Circo eterno

Detrás del juego de luces al interior de una característica lona azul, se experimenta una forma de vida un poco alejada de lo normalmente establecido, pero rica en esencia de amor y convivencia familiar.

Durante la escena todo da risa, provoca nervios, alegría, pero lo que se vive tras bambalinas en esos vecindarios itinerantes –que para el caso del Circo de los Hermanos Cambel que recorre Centroamérica– es todavía más impresionante.

Una de esas familias es la de José Luis Villatoro, originario de Honduras, conocido artísticamente como “Dobladito” y quien lleva en sus hombros a su esposa, a sus dos hijos y uno que viene en camino. Según “Dobladito”, el circo no es solo una diversión para los espectadores, al mismo tiempo se convierte en una forma de vida y un medio de desarrollo para las familias que viven en su entorno.

“Aquí se vive lo mismo que en un vecindario cualquiera. Uno se pelea, hay envidias, enemistades… Pero la única diferencia es que aquí a la hora de la función eso no sale”.

– José Luis Villatoro, alias “Dobladito”.

En esos vecindarios no hay muros de cemento, jardines. No existe la misma intensidad de colores que en la función. Ahí atrás, la luz de los reflectores no llega. Según sus propios habitantes, hasta se puede decir que no hay casas, pero existen familias con ojos de esperanza que cada día construyen hogares eternos.

En este enlace el detalle de cada una de las fotos de la galería que Miguel R. Lemus publica hoy en Factum.

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