Sazón en la cama

La semana pasada, en la segunda parte del tema de orgasmos, escribí algunas ideas de juegos que ayudan a calentar la hornilla, a echarle leña al fuego, encender motores,  a despertar el kraken, a prenderle chispa a la milpa… ya entendieron la idea.

Recibí un par de comentarios sobre el tema específico de incluir comida en la cama. Una amiga me dijo que no soportaba la idea de llenar sus sábanas con mermelada o con algún otro alimento que manche y mucho menos dormir sobre esas sábanas que, luego del placer,  tendrán más parecido a un trapo de cocina.

La palabra que estaba buscando es splosh, un término que se comenzó a usar en 1989 en una revista erótica. Se refiere al sonido que hacen en las caricaturas los tortazos en la cara y acoplaron esa onomatopeya para hablar de comida sobre el cuerpo.

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Tengo tres respuestas para ella:

  1. Con los adelantos tecnológicos en limpieza del hogar, me resulta increíble que no pueda poner las sábanas en agua hirviendo, usar un poco de vinagre casero y eliminar cualquier rastro de alimento en ellas.
  2. La idea de incluir comida entre tú y tu pareja es para quitársela  mutuamente. De cualquier manera… ¿no? Si bien algo se podrá derramar, el cuerpo se usa como plato y los pequeños arcos y surcos que se forman naturalmente se usan como vaso. Quiere decir que las manchas y derrame de líquidos y comida sobre la ropa de cama deberían ser mínimos. Pueden tener a mano una toalla húmeda con jabón cerca para ayudarse si lo necesitan.
  3. Si en verdad el tema de derrames sobre el colchón les incomoda tanto: ¡váyanse a la cocina! No le veo el problema en usar cualquier ladrillo de la casa para servir la cena en el cuerpo del otro.

Quizás la idea de ser un plato para el otro se hizo más digerible con las escenas de películas donde una chica se acuesta sobre una mesa para que los comensales tomen trozos de sushi puestos sobre ella. Les apuesto que a puerta cerrada, podemos hacer lo mismo.

Aclarados los ‘peros’ anteriores, procedo al recetario:

No hay límite en la idea de divertirse con comida en el amor, desde comer un mismo helado para dos lenguas; hacer una comida especial para ambos y cachondear en el proceso; despertar a media noche y compartir un bocadillo en lo que vuelven a dormir; hasta sacar el tarro de miel y averiguar dónde hará más cosquillas.

Lista de alimentos:

-Jaleas y mermeladas. ¡Por favor no usen cubiertos!

-Dulces y chocolates. Claro, en estos temas lo primero que uno piensa es en chocolates ‘untables’ como aquella famosa crema de avellanas para que el placer sea mutuo;  pero también pueden hacer como el comercial de las M&M: ‘se derriten en tu boca, no en tus manos’. Obviamente aquí se incluye la legendaria crema batida y los helados. Digo, si van a perder la dieta, al menos  que valga la pena.

-Vino, espumante, sidras o similares. Tengan cuidado con el alcohol y las zonas delicadas.

-Hielo. Rico en verano, en invierno es masoquismo, y de cualquier manera es el invitado perfecto para enloquecer entre frío y calor.

-Frutas. Todos recordaremos alguna escena de cine con fresas o uvas,  pero viviendo en el trópico tenemos el privilegio de elegir varios manjares que en otros países solo envidian.

-Pastas y salsas. No crean que comer pastas en pareja resulta tan conmovedor como la escena del dibujo animado ‘La dama y el vagabundo’. De hecho, algunos prefieren evitar comida italiana en las primeras citas porque puede ser muy… desastroso. Pero ya que están juntos y lo que quieren es comer rico y divertirse, hagan juntos el desastre. Los espaguetis dan para combinar muchos ingredientes, busquen recetas nuevas y hagan la salsa en casa, no la compren en lata.

-Ajos y especias. Sí, leyeron bien: ¡ajo! Nunca entendí por qué las abuelas usaban limón para lavarse las manos luego de cocinar con ajo si es uno de los olores más sexy del planeta. Piénsenlo, suelten prejuicios y máscaras de perfección. Si están jugando en la cocina y tienen las manos llenas de sal, especias, mayonesa o mostaza, alguna salsa, limón, ajo o lo que sea, cierren los ojos y déjense seducir por el olor y la textura de cada cosa. Si saben usar su imaginación, van a encontrar un mundo de posibilidades.

-Aceites. Hay muchos específicos para jugar entre dos, pero no hay nada como lo natural. Fíjense que sea comestible (usualmente a base de coco).

-Queso derretido. Cuiden la temperatura para no quemarse, pero una vez que encuentren el balance ideal, van a querer convertirse en pan.

-Carnes. Sí, sí, ya se, estoy loca. Pero antes de juzgarme prueben con carne deshilada, o con finos cortes de carpacho de carne con aceite de oliva y una pizca de albahaca. O enrrolladitos de jamón rellenos de queso crema. ¿Ajá?

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Pueden jugar mientras cocinan, en la habitación, vendarse los ojos y adivinar olores y sabores, servirla sobre el otro o simplemente sentarse  a la mesa y disfrutar lo que cocinaron.

Jugar con comida funciona aun y cuando no haya sexo de por medio. Honestamente, es un placer por sí sola.

 

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