Drama invisible de los desplazados
Luis optó por encerrarse en su casa, en su cuarto. Así pasó un día y otro, hasta seis meses en reclusión por voluntad propia. Temía por su vida. Dejó el estudio, el deporte, a sus amigos. Con la mediación de una iglesia pudo aplicar a un asilo en el extranjero. Ahora vive refugiado en España.