El día de muertos es una celebración latinoamericana de origen prehispánico que honra a los difuntos el día 2 de noviembre. Para ubicarlo en un lugar en el tiempo de la historia universal se dice que es un símbolo de la muerte del Renacimiento.

Para la tradición católica latinoamericana es una de las celebraciones más vivas, además de ser una herencia cultural indígena de quienes recordaban a niños y vidas de parientes fallecidos.

Este “día de finado” para los salvadoreños es una buena oportunidad para recordar a sus difuntos, a sus asesinados o a sus desaparecidos, que fueron robados por el ciclo natural de la vida.

Según las personas que practican esta manifestación de la religiosidad popular, el día de los muertos sirve entre otras cosas de motivación para hacer las cosas bien, para pensar en el legado a las nuevas generaciones.

Uno de los lugares visitados el dos de noviembre es el Monumento a la Memoria y la Verdad, dedicado a las víctimas civiles del último conflicto armado en El Salvador.
Manuel y Alexander Pasayes, padre e hijo respectivamente, llegaron este dos de noviembre para recordar a su padre y abuelo desaparecido en 1980 y de quien lo único que tienen es su nombre inmortalizado en un muro de 85 Mts.
El Monumento a la Memoria y la Verdad es “un espacio para la esperanza, para seguir soñando y construir una sociedad más justa, humana y equilibrada” (Comisión de la Verdad)
Desde temprano muchas personas se dieron cita a los principales cementerios del país para conmemorara un día más de los difuntos.
Un grupo de nubes tratan de ocultar el sol sobre San Salvador, una particularidad de este día es la lluvia.
Una niña en compañía de su padre visita a un familiar difunto en el Cementerio de los Ilustres.
Desde tempranas horas de este lunes muchas personas se dieron a la tarea de hacer reparaciones y colocar arreglos florales en las tumbas de sus familiares difuntos.
La música es uno de los elementos que acompañan la celebración y conmemoración de los difuntos en los cementerios populares del país.
Según la tradición católica, se celebra y se recuerda a los familiares que completaron el camino hacia una vida nueva.
Este día es uno de los más importantes para la tradición popular salvadoreña, es una expresión cultural que va pasando de generación en generación.
La tumba del Beato Oscar Romero, en la cripta de Catedral Metropolitana es una de las más visitadas en cualquier época del año, este día de los difuntos no es la excepción.
Las personas que visitan los restos de Mons. Romero aprovechan para inmortalizar el momento con una fotografía.
Es un buen día para pensar en los que ya no están, pero siguen siendo luz con su recuerdo.