Hace 200 años nos independizamos. O al menos, eso nos hicieron creer. Centroamérica se desprendió de la colonia española, de la monarquía, y ahora decimos llamarnos República de El Salvador.
La celebración de esta efeméride nos costará un millón de dólares. Un año después de decir que no tenía un centavo partido por la mitad para enfrentar la pandemia del coronavirus, el Gobierno de Nayib Bukele consideró que un millón de dólares, que pudieron servir para pagar lo adeudado a las alcaldías, eran necesario para tirar una nueva alfombra roja, o para quemarlo en fuegos artificiales.
Y el festejo, en un país desfinanciado, lo tendrán que pagar los hijos de los hijos de nuestros hijos.
El Salvador hará una fiesta por su independencia cuando tiene la mayor dependencia económica con sus acreedores internacionales. La deuda externa alcanzó cifras récord. Si existiera un mundial de endeudamiento, Bukele nos llevaría a los cuartos de final.
Bukele, el tipo que dice que Dios le habla, no sólo se ha endeudado más que los mismos de siempre. En dos años ha tomado decisiones que atropellan la independencia de cualquier ciudadano que se precie de vivir en una democracia: desde el Ejecutivo se controla el Órgano Legislativo; y desde el 1 de mayo de 2021, cuando su partido se convirtió en la bancada mayoritaria en la Asamblea, también gobierna el órgano judicial.
El oficialismo impuso a cinco magistrados en la Sala de lo Constitucional y eligió a cinco más para otras salas.
El Salvador hará una fiesta por la independencia cuando quienes imparten justicia tienen que salir a protestar a las calles porque el Gobierno está atentando contra su independencia.
Quienes disienten, quienes cuestionan y quienes dan una opinión contraria a la narrativa oficial se arriesgan a ser vigilados o perseguidos por el régimen o por una horda de troles a sueldo.
Como le pasó a Mario Gómez, el informático que nos ha hecho abrir los ojos sobre los riesgos del uso del bitcóin como moneda de uso legal. El Salvador festeja su independencia cuando sus ciudadanos son menos libres para expresar su opinión o para obtener información.
El oficialismo controla el Instituto de Acceso a la Información Pública y la Fiscalía. El partido oficial gobierna 150 alcaldías. Bukele lo controla todo.
La autocracia, nos dice el diccionario, es la forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley. Es la antesala de una dictadura.
Por desgracia es algo que ya hemos vivido antes. Por fortuna, El Salvador sabe cómo enfrentarlo.
Antes se llamaban alzamientos. Hoy, en un país de corta memoria, no pasamos de conatos de protesta pública y de guerra de tendencias en Twitter. 200 años después, cuando muchas de nuestras libertades están comprometidas y cuando hay vicios que se repiten, el país se ha entregado al ilusionismo de una sola persona.
No hay que olvidar: El poder real reside en la ciudadanía. La libertad languidece cuando somos cómodos.
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1 Responses to “Libertad”
Para los q denigran la Independencia del pais…bueno eso fue un salto historico de ser Colonia de una Monarquia Espanola y de otra pretendida (itrubide)…Pasamso der SUBditos a ser o veolucionar formara moldera nuestra identidad Ciudadana..NO podemso exigir hoy loq no se visulizaba en aquella epoca…tampoco NINGUN pais es absolutamednte independient serai un estado utarquico eso no exite ayer hoy ni en el futuro…la independencia dio paso alos Estados Naciones paise q existen hoy por hoy quienn sabe manana…YO sueno tengo fe q algun dia tndremos una Centroamerica Unida Regional algo asi como la Union Europea.