El consulado salvadoreño en Miami: El negocio de los hermanos Claros Amaya

En Doral (Miami), el consulado salvadoreño ha rechazado hacer trámites legales que le corresponden. En su lugar, los ha derivado a una oficina particular que es propiedad del hermano del cónsul general. El canciller Hugo Martínez, tras ser consultado por Revista Factum, anuncia una investigación interna y ha encendido las alarmas en los 17 consulados salvadoreños en Estados Unidos para cerciorarse de que no se repita lo que ha sucedido en Doral.

Foto ilustración FACTUM


Lo que le pasó a Mario le pudo pasar a cualquier migrante salvadoreño en Estados Unidos que vive en Florida. Mario se llevó casi un mes para que el consulado de El Salvador en Doral, Miami, le hiciera entender que no lo ayudaría. Desde diciembre de 2016, empezó con los trámites legales para divorciarse de Jimena, su esposa, en El Salvador. Para el divorcio, Mario necesita un poder judicial para que un abogado sea su representante legal en el país. Pero el consulado tenía otros planes.

Desde el 6 de diciembre, Mario fue a tocar tres veces las puertas de la suite 100 del edificio 8850, sobre la calle 33 Noroeste de Doral, que es la dirección del consulado. Y a excepción de una, en todas se regresó, rechazado, con una tarjeta de presentación de una abogada y notaria en la mano. Era la tarjeta de la abogada particular Mónica Letona, que le recomendaba el mismo consulado.

La oficina de esta abogada es propiedad de Ovidio Claros Amaya, un notario salvadoreño que es hermano de Jorge Humberto Claros Amaya, el cónsul general de El Salvador en -sí- Miami.

Luego de conocer la investigación de Revista Factum, el canciller Hugo Martínez ha decidido abrir un expediente interno para deducir responsabilidades en los funcionarios que han negado los servicios del consulado en Miami y han dado tarjetas con la dirección de la oficina jurídica del hermano del cónsul general.

Martínez incluso va más allá y dice que mantendrá puesta la atención en los otros 16 consulados que tiene El Salvador en Estados Unidos para garantizar que no estén ocurriendo entramados como el que se descubrió en Miami.

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Los consulados salvadoreños en el extranjero son instituciones que representan, en pequeño, la administración pública del país. Protegen los intereses y los derechos de las personas salvadoreñas que viven en los territorios en donde se instalan. Y también ofrecen servicios. Algunos son pagados y otros, gratuitos.

Los consulados emiten registros de antecedentes penales, policiales y migratorios para quienes requieren solvencias dentro de Estados Unidos. También pueden celebrar matrimonios civiles entre salvadoreños, dar reconocimientos voluntarios de hijos, registros de defunción, registros de nacimiento, pasaportes y, entre otros, poderes generales judiciales para que abogados en el país rectifiquen partidas de nacimiento, atiendan querellas en juzgados, gestionen adopciones, acepten o rechacen herencias. Pero la mayor demanda se la llevan los pasaportes.

El canciller Martínez asegura que solo en 2016 los consulados en Estados Unidos dieron más de 160,000 pasaportes a salvadoreños, una cantidad similar a la de los pasaportes que se extendieron en El Salvador también el año pasado. Martínez dice que otra documentación que es muy solicitada son los poderes generales judiciales.

Mario buscaba en el consulado un poder judicial general para divorciarse.

La insistencia de Mario de buscar el consulado salvadoreño de Doral para que se le extendiera un poder judicial general a su abogado tenía dos motivos: el temor a ser estafado por cualquier oficina legal privada y la legitimidad que dan los documentos de una institución oficial salvadoreña.

En Doral, así como en otras ciudades estadounidenses donde están instalados los consulados salvadoreños, se dispersan pequeñas oficinas de notarios particulares que se hacen competencia en ofrecer los mismos servicios que otorgan los consulados. Mario quería que la institución pública de su país le elaborara el documento.

Los poderes judiciales generales que da el consulado, luego, son autenticados por la cancillería en El Salvador. El costo de un poder judicial general emitido por el consulado es de 40 dólares, más 5 dólares extra para la autenticación en la cancillería.

Se han enviado correos electrónicos y se han hecho llamadas telefónicas al consulado salvadoreño en Doral, Miami, para saber del propio cónsul general por qué de la institución pública que él dirige se está enviando a salvadoreños a la oficina privada de su hermano. Pero los correos no han sido respondidos y no ha habido contestación cuando se marca el número telefónico del consulado.

Mario, que tiene 33 años de edad, no quería a un notario privado porque tenía miedo de que le cobraran más por el servicio o que el abogado le requiriera hacer trámites innecesarios solo para sacarle más plata. Quería los servicios del consulado. Pero en el consulado lo único que recibió fue la tarjeta de presentación de Mónica Letona, la notaria privada a donde lo enviaban.

El cónsul general Jorge Humberto Claros Amaya, a la derecha del Canciller Martínez, y el cónsulo Ricardo Martínez, primero desde la derecha, durante la inauguración del consulado en Doral, Miami, Florida. Foto FACTUM/Tomada de Cancillería.

Mario y el cónsul Ricardo Martínez

Mario tiene un título académico de bachiller. No alcanzó a ir a la universidad. En El Salvador, antes de emigrar, trabajaba para una compañía que repara tendido eléctrico. Una de tantas misiones de arreglar cables lo llevó a Santa Ana, donde conoció a Jimena. Los dos tienen la misma edad. Fueron novios y se casaron. Se mudaron a Soyapango. Allí vivieron en una casa de la mamá de Mario.

El trabajo de reparación de tendidos eléctricos se terminó y Mario ya no pudo encontrar otro oficio. La economía de la familia andaba mal. Decidió emigrar. En Miami, Mario trabaja en un restaurante y aunque encontró estabilidad económica, perdió su matrimonio. Hace tres años, Mario y Jimena decidieron romper su relación porque Mario no quiere regresar a El Salvador y ella no quiere emigrar a Estados Unidos.

Hace unos meses, los dos decidieron divorciarse para no tener impedimentos legales y rehacer sus vidas. Mario dijo que se iba a hacer cargo de los trámites y fue entonces que buscó el consulado desde diciembre una, dos, tres, cuatro veces. Hasta que en los primeros días de enero logró hablar con el cónsul Ricardo Raid Martínez Carranza, el subalterno del cónsul general Jorge Humberto Claros Amaya.

Mario quizás tenía desconfianza por tanto rechazo. Entonces abrió la grabadora de video de su teléfono.

-Cónsul Ricardo Martínez (C): Bueno, cierre, por favor. Veamos, tengo una persona que me está esperando, que ya le van a dar el pasaporte, pero veamos…

-Mario (M): Sí, eso me dijo ella (la secretaria)…

-C: Solo por cuestión de orden… Cuénteme, ¿de qué es el poder que necesita?

-M: Divorcio.

-C: ¿Y ya tiene el abogado allá en El Salvador?

-M: Sí, sí, ella (su ex pareja) ya lo consiguió.

-C: Ah, vaya. Pero necesito… ¿usted trae su pasaporte o su dui?

-M: Sí, lo tengo todo en el carro.

-C: ¿Y copia del dui y del nit del abogado?

-M: Esos sí los tengo en Whatsapp.

-C: Ah, vaya, entonces, me espera. Si gusta, solo termino ahí con la señora, porque…

-M: Perfecto. ¿Una hora más o menos?

-C: Yo creo que menos.

-M: Porque así me puedo ir a comer algo y regreso.

-C: Perfecto, perfecto.

-M: Ok, entonces en media hora regreso más o menos.

-C: Sí, sí, sí… Porque de allí, si no quiere esperar, esta señora es notaria de aquí, o sea, es de El Salvador, creo que tiene la oficina cerquita de aquí, entonces lo podría atender ya (el cónsul Ricardo Martínez le entrega a Mario la tarjeta de presentación de Mónica Letona, con la dirección de Claros & Asociados, de Ovidio Claros Amaya, hermano del cónsul general, es decir, su jefe).

-M: Ok, ¿y cuánto cobra?

-C: Yo creo que lo mismo (Claros & Asociados cobra $20 más por el poder que no quiere dar el consulado), porque no creo que estén cerca y que cobren más. Si quiere le preguntamos. Dígame cuál es el teléfono.

-M: 7863006845

-C: Licenciada Letona, del Consulado de El Salvador en Miami le saludo. Buenos días, mire, una consulta: fíjese que tengo a un caballero que necesita un poder para un divorcio en El Salvador. Ya tiene él el abogado allá. Yo tengo a una señora que más o menos me voy a tardar 45 minutos a una hora. Entonces, él, para no esperar, lo que quería saber… si gusta se lo voy a pasar y se ponen de acuerdo si acaso trabaja con usted para hacerle el poder, por la cuestión de los honorarios. Deme un segundo… Hable allí con ella.

-M: Si no, yo voy a la oficina… en lo que voy a comer voy a la oficina…

-C: No, pero para que de un solo se pongan de acuerdo que dónde lo espera o algo…

-M: (Mario al teléfono) señora… bien, bien… correcto. Si quiere la oficina parece que no está muy lejos de acá, yo llego allí quizás en unos 20 minutos. Ah, bien, perfecto, porque quiero ir a comprar desayuno, eso le estaba diciendo a él. Ok, perfecto, muchísimas gracias, te veo en un rato entonces.

“Esto definitivamente no está permitido”, dijo el canciller Hugo Martínez al conocer el video en el que el cónsul Ricardo Martínez le entregó la tarjeta a Mario para que fuera a la oficina de Claros & Asociados. El canciller aclaró que los consulados, cuando están saturados y las personas tienen urgencias, tienen permiso de mostrarles a los interesados una lista de oficinas jurídicas cercanas a las que pueden ir, con dos condiciones: la primera es que es una decisión voluntaria de la persona que solicita el servicio ir a cualquiera de las oficinas -o no ir y esperar al consulado- y la segunda es que la persona va bajo su propia responsabilidad, ya que los consulados no dan recomendaciones.

“Es prohibido, hay directrices muy claras al respecto. Yo me comprometo a hacer una investigación a fondo y derivar las sanciones administrativas que correspondan. Eso, bajo ninguna circunstancia, debe darse. Yo voy a hacer un trabajo exhaustivo con la Dirección de Servicio Exterior, que es la que se encarga de supervisar el trabajo de los consulados. El cónsul general ha tenido una trayectoria, a mi manera de ver, intachable, pero esta situación, por sanidad de él, de todos, y por deber con nuestra población, la vamos a investigar a fondo y vamos a deducir las responsabilidades administrativas que haya que deducir”, dijo el canciller Martínez en entrevista con Revista Factum.

El canciller salvadoreño, Hugo Martínez, en una entrevista con Revista Factum, conversando sobre irregularidades en consulados salvadoreños en Estados Unidos.
Foto FACTUM/Cortesía

La oficina de Claros & Asociados

Las paredes de la suite 200, en el edificio 8200 de la calle 41 Noroeste de Doral, son blancas. De ellas no cuelgan fotos ni diplomas. Ni un cuadro con alguna pintura. Ni un adorno. En la habitación se ha puesto un escritorio en el medio. Sobre el escritorio, una laptop, una agenda, una computadora de escritorio y una silla.

La suite 200 no parece la oficina de un abogado y notario al que le gusta mostrar sus triunfos académicos encartonados con los que tapiza la pared. Pero sí es la oficina de la abogada y notaria Mónica Letona.

La oficina de Letona está a solo seis minutos en vehículo desde el consulado salvadoreño de Doral. Catorce minutos si se toma el autobús en la avenida 87 Noroeste y se viaja desde la calle 33 Noroeste, que es donde está el consulado, a la 41 Noroeste.

Sobre la avenida 87 Noroeste están ubicados los consulados de Bolivia y Honduras, negocios de comida rápida, sedes de servicios turísticos de cruceros, bancos y algunos hoteles de cuatro estrellas. Al acercarse a la calle 41 Noroeste, que está a la derecha de la 87, también uno puede ver, al norte, el lago Osprey, uno de los tantos lagos con que está salpicada la ciudad de Miami.

Sobre la 41 pasa un arroyo encanalado que, muchos kilómetros un poco al sur de Doral, termina desembocando en el mar frente a los cayos de Florida. Allí, en la 41, a la derecha, atravesando los canales que hacen las veces de puentes minúsculos, está el edificio 8200.

Mario buscó la suite 200. La tarjeta de Mónica Letona en su mano. Era 15 de diciembre y ya tenía tres intentos perdidos por querer ver al cónsul el 6, el 8 y el mismo día 15.

-Mario (M): ¿Mónica, verdad?

-Letona (L): Mónica.

-M: Perfecto. Ok, la segunda, creo que la tercera vez que voy a la embajada (sic, consulado) y me dicen que el cónsul no está. Entonces esta es la segunda vez que me dan la tarjeta de ella, ¿la tuya?

-L: La mía. Yo soy Mónica.

-M: Ok. Entonces lo que yo necesito es un poder, entonces me quiero divorciar en mi país. Quien va a arreglar todo es mi primo. El abogado creo que él ya lo tiene. Lo único que necesito es el poder para él. Este es…

-L: ¿Usted ya tiene el abogado?

-M: El abogado sí ya lo tengo.

-L: Yo necesito los datos del abogado porque el poder usted se lo va a conferir al abogado. Nosotros, yo… nosotros tenemos en El Salvador una oficina también y podemos también tramitarle el divorcio. Tenemos abogados disponibles allá y… seis abogados y notarios en El Salvador que trabajan en los casos que nosotros mandamos. Pero si usted gusta, ahorita usted puede llamarle a su primo y pedirle los datos del abogado que usted quiere designar allá, porque el poder usted no se lo puede otorgar a su primo…

-M: Tiene que ser al abogado…

-L: Tiene que ser directamente al abogado porque es un poder judicial y allá únicamente los pueden llevar a cabo los poderes los abogados, lo judicial…

-M: Ok, perfecto. Entonces tú dices que tienes abogados en El Salvador.

-L: Sí…

-M: Entonces, si yo hago el trabajo con uno de los abogados que ustedes tienen en El Salvador, ¿necesito también hacer el poder y hacerlo a nombre de uno de los abogados que tienen ustedes en El Salvador?

-L: Es correcto, es igual, la diferencia es que nosotros le llevamos todo el trámite. Ajá, nosotros ya tenemos designados a los abogados a favor de quienes emitimos los poderes y ellos los trabajan allá. Y usted solo… yo sí le voy a pedir alguna información, verdad, datos para tramitar su partida, de la señora de quien quiere divorciarse, hijos si tiene…

-M: Ok, ¿y el “fee”, la comisión que cobran por eso?

-L: Mire, la elaboración del poder son 60 dólares (20 dólares más caro que el consulado). Ahora, si usted quiere que le tramitemos el divorcio, depende de algunas cosas, por ejemplo, ¿ustedes tienen hijos?

-M: No.

-L: ¿No? Es más sencillo. ¿Se van a pelear bienes?

-M: No, no, nada.

-L: ¿Y usted cree que ella va a estar de acuerdo en divorciarse fácil, sin ningún problema?

-M: Por lo hablado, hasta ahora, no ha habido ningún problema.

-L: Mire, nuestros honorarios serían 700 dólares y (más) la elaboración del poder, 760 dólares. Ahora, yo le doy la opción a usted de que el poder sí me lo cancela este día y los honorarios por el trámite del divorcio pueda hacerlo en dos pagos: el cincuenta por ciento para iniciar el trámite y el cincuenta por ciento al final. Cuando yo le dé a usted su sentencia de divorcio, usted me paga el cincuenta por ciento.

-M: Pero entonces tú dices son 700 dólares del abogado.

-L: Ah, perdón, perdón, ajá, son 700 dólares.

-M: Entonces, ok, entiendo que te tengo que pagar el poder ahora, pero prefiero primero hablar con mi primo, saber cuánto le va a cobrar el abogado de él y basado en la información, el precio que él me dé, si usted me da mejor precio, hago contigo el poder a nombre del abogado que trabaja con ustedes o hago el poder a nombre del que va a trabajar con él.

-L: Exacto…

-M: Entonces, dame 10 minutos. Ahorita le llamo por Skype.

-L: Bueno, por favor, ¿usted quiere salir?

-M: Sí, yo salgo a la entrada, ¿necesito código para entrar otra vez?

-L: Sí.

***

El viernes 23 de octubre de 2015 fue la fecha de inscripción de la firma Claros & Asociados, LLC, ante el estado de Florida, con el número de compañía L1500180809 y con el registro federal EIN/TIN 47-5412255 (número de identificación de empleador y número de identificación tributaria) de Estados Unidos.

El agente que inscribió la firma fue Ovidio Claros Amaya, un abogado y notario salvadoreño que, entre otras actividades, por varios años ha representado legalmente al Fondo Social para la Vivienda en el país, principalmente en procesos judiciales de recuperación de deudas y bienes a favor de la institución autónoma del estado.

Ovidio Claros Amaya registró a Claros & Asociados con la dirección 8200, suite 200, de la calle 41 Noroeste de Doral, Miami, exactamente la misma que está impresa en las tarjetas de presentación de Mónica Letona que el personal del consulado salvadoreño les regala a quienes no quiere ayudar.

-Queremos confirmar si a su oficina están llegando salvadoreños que necesitan tramitar poderes judiciales para que sean validados aquí en El Salvador y si usted sabe que de parte del consulado se están dando tarjetas de presentación suyas para que los salvadoreños puedan llegar a su oficina, se le consultó a Letona en una llamada telefónica a la oficina de Doral.

-Mire, yo le voy a responder, yo soy, sí, abogada y notaria salvadoreña y estoy prestando mis servicios, como usted bien lo dijo, a salvadoreños que viven en Miami. Sí, hago trabajos legales que surten efecto allá en El Salvador. Respecto del tema del consulado, no le podría decir, no tengo conocimiento, respondió la abogada.

-Licenciada, ¿usted trabaja para la firma Claros & Asociados?

-Correcto, así es.

Se ha tratado de contactar en El Salvador al abogado hermano del cónsul general en Miami, pero no ha sido posible hablar con él.

Claros & Asociados ocupó su lugar en Doral apenas a los siete meses con 10 días de que el consulado de El Salvador se mudó de Coral Gables y abrió sus puertas en Doral.

En la inauguración del consulado en Doral, que fue el viernes 13 de marzo de 2015, estuvo el cónsul general de esa sede, Jorge Humberto Claros Amaya, el cónsul Ricardo Raid Martínez Carranza, con quien Mario pudo hablar en su cuarta y última visita al consulado en los primeros días de enero. Y también estuvo el canciller Hugo Martínez.

“Por supuesto que nos enciende las alarmas y lo que vamos a hacer ya es tomar algunas medidas preventivas (en los 17 consulados de El Salvador en Estados Unidos). Por ejemplo, limpiar un poco más el perímetro de los consulados”, dijo el canciller.

Martínez recuerda que ya hubo un caso similar al de Doral en el consulado de Houston. La cónsul que se desempeñaba antes de la actual enviaba a salvadoreños que buscaban la institución a la oficina jurídica de un pariente de ella. Se la sancionó en ese entonces. Dejó de ser cónsul, dice el canciller, por razones que no tuvieron que ver con su castigo.

El caso de Doral le compete al canciller solo en el aspecto administrativo. Martínez se mantiene al margen acerca de si este caso pueda ser visto de oficio por el Tribunal de Ética Gubernamental o incluso si estos hechos puedan derivar en ilegalidades con sanción penal.

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Mario aún no se divorcia de Jimena. Está a la espera de que en el consulado lo atiendan. Insiste en que no va a buscar oficinas legales particulares porque esos servicios ya los ofrece una institución oficial de su país.

Dice que va a esperar a que se normalice la situación y que desde la oficina pública de Jorge Humberto Claros Amaya dejen de rebotarlo a la oficina privada de su hermano, Ovidio.

 *Mario y Jimena son nombres ficticios. Estos salvadoreños, por su seguridad, no quisieron que se publicaran sus nombres verdaderos para este reportaje.

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