La farsa de la docimasia hidrostática
El Instituto de Medicina Legal se aferra a métodos desfasados para realizar autopsias. La autopsia del cadáver es una prueba fundamental para la Fiscalía cuando acusa a una madre de asesinar a su hijo recién nacido. Dependiendo del resultado de este examen, una mujer puede ser condenada a más de 30 años de cárcel. A pesar de su trascendencia, los médicos encargados de este peritaje no suelen ser especialistas forenses. Además, el instituto mantiene la práctica de la docimasia hidrostática en los cadáveres de recién nacidos a pesar de que esta prueba ya fue invalidada por la comunidad científica hace más de 100 años.
Por María Cidón Kiernan
La docimasia pulmonar es una técnica de la medicina forense que se ha usado desde hace siglos para detectar la presencia de aire en los pulmones de recién nacidos. Esta prueba tiene varias fases, pero la más cuestionada por la comunidad científica es la docimasia hidrostática, esta prueba consiste en sumergir en cuatro tiempos y de diversas formas el sistema respiratorio y los pulmones del recién nacido para comprobar si se hunde o, por el contrario, flota.
En resumen, con esta prueba solo hay dos alternativas: si los pulmones flotan, el bebé respiró, estaba vivo al nacer. Si los pulmones se hunden, el bebé no respiró y nació muerto.
La docimasia hidrostática se comenzó a usar a finales del siglo XVII, hace casi 400 años, pero desde hace más de un siglo comenzó a ser objeto de duda y los experimentos sucesivos realizados por médicos forenses durante el siglo XX la terminaron por desacreditar debido a los falsos positivos.
Los falsos positivos son resultados que pueden ser alterados por cuestiones biológicas, como el estado de putrefacción del cadáver o las técnicas de respiración artificial realizadas en el cuerpo. Es decir, que podrían indicar la presencia de aire en niños que nunca hubieran respirado, es decir, que nacieron muertos; y viceversa, podrían no mostrar la presencia de aire en cadáveres de niños que nacieron vivos y respiraron por varias horas.
A pesar de la controversia científica, la docimasia hidrostática se sigue usando en El Salvador para determinar la presencia de aire en los pulmones de recién nacidos, para saber si respiraron después de nacer o si murieron antes o justo durante el parto por causas naturales. En conclusión: para esclarecer si los mataron al nacer, si fueron víctimas de un posible delito. Pero no solo sus resultados están bajo cuestionamiento, también la credibilidad de los forenses que las realizan por no apegarse al protocolo de la autopsia.
Más de un siglo de incredulidad
En la literatura científica sobre medicina forense hay abundantes escritos que cuestionan la validez de la docimasia hidrostática. La discusión científica se basa en los resultados de diversas investigaciones realizadas por universidades europeas y americanas a lo largo del siglo XX. Es un tema controversial dentro de la comunidad científica y los manuales médicos de diversas épocas no obvian esta cuestión.
Así lo incluye el Manual de Patología Forense Knight, uno de los documentos más reconocidos en habla inglesa en la materia: “El hecho de que los pulmones flotaban en la autopsia ni prueba ni refuta la hipótesis de que el bebé hubiera nacido con vida. Una ‘prueba hidrostática’ o ‘prueba de flotación’ no es válida en los partos no atendidos por un personal de salud. Desde hace más de un siglo, esta prueba se considera no confiable”.
No es una polémica nueva, sin embargo El Salvador se empeña en seguir usándola y defiende su validez, como hizo el exdirector del Instituto de Medicina Legal, José Miguel Fortín Magaña, ante los señalamientos de organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres.
En octubre de 2014, Fortín presentó un informe firmado por el jefe de patología forense, el doctor Joaquín Alfonso Aguilar, para justificar el uso de la prueba en respuesta a un análisis independiente de los casos de mujeres condenadas por homicidio agravado que forman parte del movimiento de “Las 17”.
“Las 17” es un movimiento impulsado por la Agrupación Ciudadana para la Despenalización del Aborto que apoya legalmente los casos de mujeres acusadas de homicidio agravado contra sus hijos recién nacidos. Para “Las 17”, el sistema de justicia las discrimina por ser mujeres pobres, al no tomar en cuenta sus condiciones personales de vida y cómo fueron sus embarazos, además de las supuestas emergencias obstétricas que sufrieron al no poder dar a luz en un hospital. En abril de 2014, la agrupación presentó una solicitud de indulto a favor de las 17 mujeres condenadas por este delito.
La investigación independiente fue realizada por Jocelyn Viterna, socióloga de la Universidad de Harvard, y José Santos Guardado, abogado y notario salvadoreño. Esta publicación hizo un análisis en detalle de tres casos de mujeres condenadas por homicidio agravado contra sus hijos recién nacidos para tratar de evidenciar las irregularidades que se cometen durante los procesos judiciales, entre ellas la poca fiabilidad de la docimasia hidrostática.
Las irregularidades desde la sala de autopsias
En 2002, Karina Herrera Clímaco fue condenada a cumplir 30 años de cárcel por homicidio agravado contra su hija recién nacida. Según la sentencia condenatoria, Karina estranguló a su hija al nacer, la metió en una bolsa plástica y la escondió debajo de su cama. El caso de Karina fue parte del movimiento de “Las 17”.
Después de la audiencia de revisión de sentencia que tuvo lugar en 2009, el Juzgado Tercero de Sentencia decidió anular la condena contra Karina basándose en los errores graves que contenía la autopsia realizada por el Instituto de Medicina Legal. El principal error tenía que ver con el sexo de la bebé, ya que en algunas partes de la autopsia se leía que era de sexo masculino. El tribunal concluyó que el forense no había seguido el protocolo institucional para realizar la autopsia de la recién nacida.
El protocolo de autopsia forense del Instituto de Medicina Legal de El Salvador tiene 16 páginas. En una página de ese protocolo se explica el procedimiento para hacer la prueba de docimasia pulmonar, una secuencia detallada de los pasos a seguir por los forenses. Este documento fue compartido por la Unidad de Acceso a la Información Pública de la Corte Suprema de Justicia tras una petición de información.
“Ay, menos mal que no me tocó a mí”, es la expresión común entre los médicos que se sienten aliviados cada vez que se libran de hacer la autopsia al cadáver de un recién nacido cuya madre ha sido acusada de matarlo. Así lo reconoce un doctor con años de experiencia en la institución que dice estar harto de las irregularidades permitidas por las jefaturas del Instituto de Medicina Legal. Por eso ha pedido el anonimato y será nombrado como el Doctor X para este artículo.
“Esto no es de nosotros, esto se lo inventaron para dárselo a usted —dice con rotundidad el Doctor X mientras revisa el protocolo institucional al que tuvo acceso Revista Factum—. Las docimasias no son solo esas. La persona que le dio eso es ignorante porque se dividen en respiratorias y no respiratorias y usted tiene que hacerlas todas. Eso es lo que nosotros no hacemos”.
La autopsia forense puede determinar la presencia de aire en más órganos del recién nacido, como los intestinos, señala el Doctor X, pero es el resultado de cada fase en los pulmones lo que permite llegar a la conclusión final para establecer si el bebé respiró. Pero como cada médico del Instituto de Medicina Legal tiene libertad de adaptar el protocolo a su parecer —señala este doctor—, es común que los informes no determinen cada resultado prueba a prueba, se limitan a decir si la docimasia fue positiva o negativa sobre la presencia de aire de forma escueta, en una frase breve.
Esta ausencia de detalle en los peritajes ha sido permitida por las autoridades del instituto desde hace años, reconoce el Doctor X, y es lo que lleva a confusión a los forenses que son llamados a declarar ante el juez como peritos, aún años después de haber sido condenadas las mujeres por el homicidio de sus recién nacidos.
“Este director (Pedro Martínez) y el jefe de Patología (Joaquín Alfonso Aguilar) dijeron: miren, para salir más rápido hagan su propio protocolo, respeten las partes medulares de esto, no solo esos pasos, sino cualquier autopsia. ¿Entonces qué pasa? Que cuando estamos haciendo la autopsia se obvian todas las etapas y no se mencionan. O solo yo las tengo en mi cabeza, pero dentro de 10 años cuando llegue un caso así (madres acusadas), se me va a olvidar si lo hice o no lo hice”.
En relación con los falsos positivos, el Doctor X indica que la principal duda surge cuando el cadáver del recién nacido llega en estado de putrefacción. La putrefacción, según el doctor, comienza en torno a las 24 horas en los casos de recién nacidos y depende mucho de las condiciones en que se encontraba el cadáver, si estaba a la intemperie o no. En esos casos el forense debe apoyarse en la última docimasia pulmonar, la histológica, porque analiza el estado del tejido pulmonar con microscopio y por eso es la más fiable. Sin embargo, los resultados de esta prueba se toman hasta dos meses por la carga de trabajo dentro de la institución.
El caso de Karina Herrera Clímaco dejó al descubierto las irregularidades que se cometen dentro de Medicina Legal. Para el Doctor X, suceden por la falta de formación especializada de los médicos que ejercen como forenses, además de la mala organización de trabajo dentro del instituto: “todos hacemos lo que queremos hacer, no llevamos un orden, una metodología”.
Este doctor reconoce que hay casos en que los informes que redactan los forenses son un “copia y pega” de otros, como habría sucedido en el caso de Karina, para el que el perito olvidó cambiar los datos en relación al sexo del bebé fallecido. “Un buen defensor se agarra de eso y bota el caso con base en los errores procesales —señala el Doctor X—. Y un error procesal fue el que le cayó a Karina.”
La Procuraduría General de la República también se ha dado cuenta de estos “errores”, aunque les falta capacidad para responder a estas irregularidades de la prueba pericial. Carolina Corpeño, procuradora adjunta penal, admite que los defensores públicos tenían esa deficiencia, no comprendían bien el concepto de la docimasia pulmonar hidrostática y por eso decidieron que debían ser capacitados por profesionales extranjeros.
“A nosotros nos llamó mucho la atención que casi todos los informes relacionados con los temas de violaciones, agresiones sexuales, abortos…casi todos contenían casi la misma descripción, como que fuera cortar y pegar. ¿Y qué pasa aquí, pues?”, se pregunta Corpeño.
Los métodos de trabajo en el Instituto de Medicina Legal deben modernizarse según la opinión de esta procuradora, pero mientras eso sucede están buscando financiamiento para traer a especialistas de México o Guatemala que les permitan ofrecer un peritaje desde la defensa que sirva de prueba en juicio, como una “segunda evaluación” del caso. Así estarían en igualdad de condiciones con la Fiscalía General de la República, que es quien ordena las autopsias al Instituto de Medicina Legal.
“Tenemos tecnología poco avanzada para establecer la responsabilidad y lo vemos en muchos casos. Eso fortalecería, para que no quede esa inconformidad en la búsqueda de la justicia, haría más fácil las decisiones judiciales”, señala Corpeño.
El Doctor X explicó que tienen pocos medios para ejecutar sus labores y además están sobrecargados de trabajo porque reciben, durante los últimos meses, un promedio diario de 14 a 16 cadáveres.
“Se trabaja con lo que se cuenta y con lo que se cuenta es bien mínimo y con lo mínimo es bien difícil poder hacer bien las cosas. Nada más ahorita nosotros estamos haciendo las autopsias con dos mangos de bisturí, o sea, dos bisturí y dos pinzas. Nada más”.
Para sostener la cabeza de los cadáveres, los forenses usan un ladrillo y para realizar las docimasias, una ensaladera transparente que una doctora compró con fondos propios, no del instituto. Además, el Doctor X se queja de la mala calidad de los materiales que se usaron para renovar la sala de autopsias durante la gestión de Fortín porque el espacio se inunda cuando llueve.
El Instituto de Medicina Legal nunca respondió a las numerosas solicitudes de entrevista con sus titulares para hablar de los problemas de la institución y la validez de las docimasias.