La huella del Oscar
Este próximo domingo 4 de marzo se llevará a cabo la nonagésima edición de la ceremonia de premios Oscar. La Academia de Cine de Hollywood ha nominado a nueve filmes que optan al galardón de “Mejor película del año”. Previo a la gran cita, Revista Factum comenta cada una de ellas en el siguiente especial. Nueve películas y nueve reseñas que profundizan en lo mejor que el cine ha producido en el último año, de acuerdo a los expertos.
The Shape of Water
The shape of water es, en términos de estética visual, la más poética de las películas de Guillermo del Toro, la mejor lograda. Nominada a trece óscares de la Academia —incluidos mejor director y mejor película— es la maduración de “El laberinto del fauno”, acaso la película que catapultó a Del Toro a la fama internacional.
Darkest Hour
En Darkest hour, el actor Gary Oldman nos regala su momento más portentoso al meterse en el pellejo del complicado primer ministro británico, Winston Churchill. Con seis nominaciones al Oscar, esta es una película que cuenta parte de la historia que puede leerse desde la escuela, en cualquier momento. Lo valioso es el cómo se cuenta.
Three Billboards Outside Ebbing, Missouri
Mordaz. Irónica. Explosiva. Estos bien podrían ser los carteles de presentación de Three Billboards Outside Ebbing, Missouri. Se trata de adjetivos que la han llevado a arrasar en la temporada de premios cinematográficos del último año. Coincidencia o no, la película llega en un momento político y social en Estados Unidos donde temas como el racismo o la discriminación de género parecen no solo estar en boga, sino que vuelven a ser delicados para la nación.
Dunkirk
A Dunkirk le falta lo que a Darkest Hour le sobra. Y viceversa. Una tiene la pulcritud fotográfica, el ritmo, un manejo de sonido espectacular y una puesta en escena magistral; la otra tiene los diálogos y la actuación, el temple de un histrión decidido a dejar su marca en la interpretación de un personaje corajudo. Si ambas pudieran fusionarse, The Shape of the Water no tendría oportunidad. Pero por sí solas, ambas películas que narran eventos circundantes de la “Operación Dinamo” (la evacuación de las tropas británicas acorraladas en la costa francesa, tras el acoso nazi entre mayo y junio de 1940) no pueden optar a la joya de la corona de los premios de la Academia: la categoría de Mejor Película.
Phantom Thread
Phantom Thread es la historia de un abrazo de amor, sofocante a veces, dulce otras, imprescindible para ambos involucrados casi siempre. Es uno de esos retratos íntimos de pareja en que todo está puesto al servicio de una trama romántica tejida con finos retazos sobre lienzos que no siempre son seda fina. Muestra la historia de Reynolds Woodcock, un diseñador que viste a las elites y la realeza europea en el Londres de los años 50, poco después de la Segunda Guerra Mundial. Cuenta el drama de su tórrido romance con Alma, una de sus modelos.
The Post
Con The Post, Steven Spielberg regresa al podio de las mejores películas y logra una atinada representación de las investigaciones periodísticas hechas por The New York Times en 1971, retomadas y magnificadas por el Washington Post, que permitieron revelar cómo el gobierno de Estados Unidos (con varios expresidentes involucrados -sí, Kennedy también) ocultó información sobre la guerra en Vietnam: el Pentagono sabía de antemano que la guerra estaba perdida pero no movió un dedo para revertirla. Hizo todo lo contrario.
Get Out
No estoy hablando de que huyan de El Salvador, aunque si cambiamos a la tribu blanca de Get Out –la película de Jordan Peele, que el domingo 4 de marzo podría ganar el Oscar– por la bandada de políticos salvadoreños en campaña, el panorama nuestro sería más aterrador que el de esta gran comedia negra. Y no lo digo por su director y protagonista, pero todos, absolutamente todos, tendríamos que huir de aquí.
Call me by your name
¿Cuándo fue la primera vez que nos enamoramos? Call me by your name, nominada este año a cuatro premios de la Academia —incluida la categoría de Mejor Película—, ilumina la memoria con un retrato luminosamente melancólico de nuestros más íntimos deseos y anhelos. Al final de todo, no es una película de amor. Es una película sobre el amor. Sobre la fuerza con que nos transforma, nos transmuta y nos abre a la vida. No es casualidad entonces que su historia florezca en verano, la estación donde todo se extiende y expande a la luz apasionada del sol. Visualmente es imposible no sentir la calidez del verano italiano, el vaivén del agua a nuestro alrededor, la pereza de las horas ociosas, lentas.
Lady Bird
Estoy enamorada de esta película, y como todo enamoramiento, solo le veo bellezas. No creo en la objetividad. Los seres humanos siempre tomamos partido y el mío está con Lady Bird. La cinta trata sobre una adolescente en su último año de colegio que quiere abandonar su natal Sacramento para irse a estudiar la universidad en Nueva York.Esa adolescente y sus conflictos existen, sin clichés ni cursilerías, provocando una empatía tremenda. Amigos y padres pueden verse reflejados en la trama, conflictos y auto cuestionamientos.