[Alerta spoiler: la siguiente reseña revela algunos detalles sobre la película “Creed”, por la que Silvester Stallone ha recibido una nominación al premio Óscar en la categoría de ‘Mejor actor secundario’]
Rocky estrenó en 1976, pero yo debí verla hasta 1984, justo antes de la cuarta entrega de la saga. En ese entonces, ya mi relación con el baloncesto iba en serio, y como estudiante del Don Bosco, era prácticamente imposible mantenerse ajeno a la imagen del boxeador interpretado por Silvester Stallone. La culpa de eso la tenía Quique Samour, el carismático entrenador de la selección mayor del colegio, dueño de un carro negro, cuatro puertas, con una cubierta de motor enorme que lucía a todo lo largo un dibujo de Rocky Balboa. Además, en cada partido animábamos al equipo con diferentes canciones y siempre estaban presentes las trompetas de la orquesta interpretando el tema principal de Rocky.
UNA NOMINACIÓN*Mejor actor secundario (Sylvester Stallone) |
Lo anterior lo compartimos cientos de estudiantes de colegios salesianos de todo el país. De allí que para muchos, también para mí, por supuesto, una nueva película con el personaje Rocky Balboa es y será siempre motivo de emoción mal disimulada. No puedo evitar escribir estas líneas desde esos recuerdos entrañables.
Confieso que cuando me senté en la butaca del cine, mis expectativas para Creed (Rocky VII) eran más bien bajas. Las últimas dos cintas de la serie me habían gustado poco, sobre todo la V, y mi presencia allí era más un acto de fidelidad con el pasado del personaje, enlazado con el de mi propia existencia. Y sin embargo…
Lo primero que quiero apuntar es que Creed no es una secuela, sino un spin-off. Una secuela se produce después de otra película completa y se desarrolla en un mismo “universo”, pero en un tiempo posterior; surge a partir del éxito de la original e inicia justo en donde terminó la anterior. Una buena secuela expande las ideas originales y la complementa; existen pocas secuelas que realmente valgan la pena, una de las mejores que recuerdo fue El padrino 2. El spin-off es sustancialmente más interesante, consiste en tomar un personaje para desarrollar una nueva historia; es menos utilizado. En el caso de Rocky, Silvester Stallone vuelve a darle vida a Rocky Balboa pero acá “el semental italiano” no es el personaje principal, sino uno secundario (de allí que Stallone vaya nominado al Óscar de este año como mejor intérprete secundario), y a diferencia de las anteriores Rocky, esta no muestra de entrada continuidad con su predecesora.
Dicho lo anterior, hay que afirmar que Creed es una colección de guiños para el fan de la saga. Si usted ha visto las anteriores, con Rocky VII exclamará varios “eso lo han retomado de tal película”. Querrá contarle a quien lo acompañe o al desconocido cercano el sentido de varias escenas. Así, es bien difícil no experimentar cierta fascinación con esta película. Veamos a qué me refiero.
- En Rocky (1976), el boxeador corre solo y sube las gradas del Museo de Arte de Filadelfia. La escena se repite en Rocky II (1979), pero esta vez lo acompañan varias personas, sobre todo niños, que llegan con él hasta la cima. En Rocky VII el museo se ve en dos ocasiones y es testigo de la conmovedora escena final en la que vemos cómo a un envejecido Balboa le cuesta trabajo vencer los escalones que otrora subía de dos en dos, en plena carrera.
- En Creed también vemos a Adonis correr por las calles de Filadelfia (ciudad que, al igual que en Rocky I, es el escenario principal de la historia), pero a tono con los tiempos no lo siguen personas a pie sino en motos y terminan haciendo una rueda alrededor del joven pugilista mientras un sonriente y a la vez sombrío Balboa observa todo desde la ventana del gimnasio. Inmediatamente después de esa escena, aparece por breves segundos el Museo de Arte.
- En Rocky I y Rocky II, Balboa termina las peleas con los ojos prácticamente cerrados por los fuertes golpes recibidos, Mickey quiere detenerlas, pero Rocky no se lo permite y engañan al réferi. Lo mismo se aprecia en Rocky VII, esta vez con la complicidad de Balboa en la esquina. [Dato adicional: la escena de la contienda final de la primera película se rodó en orden inverso: primero se grabó a los actores cubiertos de maquillaje para simular la sangre y las heridas, y luego se fue retirando poco a poco hasta llegar al inicio de la pelea].
- La escena en la que para ganar rapidez se entrena intentando atrapar una gallina aparece originalmente en Rocky II.
- En Rocky III (1982), Apollo Creed lo entrena ante la muerte de Mickey. Es memorable la escena en donde aparecen juntos corriendo en la playa y todo lo que Apollo hace para que Balboa recupere la motivación y confianza necesarias para pelear y ganar. El día de la pelea, Apollo le pide a Rocky que vista la calzoneta con la forma de la bandera estadounidense que él usó en la primera pelea, la misma que Adonis luce en Creed, entregada esta vez por Rocky.
- En la III, después del combate Apollo y Rocky se citan en el gimnasio de Mickey y allí Apollo le revela el pequeño favor que quería a cambio del entrenamiento: un tercer combate contra Rocky, ya que estaban empatados (Apollo gana la primer pelea y Rocky la segunda). Rocky acepta y ambos aparecen en el ring hacia al final de la cinta; la última escena que vemos es la de Apollo y Rocky a punto de golpearse el uno al otro. En Creed, Adonis le pregunta a Rocky quién ganó ese encuentro; después de un silencio que a más de algún espectador le pareció eterno, Balboa le confiesa a Adonis que su padre ganó esa vez. Tremenda escena.
- En Rocky III, Mickey, quien entrenaba entonces a Balboa, muere justo al final de la primera pelea contra Lang. En la IV es Apollo quien muere en el ring en los brazos de Rocky después de la paliza que le propina Ivan Drago. En Rocky VII parece que la historia se repetirá, pues ahora es Rocky como entrenador quien es diagnosticado con cáncer; de hecho, el gran campeón italiano se desploma sobre el ring a mitad de una práctica de box, sus piernas no le responden y se cae en más de una ocasión, en una escena por demás conmovedora. Sin embargo, como detallo más adelante, acá se rompe esa lógica en un giro narrativo por demás interesante.
- Al igual que en Rocky I y Rocky II entre Apolo y Balboa, las peleas de Adonis se alargan 15 asaltos y gana una y pierde la otra, ambas por decisión dividida. Otra contienda a 15 asaltos también se aprecia en Rocky IV (1985).
- Bianca es para Adonis lo que Adriana fue para Rocky. Ambos boxeadores necesitan del apoyo y confianza de sus parejas. Al final de la I, Adriana se sube al ring y le susurra un “te quiero” a Rocky; Bianca también lo hace y se muestra cariñosa con Adonis. El aliento femenino es clave (al saberse ganador, Rocky grita su mítica frase “¡hey, Adriana, lo logré!” al final de la II).
- De alguna manera, Creed retoma el tono callejero de Rocky V (1990) y, sobre todo, de Rocky VI (2006), que apareció 16 años después de su predecesora, el período más largo entre una y otra entrega.
- La sexta película de la saga inicia y finaliza con Rocky frente a la tumba de Adriana, quien ha fallecido a causa de un cáncer de ovario. “Adriana, lo hicimos”, le dice al final. En Creed también vemos a Rocky en el cementerio hablando con Adriana (se sienta, la saluda, toma el periódico y le lee las noticias del día).
- El restaurante italiano Adrian’s aparece por primera vez en Rocky Balboa (Rocky VI) y lo vemos de nuevo en Creed.
- A Robert, el único hijo de Rocky con Adriana, se le menciona en Creed, aunque no aparece, algo que sí sucede con mayor presencia en la V y la VI. Este personaje no logró cuajar en la historia y mantuvo un perfil más bien bajo (pese a los triunfos y carrera de su padre, se avergüenza de él; aunque lleva una vida independiente, siente todo el tiempo la sombra de su padre y no es feliz). Robert es, por cierto, el nombre real de Rocky. [Dato adicional: el hijo verdadero de Silvester Stallone, Sage Stallone, es quien interpretó el papel. Murió a los 36 años, en 2012, de un ataque al corazón por arterioesclerosis].
Con todo lo anterior, es prácticamente imposible no recordar otras escenas memorables:
- La escena en Rocky I en la que Balboa traga huevos crudos antes de salir a entrenar bien de mañana. También cuando en la misma película se entrena golpeando reses congeladas en la empresa de embalaje de carne en donde trabaja Paulie.
- La aparición de Mr. T. en Rocky III, quien hace el papel del villano Clubber Lang. También vimos a Terry Bollea, mejor conocido como Hulk Hogan, quien interpreta a Thunderlips.
- Rocky y Apollo entrenando a velocidad vertiginosa con la canción “El ojo del tigre”, de Survivor, sonando por todo lo alto.
- Rocky gritando “no pain, no pain” (“no siento dolor”) ante cada golpe demoledor del ruso Iván Drago en la cuarta entrega, la cinta más taquillera y más política de todas, filmada en plena Guerra Fría entre 1984 y 1985. De esta película son igualmente memorables las escenas de Rocky entrenándose en Siberia: levanta y corta troncos y corre en la nieve, entre las heladas montañas, mientras Drago se prepara con aparatos de alta tecnología y el consumo de anabolizantes. Al final de la película, Rocky tiene tiempo para reflexionar: “Todos podemos cambiar… Aquí ha habido dos hombres matándose, creo que es mejor que 20 millones”.
Y la enumeración puede seguir…
A esta altura del texto usted puede estarse formulando dos preguntas: 1. ¿Puede disfrutarse Creed a pesar de no haberse visto las seis entregas que le anteceden? 2. ¿Es Creed simplemente una colección de escenas de las seis anteriores?
Sí a la primera interrogante. Lo confirman las reacciones de los espectadores de entre 12 y 20 años durante y después de la película. Y es que Creed es para todas las edades, es una película sobre esfuerzo y disciplina, motivación por salir adelante, trabajo en equipo, peleas que se ganan y otras que se pierden, vínculos afectivos, lágrimas y sonrisas, honor, rivalidad, entrega total, pasión…, elementos todos que convierten al deporte en mucho más que un afán por competir y ganar. Es la vida misma.
La historia está muy bien contada y se disfruta mucho, aun sin tener a la vista las seis anteriores. De hecho, se plantea de manera tan apropiada que perfectamente podría pensarse que con Creed podría iniciarse una secuela con nuevos personajes y tramas girando alrededor del mítico campeón italiano.
No a la segunda interrogante. Sé que el largo recuento inicial podría parecer que así es. Pero sinceramente me parece que Creed tiene lo suyo.
Creo que lo que más le ayuda a esta película es que es la primera de las siete en la que Stallone no escribe el guión. No es que lo haya hecho mal, para nada, si así fuera nunca hubiera existido Rocky II y mucho menos estaríamos hablando de una séptima entrega. Pero sí considero que a la saga le hacía falta una mente fresca que visualizara la trama tomando la distancia debida para fascinarnos de nuevo y entregarnos un producto que, como digo, suena más a un nuevo comienzo. El responsable del guión en Creed es el afroamericano Ryan Coogler (quien obtuvo premios y excelentes críticas con La estación Fruitvale, su primer largometraje), con la colaboración de Aaron Covington. Coogler es también el director de Creed.
Por otro lado, todo parece indicar que casi 40 años después por fin Stallone logró darnos una caracterización creíble de Rocky, la que le ha valido ya un Globo de Oro y que podría entregarle por fin un Óscar. Aunque tendrá una dura pelea con Cristian Bale (The Big Short), Mark Ruffalo (Spotlight) y Tom Hardy (El renacido), quizá la Academia se decante por este actor que durante cuatro décadas nos ha entregado un personaje que es ya muy familiar. Stallone entra a un selecto grupo, ya que solo seis actores han sido nominados en dos ocasiones por el mismo personaje: Bing Crosby (el padre O’Malley), Paul Newman (Eddie Felson), Peter O’Toole (Henry II), Al Pacino (Michael Corleone) y Cate Blanchett (Elizabeth II).
Llama la atención, eso sí, que Stallone es el único nominado por Creed. No se reconoce el esfuerzo del joven Michael B. Jordan en el papel de Adonis Johnson Creed, una actuación por demás creíble; tampoco se nomina a Coogler por el guión ni por su dirección, aspectos ambos que le dan fuerza a la polémica suscitada en torno al hecho de que no hay una sola persona negra en los cuatro apartados de interpretación (son 20 actores perfectamente blancos) ni como directores de película.
En 1976, Rocky fue nominada ¡a 10 Óscar!, de los que ganó 3: mejor película, mejor director y mejor montaje. También se presentó en las categorías de mejor guión original y mejor actor (Stallone), mejor actriz (Talia Shire, por Adriana), mejor actor de reparto (Burt Young, por Paulie; y Burgess Meredith, por Mickey), mejor canción original (a pesar de que la letra tiene solo una veintena de palabras) y mejor sonido. Como mejor película, superó ni más ni menos que a Taxi driver (dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert De Niro) y a Todos los hombres del presidente (en la que aparecían Robert Redford y Dustin Hoffman), entra otras.
39 años después, Creed presenta peleas con alto realismo, con un sonido y planos espectaculares y con un manejo de cámara excepcional que nos transmiten la sensación de que estamos detrás de los boxeadores o junto con ellos en el ring. En eso, sin duda, supera a todas sus antecesoras.
Hay un aspecto más que con seguridad despierta el interés de quienes están próximos a los 40 años o sobrepasan ya esa edad: Rocky padece de cáncer. Al principio se niega a enfrentar la enfermedad, el recuerdo doloroso de la muerte de Adriana por el mismo mal hace que le dé la espalda a toda posibilidad de tratamiento. Pero después, interpelado por Adonis, decide intentarlo. “Si tú das pelea, entonces yo también la daré”, le dice Rocky a su discípulo. Las escenas en las que Adonis entrena en las gradas del hospital y en la propia habitación en la que Rocky está recibiendo la quimioterapia no solo son altamente emotivas, sino que además encierran un simbolismo acaso demasiado evidente, pero que a mi parecer es necesario para transmitir brutal y cabalmente lo que está detrás de esa enfermedad: una lucha sin cuartel en la que la fe, la disciplina, la entrega y el coraje son necesarias. Igual que en el deporte. Se trata de la vida.
Si algo se extraña en la película es escuchar el tema musical de la saga, Gonna Fly Now (Voy a volar ahora), de Bill Conti. Cuando parece que nos quedaremos con el deseo, hacia el final de la película por apenas unos segundos se escuchan nítidas las primeras notas de la canción. El instante está tan bien logrado, que es imposible evitar un desbordamiento de emoción. Y en el contexto de las escenas adaptadas en Creed de las seis películas anteriores y del hecho de que Rocky, el semental italiano, el gran campeón, padece de cáncer, no puede menos que recordarse la letra de esa tonada:
Esfuérzate ahora
es muy duro.
Vuélvete fuerte ahora
no tardarás mucho.
Vuela ahora
ahora vuelta alto
vuela
vuela.
Hay que resistir y darle pelea a la vida, cualquier que sea la circunstancia. No queda más que luchar. Siete veces nos lo recuerda Rocky. Como para no olvidar.
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