Ayer publiqué en mi cuenta de Facebook un comentario acerca del single oficial de la Beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero. Algunos compañeros de Factum me pidieron que lo retomara para nuestra sección de opinión en la revista, así que decidí hacerlo, conservando la esencia de lo que escribí originalmente, aunque bajándole un poco el tono a ciertas cosas.
No me expreso de la misma forma en mis redes sociales a como lo hago en columnas de opinión como esta.
Antes que nada, conviene escuchar la canción en cuestión:
Palabras menos, palabras más, preguntaba ayer:
¿Es culpa de la conferencia episcopal que la canción oficial de la beatificación de Monseñor Romero tenga ese evidente y molesto ‘tufillo’ a la Telecorporación Salvadoreña (TCS)?
Quizás no tanto. Ese es el concepto que muchas personas entienden como “unión de artistas” y que atiende a una musicalización más de gusto neutro y no tanto afín a luchas de la izquierda. Eso es lo que nos han enseñado como “himno políticamente correcto” entre artistas salvadoreños, una canción que poco dista de lo que por años hemos escuchado para promocionar una Teletón.
Y la duda es razonable. ¿Realmente los que participan en esta canción compartirán los principios e ideales de Romero? ¿Realmente son conocedores de la historia de nuestro país y las causas que llevaron al asesinato de Monseñor? ¿O solamente es el caso de una canción más por encargo, como si de un jingle para “Bailando por un sueño” se tratara?
Eso es quizás lo que molesta un poco. Esa duda razonable.
Y no es que en El Salvador no haya artistas un poco más coherentes con la ocasión. En El Salvador sí que ha habido casos de artistas que, sin el beneficio de una coyuntura en tiempos de beatificación y con el riesgo de “quemarse” ante posiciones políticas antagónicas, propusieron canciones romeristas.
Sí, algunos de ellos lo hicieron hace mucho tiempo (Súper Pakito Chac con “SLM 80” o “Entre nosotros“; Yolocamba tenía “La Rumba a Monseñor Romero” y “El Profeta“, entre muchas más; La Iguana hizo una tremenda canción como “La Tonada de Mi Mayor“); y Tato Henríquez hizo “Romero“.
Las nuevas generaciones (de artistas) quizás están un poco anestesiadas o simplemente no tienen mucho interés en la historia del país en el que viven. Pero hay excepciones, como por ejemplo el caso de Pescozada, que no hace mucho publicó la canción “La voz de los fuertes“. Galahad también escribió “Caballero de luz” y Christos hizo “Romero de las Américas“.
No me parece mal que otros artistas (no tan “quemados” políticamente) ahora muestren su “lado romerista”, aunque el resultado suene tanto a la producción usual de una corporación televisiva que históricamente, y por razones políticas, ha ignorado y ocultado la causa de Óscar Arnulfo y la de quienes han mantenido vivo su mensaje.
Cada quien sabrá la honestidad con la que lo hace… pero pocas cosas tienen tan mal gusto como subirse a un tren y ondear banderas cuando la tempestad quedó atrás.
Luego, como pasa en las redes sociales, vinieron los comentarios, que (calculo) en su gran mayoría tampoco aprobaban la canción. Basta darle un vistazo a los comentarios que mucha gente ha publicado en la página de Facebook de la Beatificación de Monseñor Romero para comprender que no existe mucha identificación con los artistas que se han seleccionado.
Dentro de ese listado de artistas que participa en la canción (y en el video próximo a publicarse y que según Diario1 está a cargo de la producción de Luis Cotto, de Telecorporación Salvadoreña) están varios buenos amigos, que no por serlo, voy a dejar de opinar lo que pienso. Uno de ellos comentó en su propio perfil de Facebook que considera que la canción tiene “una letra sencilla, para nada confrontativa. Es alegre y pegajosa. Monseñor es alegría“.
Y yo discrepo en casi todo lo que él ha dicho.
Sí, la letra es sencilla y la música, pues, además de no ser muy pegajosa, está bastante alejada de la que acompañó a las causas sociales que Monseñor Romero defendió. Pero esto es cosa de gustos personales y por ello pasa a un segundo plano.
Mi problema es con el uso del adjetivo “confrontativo”.
Pregunto: ¿haber hecho una letra que contextualice acerca del entorno político y social que llevó al asesinato de Monseñor Romero hubiera sido “confrontativo”?
¿Sí?
¿Confrontativo con quién? ¿O es que ahora que la beatificación de Monseñor Romero se aproxima existe una intención de separar al próximo beato de su reclamo de justicia?
Pues esa intención, de ser comprobada, es la que me parecería bastante “confrontativa” con los que pensamos que no existe Romero si se excluye su constante reclamo de justicia. Si el objetivo es apagar la enseñanza en las nuevas generaciones acerca del contexto político que él vivió en El Salvador de aquellos años, entonces están siendo bastante confrontativos con la memoria histórica que el país necesita mantener despierta.
Un artista también debe saber ubicarse y tener claro cómo es identificado por el público. A veces, si un artista tiene conciencia de poseer una trayectoria cercana a una empresa que nunca antes demostró cercanía con la causa romerista, entonces quizás lo mejor es no aceptar una invitación como la lanzada por la Conferencia Episcopal en esta ocasión, aunque esta haya sido hecha con buenas e inocentes intenciones. No por participar en todo se gana siempre.
El artista debe saber intuir la lectura que el público dará a las cosas.
Finalmente, quisiera retomar los que escribieron algunos amigos entre los comentarios a mi publicación en Facebook.
Primero Roxana Martel, quien dijo:
“Contra un Monseñor Romero descafeinado. Gracias por recordarnos que la memoria puede cantarse de muchas maneras y ninguna es ingenua”.
Y luego, Iván Morataya, que escribió:
“(La canción) es como (decir): ‘¡alegrémonos por su beatificación! Pero no pregunten cómo llegó a ser mártir…”
Finalmente, el de Melissa Salgado, quien dijo:
“Creo que (la canción) forma parte de la cruzada por ‘despolitizar’ la figura de Romero e ‘ignorar’ las razones concretas de su martirio. Lo que me llama la atención de la canción es que dice «no hay olvido, ni rencor». Pero para llegar a eso, se necesita justicia y fin de la impunidad”.
Pregunto entonces: ¿acaso ha alcanzado esto nuestro país? ¿El Salvador ha alcanzado justicia y fin a la impunidad como para limitarse a decir simplemente: Monseñor es alegría..?
*Foto principal, tomada por Francisco Campos.
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8 Responses to “¿Le cantamos a un Romero descafeinado?”
Saludos Ricardo.
Respeto mucho tu opinión, aunque no la comparta.
Hay una lectura política implícita.
El mensaje de reclamo por justicia que Romero sostuvo sí coincide con exigencias como grupo revolucionario y como partido político (al menos en teoría) de parte del FMLN. Eso es innegable. No es una cuestión de que “traten de imprimirle luchas revolucionarias y libertarias a la imagen del beato”. Eso es parte de la historia de las luchas sociales en los últimos 40 años en este país.
Mi crítica está basada en que el interés por eliminar el mensaje de exigencia de justicia que Romero sostuvo obedece a esa misma lectura política.
Creo que algunas personas, instituciones y, sobre todo, la empresa privada leen el mensaje de exigir justicia como un estandarte político de izquierda, y por lo tanto buscan eliminarlo de Monseños Romero como personaje. Prefieren maquillar esa condición irrefutable con lo que vos llamás “una versión de alegría”.
Es curioso, la alegría puede provenir de muchos orígenes.
Por ejemplo, la alegría puede provenir de que saber que se está esparciendo por todo El Salvador (y por todo el mundo) el mensaje de que exigir justicia y un alto a las desigualdades sociales es una necesidad imperante.
En cambio, parece (y esta es mi lectura) que el mensaje que se está dando es el de: “vamos a omitir esta parte del mensaje de Romero y quedémonos solo con que es motivo de alegría que la Iglesia Católica ya lo considera un beato”.
y eso, me parece incompleto, me parece una visión de un Romero descafeinado. Eso no es un motivo de alegría.
PD: por si acaso te hicieras la idea de que al escribir estas cosas, yo soy simpatizante o militante del FMLN actual, te confirmo que no es así. Al contrario. Yo no mantengo ninguna simpatía por partido político alguno de la realidad salvadoreña actual. Pienso, de hecho, que son una de las causas principales del estancamiento cultural y de la falta de tolerancia y de solidaridad que se ha expandido (desde hace mucho tiempo) por todo el país.
Hola, Orus.
Sinceramente, no encuentro mal que TCS o cualquier otra corporación produzca la canción de la beatificación. Probablemente pueda sonar descafeinado a mucha gente de izquierda que suele asociar el nombre de Romero con las luchas revolucionarias y libertarias que el FMLN trata, siempre, de imprimirle a la imagen beato. Creo que Monseñor Romero no le pertenece a nadie y nos pertenece a todos a la vez (a todo quien defienda la paz, la justicia, la libertad y los derechos humanos), y este evento debería ser una oportunidad para unirnos más como país, como salvadoreños, dejando un lado los colores políticos. Me gusta más esta versión de alegría (alegría que sentía la gente que estuvo con él, que lo conoció de cerca, que sintó el espíritu santo en su ministerio) que las de trova donde lo ponen como un símbolo de rebeldía. Pero bueno, para gustos colores. A mí me alegra que se difunda más su imagen, pues eso nos permitirá acercarnos más a su figura, leer sus homilías, su diario personal, y conocer de primera mano su legado como hombre de fe y pastor.
Comienza la apropiación o privatización del pensamiento, ejemplo, vida, obra, discurso, escritos, martirio y santidad de Mons. Romero. Asi de sencillo. “Despolitizarlo”, “alejarlo del pueblo sufrido”, “cantarle al perdón y al olvido total”, etc., etc., son propósitos que convienen a los de siempre, a quienes tuvieron hombres armados uniformados y de “civil”, esperandos sus macabras decisiones.
Orus!!Orus!!Orus!!que gusto ver la combinacion de la farándula con un hecho tan relevante e innegable en El Salvador. Realmente vos si tenés la esencia, la necesidad que reclama el inconciente salvadoreño, el transfondo del asunto que yo creo se le puede dar el nombre de “IMPUNIDAD” del lado que sea y en la proporción que sea, en unos más en otros menos. Necesario es dejar que el salvadoreño ya no deambule como Zombie cantando al mejor estilo de la TELETON que sea de paso también ha sido cuestionada por la ONU.
Saludos ALX AND1NO.
Trataré de explicarme mejor.
Si lo volvés a leer, verás que me refiero a la canción oficial de la beatificación de Romero como parte de “ese concepto que muchas personas entienden como ‘unión de artistas’ y que atiende a una musicalización más de gusto neutro y no tanto afín a luchas de la izquierda.
Es decir, ese tipo de música no suena a Trova ni a canción protesta (usualmente asociada a luchas de izquierda) y eso obedece a lecturas políticas.
Estoy de acuerdo con vos en que El Salvador está muy polarizado. Y una muestra de ello es esto que menciono. La intención de alejarse de un estilo musical como la Trova, por ejemplo, y optar a un sonido más cercano a spot publicitario obedece a esas lecturas políticas de las que vos también hablás.
Por otra parte, creo que lo más importante de un homenaje a Romero es que no pierda el sentido de su mensaje. Y su mensaje fue el del reclamo por justicia.
El reclamo de justicia podría hacérsele a ambas corrientes políticas, como por ejemplo, a la derecha autoritaria (por ser los perpetuadores de crímenes de lesa humanidad, como por ejemplo en el Caso Jesuitas) y también a los dos gobiernos de turno de la izquierda actual (por no facultar los mecanismos que hagan posible la real búsqueda de esa justicia).
Para los dos aplica el mensaje de Monseñor. Y eso es lo que debe permanecer inalterable en un homenaje justo.
Saludos.
“…atiende a una musicalización más de gusto neutro y no tanto afín a luchas de la izquierda.”
Estoy de acuerdo con todo lo expresado en el artículo, excepto con la frase citada arriba. Aclaro que no me gustan los oportunismos políticos, no me gusta TCS, no me gusta la canción, no soy católico y ya llevo varias elecciones sin ir a votar. Pero creo que un homenaje a Romero no tiene por que ser afin a las luchas de la izquierda ni a las de ninguna otra linea ideológica. Por ignorancia o por inocencia, con todos los trasfondos que eso pueda esconder, habrá algunas personas sinceras, quizá muchas, que perciban que éste es un buen homenaje a Romero. Punto. Luego, a los demás puede gustarnos o no. Después cada quien puede hacer la canción de homenaje que más le plazca (varios ya hicieron la suya como bien mencionás), o no hacer ninguna si eso les place más. La lucha de Romero fue una lucha por justicia, y la justicia no es una cosa de derechas o izquierdas; está muy por encima de esos polos malditos que a estas alturas ya exudan fetidez. Me parece muy penoso que TCS ahora se suba en el busito de los que celebran la beatificación de Romero, pero eso no es menos oportunista que las acciones propagandisticas de aquellos que estampan y lucen camisetas de Romero con Schafik o con el Ché Guevara. Ambos distorsionan la figura del hombre que en lo personal me resulta admirable, no por su condición de santidad o beatitud, sino por su entrañable humanidad.
Ya me siento listo a bajar vestido de blanco y corriendo desde lo alto del Tazumal junto a mis compañeros rubios y bien chelitos.
¿Qué hace una imagen de Escrivá de Balaguer en ese homenaje? El Opus Dei fue una de esas agrupaciones que enviaba tanatadas de cartas en contra de la beatificación de Monseñor Romero. Solo en este paisito se ven estas contradicciones. No veo intenciones legítimas en este performance.