El hombre masa (SV)

En 1930, a raíz de varias publicaciones que realizó el filósofo español José Ortega y Gasset en el diario El Sol, nació el libro “La rebelión de las masas”. Su autor desarrolló una de las ideas principales del momento histórico que le tocó vivir: el nacimiento de las masas; y más específico, «el hombre masa».

Contrario a lo que del título pueda interpretarse –sobre un manual para establecer los parámetros para una revolución– se trata de una crítica a una sociedad uniforme que carece de individualidad y cualidades distintivas en el panorama cultural y social.

Ortega y Gasset define al «hombre masa» como aquel que se diluye en la multitud, renuncia a su individualidad y busca la comodidad y la igualdad absoluta, careciendo así de una personalidad propia. Para el autor, el «hombre masa» es fácilmente influenciado por las corrientes de opinión dominantes y se resiste a la excelencia y originalidad.

Aunque el libro vio la luz hace casi cien años, sus conceptos e ideas establecidas continúan vigentes; y aún más en la modernidad, con el auge de las redes sociales que, aunque son una herramienta innovadora, han llevado a las sociedades a tomar un modelo uniforme en el que, evidentemente, la originalidad no es la regla.

Nuestro sociedad no es ajena a ello. Y es que en nuestro país somos testigos de una sociedad mediocre que ve con desdén a aquellos que sobresalen en habilidades y conocimiento. En lugar de aspirar a superarse a sí mismo, «el hombre masa» salvadoreño parece estar contento con la mediocridad y se resiste a aceptar la autoridad basada en el mérito.

La rebelión de los «hombres masa» salvadoreños contra la intelectualidad tiene un impacto profundo en la cultura y la política, ya que desconfía de cualquier forma de liderazgo que no se asemeje a su propia mentalidad. Esto lleva a nuestro país a una erosión del pensamiento crítico y a una tendencia a aceptar ideas simplificadas y polarizadas. Socava las discusiones ricas, diversas y esenciales para una sociedad democrática saludable.

En redes sociales expresé que es más perceptible la uniformidad del «hombre masa» salvadoreño, situación que se agrava con las granjas de troles y la falta de juicio de actuales seguidores del gobierno, quienes, alentados por el mismo presidente y funcionarios públicos, realizan ataques acérrimos contra la academia y contra quienes son críticos en la coyuntura.

Y es que la uniformidad es tan evidente que el «hombre masa» salvadoreño no pide justicia ni respeto al debido proceso; pide un “tres doritos después”. No pide rendición de cuentas; alaba la opacidad en el manejo de los fondos públicos, ya que confían plenamente en su líder. No pide respeto a los derechos humanos, ya que considera que la única forma para solventar un problema de la sociedad es por medio de la violencia ejercida por el Estado. Ante un debate de ideas, elige la burla. El «hombre masa» salvadoreño no es capaz de tener un pensamiento crítico y se manejan como una jauría que ataca a cualquiera que opine contrario y quiera desvincularse de la homogeneidad de pensamiento.

La obra de Ortega y Gasset nos establece que la fuerza de una sociedad radica en la diversidad de los individuos que la componen y la capacidad de respetar y valorar las contribuciones únicas de cada uno. Es por eso que el llamado es a resistir a la conformidad y mediocridad que tanto resta a nuestra sociedad, siendo necesaria la innovación y el progreso para el desarrollo de esta.


*Elías Abel Ramírez es abogado salvadoreño.

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