Malacrianza: Escribe el director

Los nervios hacen de las suyas en mí. Me cuesta dormir y siento las palpitaciones de mi corazón muy elevadas. Por varias razones, por mi hipertensión primeramente, por la cual ya estoy medicado, pero la otra es por las emociones que el estreno de Malacrianza me produce. No es la primera vez que muestro la película en público, es más, ya hasta me había acostumbrado a las presentaciones, a las luces, a los aplausos del público. Pero esta vez es distinto. Malacrianza se estrena en El Salvador y, para mí, esas son palabras mayores.

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Arturo Menéndez, durante el preestreno de Malacrianza la noche del martes 20 de octubre en el Teatro Nacional de San Salvador. Foto: Frederick Meza.

No sé cual será la reacción del público salvadoreño al terminar de ver Malacrianza. Es una gran duda. Obviamente ya mucha gente la vio y la opinión generalizada siempre ha sido muy positiva, y lo digo así para no echarme flores yo mismo, pues creo que la última palabra la tendrá el gran público salvadoreño. Quisiera pensar que les va a sacar varias carcajadas, que la gente va a empatizar con el personaje, que lo van a querer, que se van a sentir identificados, que lo van a sentir suyo, como si a ellos les ha pasado lo que al personaje. Esa es mi apuesta.

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El público abarrotó el Teatro Nacional para el preestreno de Malacrianza la noche del martes 20 de octubre. Foto: Frederick Meza.

Estrenamos Malacrianza en un momento muy crítico a nivel de seguridad en el país, estamos polarizados hasta las narices, con grandes problemas por aquí y por allá. Lo bueno de todo es que habemos quienes seguimos creyendo en este nuestro pedazo de tierra, le seguimos viendo el lado bonito, lo positivo. Es yuca no tener miedo, es imposible creo, pero lo malo es “ahuevarse”. De mi parte, siempre seguiré contando historias, aunque a la gente no le guste, o no le parezca, contaré historias hasta el día que me muera. Siempre intentaré que alguien las vea, las escuche, las sienta y, quizás algún día, deje con buen sabor de boca o de ojos a alguien. Espero que Malacrianza pase por el filtro del gran público salvadoreño, de mi público, de mi gente y que pase a la memoria colectiva no solamente como una película salvadoreña, si no como una película más que les gustó y con la cual sintieron algo. Con eso me doy por servido.

Lea la entrevista que Factum le hizo a Arturo Menéndez hace un año en Washington DC, poco antes del estreno de Malacrianza en el circuito de festivales internacionales:

“Para hacer cine tenés que olvidarte de que sos salvadoreño”

Lea la crítica que Héctor Silva Ávalos hizo de Malacrianza:

Los ojos de Don Cleo

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