De formación en teatro —primordialmente—, McDonagh ha sido criticado anteriormente por la crudeza de sus obras, tanto las de tablas como las de cine, así como por las escenas violetas o diálogos soeces, a lo que el director se defiende diciendo que todos hablamos así en algún momento de la vida.

En Three Billboards Outside Ebbing, Missouri vemos todo eso de nuevo. La carga bélica es equitativa al carácter de cada personaje. Sin embargo, McDognagh logra un balance de drama, suspenso y comedia negra que si bien no hará que la cinta llegue a  recaudar grandes cifras de taquilla alrededor del mundo, sí es muestra de un cine de calidad y con contenido original.

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