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“Fue increíble cómo resucitó la sociedad guatemalteca”

Es posible que sean la banda de rock más importante de la historia de Centroamérica. Al menos deberían ser mencionados en toda sana discusión al respecto. Se dice fácil pero “el alter ego del duende” tiene 36 años de estar alojado en el ombligo de la carretera panamericana y, contrario a lo que podría pensarse, el apetito por crear nueva música no decae. Al contrario, se enriquece. 

El instinto de Alux Nahual  por evadir lo estático, lo invariable, los llevó semanas atrás a la Ciudad de México a grabar algunas voces y percusiones de lo que será su nuevo disco de estudio, el décimo segundo en su largo recorrido. 

Revista Factum aprovechó la ocasión para hablar con Álvaro Aguilar y Ranferí Aguilar, primos de sangre y aliados en el ADN de la música guatemalteca y centroamericana. Con ellos hablamos sobre su participación en los sucesos recientes del agitado océano político chapín, sobre las novedades de su próximo disco, sobre la historia de inspiración en sus orígenes y sobre muchos temas que atañen a Alux, esa banda cuyo Nahual suele tener la costumbre de convertirse en un quetzal, de espumas verdes, largas y brillantes, al grado incluso de realizar conciertos “desde el aire”, en pleno avión comercial.


 

Alux está grabando un nuevo disco, ¿podrían contarme un poco más al respecto?

Álvaro Aguilar: Bueno, pues como sabrás, Alux Nahual se desintegró en el (año) 2000. Y estuvimos haciendo conciertos esporádicos para ayudar con algunas causas benéficas, por ejemplo, cuando ocurrió lo de un huracán que fue muy fuerte, pues para donar plata para reconstrucción de escuelas… Pero no estábamos integrados, no se estaba trabajando en hacer nueva música. Y un artista sigue vivo en la medida que siga haciendo nueva música. Si no está viviendo de los recuerdos… Entonces, en el 2010 hicimos un (concierto) sinfónico en Guatemala, que fue sumamente exitoso. Fue un concierto para el que las entradas estaban caras y se llenó todo el teatro dos semanas antes del evento. Fue una cosa inusitada y yo me puse a pensar que era una lástima que no pudiéramos ponernos de acuerdo para poder seguir trabajando. Entonces esbocé una idea de cómo podía ser la cuestión y les platiqué a cada uno en lo particular, y nos volvimos a integrar. Entonces comenzamos a componer un nuevo disco, que salió en el 2012, que es el “Murciélago danzante”, que es el que hemos venido tocando desde ese entonces (2013-2014). Así que en el 2015 decidimos que íbamos a hacer un nuevo disco. Y empezamos desde enero a platicar sobre el proyecto y decirle a todo el mundo de los ‘Aluxes’: «Bueno. Se necesitan temas nuevos. Hay que componer». Y el proceso de la composición fue al principio muy lento y la selección fue muy exhaustiva. O sea, que todos escucharan bien todas las rolas, que todas las palabras les parezcan a todos, ¿verdad? Y después hay colaboraciones. En algunas canciones hay colaboración de todos y en otras se fue el arreglo tal cual y como lo había propuesto Ranferí (Aguilar) o como lo había propuesto yo.

La canción “Fuera” demuestra cómo Alux Nahual se ha involucrado con las causas sociales en Guatemala con la coyuntura política actual del país. ¿Porqué decidieron entrar en sincronía con lo que mucha gente estaba exigiendo en las calles?

Ranferí Aguilar: Yo considero que en Alux siempre hemos estado –como grupo e individualmente– participando de alguna manera en la vida social y política desde un punto de vista artístico. Recordarás algunas canciones como “Alto al fuego”, que siempre han sido parte de la historia de Alux… Considerar la política como una parte más de nuestra vida. Por eso es que se refleja en nuestras canciones. No es que realmente nosotros seamos totalmente políticos o apolíticos, sino que es parte de nuestra vida. Es muy importante y por eso se refleja en nuestras canciones. Y ese fue el caso de ahorita, ¿verdad?

¿Y cómo ven los resultados que se obtuvieron con todo este movimiento?

Ranferí: No, pues, fue maravilloso. Solo la experiencia de participar en las manifestaciones, de llegar, de sentir todo lo que dice la gente, de leer las pancartas que de forma tan espontánea pone la gente… Fue una cosa increíble lo que pasó en Guatemala, la verdad. Aparte de lo que fue la música, la vivencia política, lo que resucitó la sociedad guatemalteca, fue increíble. El hecho de que la gente pudiera manifestarse y decir lo que siente, lo que piensa del gobierno, con sus pancartas y exhibirlas así, escritas a mano. Fue una cosa increíble. Y nosotros participando en forma individual primero y luego nos juntamos. «¡Tenemos que ir!» Y fuimos como grupo a manifestarnos. Y todo eso fue alimentando una canción que Plubio (Aguilar) ya tenía escrita y que, por cierto, tenía otro nombre. Se llamaba “Mírate al espejo” al principio, porque era una reflexión de la corrupción que existe en Guatemala y en nuestros países latinoamericanos. Y al final decía una reflexión como: «Bueno. Mírate en el espejo… A ver si no sos igual», porque la corrupción está en todos lados y está como una plaga que se metió en nuestra sociedad. Y cuando empezó todo lo de la manifestación, nos juntamos y vimos que esa canción estaba como para ello, solo que había que darle un pequeño giro para que fuera realmente para eso. Y así fue como, de repente, nos juntamos y hablamos de la letra… Plubio es el autor, pero nosotros contribuimos con nuestra experiencia y con lo que nos pareció que era mejor para que la canción fuera directamente hacia eso. Y, de hecho, la estrenamos en una de esas manifestaciones, en uno de esos sábados…

Sí, en un concierto en el que ustedes convocaron a la gente para colaborar con la grabación del video, ¿verdad?

Ranferí: Exactamente. Fue un concierto en el que participaron varias bandas…

Álvaro: Sí, ese es el video. Originalmente la plata era para un video. Nosotros vimos como que iba bajando la intensidad de las manifestaciones y dijimos: «No. Aquí hay que hacer algo». Entonces fue que decidimos lo que íbamos a hacer: que la gente con su celular filmara el toque y que nos mandara las tomas, para nosotros armar el video. Y entonces que se cumpliera con el fin último –que era hacer el video–, pero en este caso el fin se transformó en reactivar las manifestaciones y las propuestas. Y yo quisiera agregar a lo que le habías preguntado a Ranferí, acerca de nosotros porqué nosotros nos involucramos en eso… Pues porque nosotros, las canciones que hacemos son extraídas de nuestro entorno, de lo que vemos, de lo que nos toca vivir… Y como a todos los guatemaltecos, y como a toda la gente de Latinoamérica y muchas partes del mundo, pues nos afecta la corrupción de los gobiernos… Y estábamos muy conscientes de que este presidente y esta vicepresidenta estaban haciendo todo lo que podían para reventar la piñata y llevarse todo el dinero que pudieran, ¿verdad? A eso llegaron desde un principio. Y se vio en las primeras de cambio, pero ya era una cosa demasiado abusiva… que creo que nos causó mucha repulsión a la ciudadanía. Entonces, gracias a Dios, por eso fue que la gente se indignó tanto, ¿verdad? Y yo te diría que creo que hay varios actores que tuvieron que ver. Uno de ellos es el comisionado contra la impunidad en Guatemala, la CICIG, que es un cuerpo de la ONU; después está la Embajada de los Estados Unidos y su embajador, Todd Robinson, que apoyó mucho a la CICIG y al Ministerio Público; y obviamente, la ciudadanía guatemalteca, que despertó hacia la política, se preocupó y comenzó a indignarse de las cosas que miraban y empezó a participar en las manifestaciones y las protestas.

Y esa parte es de lo más reseñable de esta coyuntura, porque se necesita cierta madurez para anular las diferencias partidarias. Lo digo porque en El Salvador, por ejemplo, hay gente que se ha inspirado por lo que ha ocurrido en Guatemala y se ha integrado a algunos intentos de marchas. Pero aún no se ha logrado que las manifestaciones se desliguen de los enfoques partidarios y, por ende, de los intereses de distintos partidos políticos… ¿Qué fue lo especial que tuvo Guatemala para alcanzar esa madurez?

Ranferí: Pues mirá, yo creo que esa fue una de las cosas más atinadas… Que desde el comienzo las marchas fueron apolíticas y en contra de cualquier grupo que quisiera apropiarse de la manifestación espontánea de la gente. Entonces, desde el primer momento la gente que pensó en las marchas comenzó a convocar espontáneamente y tuvieron el tino de mantenerse de esa manera, de que no se lo agarraran ni por la izquierda ni por la derecha, ni por arriba ni por abajo… Por ningún grupo de ninguna clase… Fijate que en Guatemala está, por ejemplo, la Universidad de San Carlos, que actúa básicamente a favor de los derechos del pueblo. Están también otras universidades privadas y otras que son… se podría decir, de extrema derecha o pro empresarial… E iban juntos. Iban marchando de una manera solidaria, una cosa que jamás había visto en Guatemala. Y así como estaban los universitarios también estaban los empresarios, amas de casa, estaban familias… ¡De todo! ¿Me entendés? Entonces esa es una de las cosas más valiosas que ha pasado… Yo no sé si es por la madurez. Inclusive, a mi me sorprendía. Yo veía en la televisión a gente de Chile, Argentina, Brasil, Venezuela…. protestando por las cosas que les afectaban. Yo sentía que los guatemaltecos nos sentíamos dormidos, ¿no? Pasaban cosas. Y, como decía Álvaro, llegaban a robar… Y había una sensación como… “¿De qué sirve? Aquí nunca va a pasar nada…”. Como nos hemos encontrado a hermanos de otros países –aquí en México, inclusive–, que dicen: “Ahh.. sí. Pero aquí eso no va a pasar, ¿verdad?”. Entonces así nos sentíamos igual nosotros, hasta que consiguieron estas cosas que dijo Álvaro… La CICIG y varias entidades… Y la ciudadanía empezó a manifestarse en repetidas ocasiones. Y eso creo que fue una de las cosas que más impacto tuvo para que empezaran a darse los cambios. Ahorita tenemos a un ex presidente preso y a una ex vicepresidente presa. Y una serie de gente del gobierno… Todos los ministros salieron…

Álvaro: Y luego habrá otros presos también….

Ranferí: Muchos. Mucha gente que está involucrada en la red de corrupción. Y como dice el agente: “Esto es solo el comienzo”. Porque después tiene que venir una limpieza de conciencia… Y volvemos a lo que decía Plubio: cada quien se mira de repente en el espejo y dice… “Ah… Yo no puedo seguir haciendo lo que estaba haciendo, ¿verdad?”. Nadie puede seguir haciendo lo que estaba haciendo. Lo peor es cuando la cabeza lo estaba haciendo y todo mundo se da cuenta de la corrupción se propaga hacia abajo de una manera así, ¿no?

En tu caso (Álvaro), has trabajado en el pasado con la cultura en la Municipalidad de Guatemala. Tenés la experiencia de haber trabajado no como artista… sino que…

Álvaro: Con el Gobierno…

Ajá… Como un funcionario que trabaja en favor de otras personas… ¿Esa experiencia qué te dejó a raíz de estos cambios que están ocurriendo para lo que viene adelante?

Álvaro: Debo decirte, Orus, que sí… Yo soy el fundador del programa “Cultura en los barrios” de la Municipalidad, que gracias  Dios aún persiste, después de yo ya no seguí trabajando en la ‘Muni’… Después me llamaron para ser el asesor del Ministro de Cultura, del 2008 al 2012. Y ahí hicimos cosas maravillosas. Trajimos músicos de la Filarmónica de Berlín y de Münich para trabajar con las orquestas juveniles en Guatemala… Directores de España, director de México… Se donaron tres millones de quetzales de instrumentos, tanto el Ministerio de Cultura como el Ministerio de Educación. Y ahora soy el presidente de la sociedad de gestión colectiva (AEI Guatemala). Siempre habían estado desprotegidos los compositores en Guatemala porque no estaba bien administrado el derecho de autor. Y entonces, te digo… Estas cosas, al final me he dado cuenta… Siempre la gente va a tener algo que criticar. ¿Me entendés? Y entonces uno debe hacerlas solo por convicción. No se debe esperar que alguien te vaya a agradecer, ni que la sociedad te pague a cambio de lo que hiciste, ¿verdad? Tengo mucha más retroalimentación de cariño por parte de la gente gracias al trabajo específico que hacemos, a la banda y a las canciones. En cuanto comenzás a trabajar por los demás, a generar beneficios… Eso viene como algo muy normal, algo que se merecen, y entonces lo debe hacer uno por convicción de qué es lo bueno, qué es lo justo y qué es lo mejor y lo solidario por hacer, ¿verdad? Y lo voy a seguir haciendo en la medida en que pueda.

En la medida en que se manchó tanto la imagen del poder político en Guatemala, ¿no tocó –desde su punto de vista– a la gestión cultural?

Álvaro: Gracias a Dios que no. Yo te diría que afortunadamente, durante la época en la que yo estuve como asesor del ministro, se manejaron muy bien las cosas. Gracias a Dios no se metieron mucho con cultura. El Ministerio de Cultura no tiene mucha plata ni muchas formas de cómo llegarlo a explotar. Yo pienso que tal vez sí se logró una cierta unificación con todas estas situaciones… de los grupos de rock, sobre todo. Las bandas se sumaron a nosotros el día que convocamos al concierto en el parque y nos llamaron muchos que querían participar, pero no se podía meter a todo mundo, ¿verdad? Uno de los canales de allá –que se llama Guatevisión– lo transmitió en directo, porque nos llamaban de los Estados, que querían verlo, ¿verdad? Que querían estar presentes… Los departamentos del interior querían participar, entonces se armaron en varios departamentos pantallas gigantes donde se reprodujo el concierto.

Alux Nahual concediendo una entrevista en Ciudad de México para Revista Factum. Foto del twitter de la banda.

Alux Nahual concediendo una entrevista en Ciudad de México para Revista Factum. Foto de las redes sociales de la banda.

Hablemos un poco sobre la escena musical en Guatemala. ¿Cómo sienten que la escena ha cambiado respecto a ahora, cuando las reglas del juego son distintas a la hora de componer música? Hablo, por ejemplo, de la casi nula incidencia que tienen las discográficas ahora que la piratería se ha expandido. En la actualidad la producción de discos no tiene los mismos resultados que tenía antes. ¿Qué sentido tiene seguir sacando discos si pareciera que ahora la gente no tiene ni el impulso ni el deseo ni el dinero para seguirlos comprando?

Ranferí: Bueno… Yo creo que sí ha cambiado. De hecho, toda la parte de la industria de la música en Guatemala ha cambiado. Yo creo que en todo el mundo, ¿verdad? Sin embargo, las producciones ahora se han hecho independientes. Es decir, cada quien se preocupa por hacer sus propias producciones. Como vos decís, ¿qué sentido tiene sacar nuevos discos? Para nosotros, los artistas, nuestra vida es componer y hacer canciones y buscamos la manera de plasmarlo en un material y dárselo a la gente. Sea como sea. Obviamente, entre las cosas que han cambiado es que ya no se venden tanto los discos físicos… Entre comillas, sino que se venden más por formatos digitales, que es algo que se puede hacer y que lo estamos haciendo. Sin embargo, te quiero decir que hay mucha gente –en nuestro caso– que le gusta tener el objeto físico, como un objeto de colección. Inclusive las generaciones más recientes, les gusta tener el disco y ver las fotos, ver las letras y ver el arte que trae. En nuestro caso…

Esa parte la identificás como que no ha cambiado tanto…

Ranferí: Sí ha cambiado. Sobre todo lo que más ha cambiado es que nosotros mismos tenemos que hacer nuestras propias producciones, la promoción y cosa a la que no estábamos acostumbrados…

Porque antes tenían a DIDECA para que se encargara de esas cosas…

Ranferí: Antes teníamos una disquera que algo hacía, ¿verdad? Mal o bien, pero lo hacía… (ríe). Y digamos que no estábamos acostumbrados a eso… No vendíamos nuestros propios discos. La promoción quizás sí nos involucrábamos más, porque mal que bien… digo… porque no era lo que nosotros queríamos, lo que nosotros anhelábamos para llegarle bien al público, ¿verdad? Pero teníamos… Teníamos una casa disquera que hacía un gran trabajo que nosotros no podíamos hacer… Y ahora lo tenemos que aprender a hacer nosotros.

Hablando sobre esa exposición en el pasado… Yo soy un convencido de que Alux Nahual (en los ochenta) estaba a la altura de grupos como Caifanes en México o Soda Stereo en Argentina. Pero quizás no tuvo el trabajo de exposición que los pudiera catapultar al nivel continental como sí ocurrió con esas otras bandas. Después de 36 años, ¿ustedes también lo analizan así?

Álvaro: Sí, así fue. Es que DIDECA, que era nuestra disquera, tenía injerencia en Centroamérica, ¿verdad? Entonces, en los lugares en donde se expuso la música de Alux, pegó… Y en Centroamérica seguimos yendo a Honduras, seguimos yendo a El Salvador… Vamos ahora de nuevo el 12 de Diciembre… Seguimos yendo a Costa Rica … Vamos a ir en Febrero… Entonces aquello se quedó. Si hubiera sucedido que DIDECA hubiera tenido sucursales en otros países, igual hubiera funcionado, creo yo. Y Sony lo empezó a meter aquí en México y, de repente, empezó a funcionar muy bien. Pero el problema con eso fue que en Sony Costa Rica estaban bastante desorganizados. Nunca habían tenido un artista internacional. Entonces cuando de repente dicen las demás Sony que lo iban a lanzar… Lanzó Miami, lanzó México, lanzó Venezuela, lanzaron un montón de países… Entonces Sony Centroamérica (Costa Rica) no tenía a nadie en un departamento internacional para estar mandando materiales y respondiendo correos y etcétera, ¿verdad? Entonces ahí tampoco se pudo caminar. Fue una cosa ahí sí que del lugar donde nacimos y donde decidimos quedarnos.

Me gustaría que hicieran un repaso de cómo fueron las etapas claves que Alux atravesó hasta llegar al año 2000, en el que decidieron interrumpir actividades. Me interesa la parte del crecimiento que tuvieron y cómo fue que se llegó a cortar…

Álvaro: Bueno, es que lo que pasa es que en los primeros discos, el ingeniero de sonido de DIDECA estaba más acostumbrado a grabar grupos de marimba que grupos de rock. Y entonces, nos resultaba bastante difícil lograr transmitir cómo lo queríamos nosotros, porque uno tiene una imagen sonora que ya la conoce, y que cuando se llega decís: «¡Eso es lo que quiero!». Y entonces nos costaba mucho llegar a ese momento en donde las cosas sonaban como queríamos, pero eventualmente se fue logrando. Y nosotros teníamos cero conocimiento de tecnología, cero conocimiento de grabación. Y así fuimos caminando… Después, para el disco “Alto al fuego”, uno de los cambios importantes fue que conseguimos el primer sintetizador/secuenciador, ¿verdad? Que con él se podía hacer cosas MIDI, que podías pre-programar cosas que sonaran. No sé, un bombo… o varios bombos de ese disco, “Alto al fuego”, eran del ‘sinte’… Y Lenin nada más iba tocando las otras cosas. Y entonces así fuimos aprendiendo, poquito a poquito. Fuimos buscando mejores personas para que hicieran trabajo de grabación y de mezcla, hasta que se llega a la parte con Sony, donde ahí sí, se logra superar varias cuestiones técnicas. Y trabajamos la mezcla de “Americamorfosis”…

Ahí puedo decir que es evidente un cambio de sonido…

Álvaro: Sí, es que se grabó en Costa Rica. La batería se grabó en Los Ángeles y después se mezcló en Los Ángeles con Beny Faccone… Que Beny trabajaba las cosas de Maná… ¿Y con qué otros grupos había trabajado entonces Beny?

Ranferí: Con Luis Miguel y no sé con quiénes otros…

Álvaro: Pero de un corte anglo, ¿verdad? Y después, en el otro, en el siguiente disco (“Se cantan retratos”, 1997) también se logra subir otra grada cuando ya se trabaja toda la grabación con Sony México y la mezcla la hace Steve Sykes, que él pues ha mezclado a The Rippingtons, a Stanley Clarke, a Tony Braxton y a algunos artistas latinos, ¿verdad? Como Enrique Inglesias… Entonces, cuando llega Steve Sykes, ese “Se cantan retratos” suena increíble. Y por eso es que ahora va a trabajar también Steve este nuevo disco.

Ranferí: Yo quisiera aportar algo sobre esto, pero desde otro de punto de vista, quizás más  autoral o creativo. Y es que la primera parte de Alux Nahual surgió alrededor de las canciones de Álvaro…
Álvaro era el que hacía las canciones y nosotros llegábamos como músicos a hacerle los arreglos y qué sé yo, ¿verdad? Eso se nota mucho en el primer y segundo disco. Después, a partir del tercer disco, empezamos los demás a hacer nuestros primeros intentos. El tercer disco que se llama “Hermanos de sentimiento” es quizás uno de los más experimentales. Hay unas canciones de 12 minutos o algo así. Fue una etapa en la que comenzamos a buscar otros horizontes y otros sonidos. Y fue un disco en el que se nota eso, ¿verdad? Luego ya para la etapa de “Alto al fuego” coincidimos con una corriente de rock en español, como vos decías, Soda Stereo y toda la parte del rock en español… Entonces nuestro estilo confluyó hacia ahí. Y las canciones eran más cortas, más agresivas y siempre melódicas…

Dejaron de ser tan progresivas como eran antes…

Ranferí: No eran tan primitivo como en la etapa anterior, en la que teníamos una gran búsqueda, ¿verdad? El ingeniero de batería con el que acabamos de trabajar ahorita hizo una descripción del grupo qu eme gustó mucho. Siempre tratando de describir qué es el grupo… y él dijo que era una especie como de hard rock melódico. Y algo así es lo que logramos a partir de “Alto al fuego”. Y luego las etapas van confluyendo en un estilo y después empezamos a buscar otras cosas porque el grupo va continuamente cambiando. Después “La Trampa” fue como una transición… Y después vinieron esos dos discos con Sony, que fue una etapa del grupo muy sólida también, y que ya el balance de las composiciones era una cosa muy importante. Componía Álvaro, componía Paulo, Óscar o yo. Entonces era como un collage de canciones diferentes que se fundían en el estilo Alux Nahual. Por eso el último disco de esa etapa se llamó “Se cantan retratos”, porque eran como historias que cada uno hacía y que confluían dentro de ese disco.
Y eso fue toda esa etapa, hasta el 2000, como vos decís… Después, en el último (“Se cantan retratos”, ya no estaba Paulo. Quiere decir que el grupo comenzó como a ya no entenderse musical o artísticamente. Andábamos con la cabeza en muchas cosas. Hasta que decidimos: «¡No! Aquí que cada quien haga lo que quiera y hasta aquí llegamos».
Y después, como decía Álvaro, llegando al 2011-2012, que ya habíamos tenido experiencia con el público… Porque sentimos que al público le siguió gustando nuestra música, a pesar de que ya solo hacíamos toques “nostálgicos” –si se puede llamar así, ¿verdad?–. La gente seguía llegando y les seguía gustando…

Yo recuerdo que acudí a uno de esos conciertos “nostálgicos”. Fue uno que hicieron como un regreso en el Tikal Futura…

Ranferí: Ese fue uno de los más importantes… Que fue patrocinado por Siglo XXI, ¿verdad?

Exactamente…

Álvaro: ¡Cierto!

Ranferí: Y entonces, cabal, fue así como que dijimos: «¿Qué estamos haciendo». Y cada quien componiendo por su lado, cada quien haciendo proyectos disparatados… Yo aproveché para hacer cosas totalmente diferentes. Algunos hacían cosas más parecidas, otros lo que sea… Y así fueron como 13 años o no sé cuanto… Pero nos volvimos a juntar y todavía seguimos componiendo, todavía seguimos siendo amigos…

¡Y familia!

Álvaro: Jajaja… ¡Yo ya no me pude separar de algunos de ellos!

En una trayectoria tan larga, es lógico que existe un desgaste en las relaciones interpersonales de los integrantes del grupo. Supongo que durante el período de ruptura, en el 2000, hubo alguna presión al ver que otros grupos estaban emergiendo y reclamando público. Bohemia Suburbana ya tenía una trayectoria, Ricardo Andrade estaba haciendo cosas importantes, Malacates Trébol Shop de la misma forma… Grupos que venían a reclamar la estafeta que ustedes habían dejado vacante. ¿Pensaron en algún momento que el público se iba a ir por estas bandas y se iba a olvidar de Alux?

Ranferí: Yo creo que en lo que vos decís, tenés razón. Y para nosotros fue bueno hacer un parón, porque uno suele quedarse en clichés, en estilos, en fórmulas que ya conocés. Y siento que ese parón, para nosotros, fue la posibilidad para irse por otros lados, para vivir otras cosas, para experimentar con la música de otras maneras. Y cuando regresamos, empezamos a ver la música de otra forma, ¿verdad? Lo importante es seguir evolucionando, no es quedarse en lo mismo.
Y en cuanto al público, pues hay público para todos… Para mí, ¿verdad? Y me gustan las otras bandas, y respeto, y me alegra que hayan muchas bandas. Y me alegra que el público pueda disfrutar. Así como puede disfrutar de un Led Zeppelin, pueda disfrutar también de un Pink Floyd, puede disfrutar de lo que sea. Es mejor que hayan muchas propuestas. Lo que no es bueno para uno es quedarse en lo mismo, quedarse a que uno suene anticuado. Eso es lo único. Lo demás todo es bienvenido…

La canción “Murciélago danzante” es un ejemplo de ello, porque me sorprendió escuchar un sonido tan metalero comparado con el sonido clásico de Alux…

Ranferí: Yo creo que nosotros estamos ‘en busca de’ siempre. Así hemos hecho siempre. A veces lo encontramos bien y a veces son experimentos fallidos, pero todos son necesarios.

¿Cómo lo ves vos, Álvaro? Esa explosión de nuevas bandas que llegaron a tomar la estafeta que había dejado vacante Alux…

Álvaro: A ver… Yo seguí haciendo música. Seguí con mis discos. Y seguía haciendo conciertos y tenía temporadas exitosas.
Sí miraba que había nuevos grupos y lo vi como algo bueno. Nunca me causó como envidia o celos o algo así. Nunca. Yo me dije: «Bueno, nosotros tenemos lo nuestro, hemos hecho lo nuestro y ahí está». Y ese sitio no lo ocupa nadie. Ese sitio… pueden venir nuevas personas y generar nuevos espacios, pero el lugar de Alux sigue estando. El hecho es que firmamos con la cervecería, con Gallo, y pues seguimos nosotros teniendo nuestros conciertos para el público adulto contemporáneo, pero ahora tocamos también en los festivales de Gallo para gente sumamente joven y que todos llegan a cantar las rolas. ¡Todos llegan! Y se las saben. Y es sorprendente para nosotros ver gente tan jovencita cantando las canciones que hicimos hace 30 años, ¿verdad? Pero gracias a Dios las canciones han prevalecido y le siguen gustando a la gente.
Entonces, como te digo, creo que ellos generaron nuevos espacios, muy buenos, pero que el nuestro ahí sigue… y ahí está.

¿Y a nivel centroamericano? En aquellos años, ¿no había cierta competencia con lo que estaban haciendo artistas locales en otros países? Como por ejemplo Broncco en El Salvador o Café con Leche e Inconsciente Colectivo en Costa Rica…

Álvaro: No, no. No había ningún sentimiento de competitividad. Por lo menos de nuestra parte, yo nunca lo tuve. Yo más bien buscaba que nos hiciéramos amigos con ellos. Y, de hecho, hemos heredado muy buenas amistades, tanto con Broncco, como los mencionaste, con Bernal Villegas (de 50 al Norte, de Costa Rica) con Editus (Costa Rica)… Y fui muy, muy amigo de José Capmany (Café con Leche, Costa Rica). Inclusive tocamos en un homenaje que s ele hzo a José Capmany. En fin, lo que logramos fue ser más amigos con esas bandas… Y que es lo que nos está pasando acá. Que llegamos acá (México)… Y llegó Edgar Oceransky a tocar a Guatemala y tocó “Mujer” y empezó a hablar de que él desde pequeño había escuchado a Alux Nahual y que admiraba mucho a Alux. A raíz de eso nos hemos vuelto muy buenos amigos y ya estamos colaborando en diferentes cosas. Y lo vamos a llevar a Guatemala y nosotros hemos estado visitándolo acá. Va a grabar en el nuevo disco de Alux… De hecho, ya grabó…

Cuéntenme sobre los invitados que vienen en el nuevo disco de Alux…

Ranferí: Bueno, Edgar Oceransky (de México), Pamela Robin (de El Salvador), Bernardo Quesada (de Costa Rica)…

Álvaro: De Uruguay está Diego Drexler… De Brasil está Juca Novaez… De Ecuador está Troi Alvarado. Y además jalamos a un par de gente muy joven de Guatemala. Es una chavita maya, que se llama Chumilkaj Curruchiche (de Comalapa). Que tendrá tal vez unos 17 años Chumilkaj, ¿verdad? Pero que es compositora, autora y ahí ha ido impulsando su música. Entonces la invitamos a que cante una canción en particular, que se llama “Sueños de Jade” y que habla sobre la unión latinoamericana, pero no desde el punto de vista de un ideal inalcanzable, sino del hecho de que ya cantando nosotros juntos, habiendo convivido juntos, y presentando este mensaje juntos, ya se hizo una unión latinoamericana en ese momento. Y entonces es importante que un par de la nueva generación también vengan, ¿verdad? Habrá una versión solo de Alux de “Sueños de Jade” y una versión internacional en la que participan todos los amigos.

Vinicio Molina: y bueno, esos son los invitados de “Sueños de Jade”, pero el disco en general tiene otros músicos invitados. Grabamos con el Cuarteto Asturias, que es un cuarteto de cuerdas que colaboró en algunas canciones, con un sitar y unas tablas hindúes. También los incluimos como colaboraciones musicales que vienen dentro del disco.

Edgar Oceransky (México), Pamela Robin (El Salvador) y Bernardo Quesada (Costa Rica) aparecerán como músicos invitados en "Sueños de Jade". Foto del Facebook de Alux Nahual.

Edgar Oceransky (México), Pamela Robin (El Salvador) y Bernardo Quesada (Costa Rica) aparecerán como músicos invitados en “Sueños de Jade”. Foto del Facebook de Alux Nahual.

Lamentablemente, el triángulo norte de Centroamérica es visto en el resto del mundo gracias a su violencia: Guatemala, El Salvador y Honduras. Y en el caso de Guatemala, el país sufrió el impacto a nivel artístico de dos casos trascendentales: el asesinato de Ricardo Andrade (y Gabriel Rivera) y el de Facundo Cabral. ¿Suponen que representa un golpe para la nación cuando la violencia llega a toca a artistas tan especiales?

Ranferí: Sí, bueno, obviamente fue una tragedia. La violencia existe. La violencia callejera que hay en Guatemala causó esas muertes y ha causado muchísimas más…

Álvaro: El narcotráfico fue… El narcotráfico, porque fue una guerra entre narcos lo que causó la muerte de Ricardo y fue un narco, también, que estaba en relación ahí con Facundo… y al que querían matar, y lastimosamente Facundo iba con él en el carro…

Ranferí: Sí, lastimosamente los dos fueron accidentes. No iban a matarlos a ellos, pero de todas maneras es una tragedia. Y es algo que le pasa no solo a los artistas, le pasa a un montón de gente.

Sirve como una muestra que te hace reaccionar hasta qué punto llega la violencia, ¿no?

Ranferí: Exactamente. Y para nosotros es muy doloroso que alguien como Facundo Cabral, un artista que admiramos muchísimo, le haya ocurrido esto en Guatemala. Obviamente, después de esto, hicimos un festival para honrar su música y su memoria. Igual a Ricardo Andrade siempre se le hacen homenajes y hemos participado, tanto Álvaro como yo, cantando sus canciones. Siempre honramos su obra, su arte, su humanidad, ¿verdad? Y luchamos desde nuestro punto de vista, desde lo que nosotros sabemos hacer –que es la música y el arte–para contrarrestar lo que estamos sufriendo con arte y con música. Que es lo poco que podemos hacer…

Una de mis canciones favoritas de Alux es una que se llama “Desde el aire”. La menciono porque fue muy curiosa la idea de hacer un concierto en pleno vuelo en un avión (de la compañía Volaris)… ¿Cómo recuerdan esa experiencia? Supongo que se divirtieron mucho…

Álvaro: Bueno, sí… Estuvo sumamente simpático el asunto, muy enriquecedor. Además de que hubo unos grandes beneficios para nosotros… Pero bueno, voy a ir cronológicamente. Y es que nunca se había hecho un concierto con tanto elemento técnico y tan cuidadoso y tan detallista como el que hizo Alux.
Varios artistas han tocado en un avión, pero ninguno, te digo, en el mundo, ha metido la cantidad de equipo que nosotros metimos ahí en ese avión. Porque nosotros sí lo hicimos de verdad, ¿me entendés? Hay un chavo (Fonseca) que vino y cantó con su guitarra y su cajón peruano… Pero eso nada más es levantarse del asiento y ponerse a cantar… Nosotros hicimos ensayos, evaluación del equipo que se iba a usar, pruebas de sonido, llevamos luces, inclusive, para tener adentro del avión… Y todo esto tuvo que sufrir el escrutinio de la Dirección General de Aeronáutica Civil de México y Guatemala, que nos aprobaran todo. Nos dijeron que no podíamos llevar pedestales de micrófono. Entonces tuvimos que usar micrófonos de diadema, que nunca habíamos usado. Y teníamos 25 minutos para armar todo. Tenía que ir desarmado…
Entonces fue, a nivel técnico, muy exigente. Pero a nivel de feeling la gente se lo gozó. En el toque venían llorando. Cuando empezamos nosotros a entrar a territorio guatemalteco, empezamos a tocar “La fábula del grillo y el mar”. Y bueno… la gente iba muy feliz. Y el impacto que tuvo en redes sociales es una cosa impresionante. Y por último, que nos nombraron embajadores de Volaris. Y de ahí en adelante borraron las fronteras para Alux, porque tenemos permiso para ir a todos los destinos de Volaris si pagar, ¿verdad? Así que tenemos casi que nuestro propio avión, solo que sin pagar el mantenimiento… Jaja. Ni la gasolina…

Por último, elegí algunas canciones para que ustedes las desmenuzaran desde el punto de vista de la composición y la producción… Comienzo con “Dime que has olvidado”, una canción que a igual que “Mujer” o “Lo que siento por ti”, es una canción romántica muy utilizada a la hora de dedicársela a alguien…

Álvaro: Esa es composición mía. “Dime que has olvidado” va en el tercer disco, ¿verdad Ranferí?

Ranferí: Sí, en “Hermanos de sentimiento”.

Álvaro: Estábamos como que, después de los dos primeros discos, que fueron muy cercanos, buscando un poquito más de expandir las posibilidades artísticas. Fue de los primeros temas que yo escribo en piano. Yo en realidad no soy pianista, pero teníamos un piano en la casa y entonces empiezo a experimentar con el asunto. Y si ves es una canción, a nivel de su trabajo musical, sencilla… Pero muchas veces funcionan las canciones más sencillas, ¿verdad?
Es una canción de amor. Como todas las que yo he escrito vienen de alguna situación de la vida. Y que, pues, gracias a Dios, se volvió parte del repertorio de Alux. Casi que nunca puede faltar y la seguimos tocando mucho en todos estos nuevos toques y la chaviza se la sabe. Se la saben muy bien. Entonces, sí… Yo en lo particular estaba buscando como expandir un poco el horizonte. En ese disco se empezó a utilizar más el saxo de Óscar, ¿verdad? Porque antes no había aparecido. En “Conquista” no había saxo.

Ranferí: Sí, si había… pero no tanto.

Álvaro: ¿En cuál había?

Ranferí: En “El mensaje del mago” y en “Bar Rocko” creo yo que estaba también…

Álvaro: Sí, tenés razón…

Ranferí: Pero yo quisiera puntar algo de “Dime que has olvidado”. Creo que fue una etapa en la que Alux hacía baladas, pero baladas suaves, ¿verdad? Y “Dime que has olvidado” creo que fue nuestra primera canción balada rockera. Empieza el ritmo del piano, empieza a cantar y luego entra el punch del grupo… que es por primera vez que sucede. Así que es una balada rock, que en las demás no lo habíamos logrado. Las demás eran baladas… ¡Baladas! A pesar de que se les siente algo de rock. Ves una canción como “Mujer” o “Lo que siento por ti”, no son una balada de José José… con todo el respeto a José José. Pero se nota que es una balada de un grupo de rock. Pero en “Dime que has olvidado” entra la fuerza del grupo en una balada por primera vez. Creo que ese es un aporte bien importante que logramos con esa canción.

La siguiente canción es “Centroamérica”, que es una de estas de estilo progresivas… que tienen algo de Jethro Tull metido ahí en medio y que se aleja de este estilo del que estábamos hablando.

Álvaro: Pues “Centroamérica” viene también surgiendo de la experimentación mía con el piano. Como estaba el piano ahí en la casa, yo me mantenía tocando, pero siempre había querido hacer una canción que hablara sobre eso, sobre la situación que estábamos viviendo. Y entonces decidí empezarla a componer y hacerla. Y sin restricción de tiempo. Si tiene que ser larga, pues que sea larga. Y siempre fuimos muy influenciados por bandas como Kansas, como Pink Floyd, como Yes, ¿verdad? Entonces no teníamos ninguna pena en hacer canciones largas. Así que la empecé a hacer y se la presenté a aquellos una vez allá en la casa. De eso sí me acuerdo. ¡Pum! Terminé… «Y pues hay que empezarla a arreglar», dijeron. «Hay que empezar a ponerle todas sus cosas». Y nos gustó mucho cómo fue recibida en Centroamérica, en general. La gente sí sintió eso. O sea, si vamos a El Salvador, a Costa Rica o a Honduras, la gente siente que somos locales. ¿Me entendés? Que somos de ellos. Y es cierto. Nos sentimos así nosotros también. Y eso fue lo que pasó…

La letra también tiene una conexión con la coyuntura política y de guerra que se estaba viviendo en Guatemala, El Salvador, Nicaragua… ¿no?

Álvaro: Claro…

Habla sobre la injerencia del tema de armas en nuestros países…

Álvaro: Sí, sí. Así es…

¿No era un poquito delicado tocar esos temas en aquel tiempo?

Álvaro: Era delicado. Varios amigos se murieron. Varios amigos se quedaron en el camino por estar queriendo hablar cosas en ese momento político de la realidad guatemalteca. A muchos los mataron en ese tiempo. Pero es que había que hablarlo, había que decirlo… Como ahora, con lo que hicimos nosotros. Había que salir y había que decirlo. “Un artista nunca debe hablar de política”. Esa es una cuestión que los artistas pop se lo han marcado. Ellos nunca hablan de política, porque a la hora en que establecés un punto de vista sobre ese tema, los que piensan diferente se vuelven e contra tuya. Y ya tu arte no importa, porque vos dijiste algo que no les gustó. Pero a nosotros eso no nos importó. Nosotros sabíamos que lo que hicimos ahora había que hacerlo. Igual ahora que en ese entonces…

Por último, hablemos sobre la canción “Murciélago danzante”, que pienso que rompe con el sonido clásico de Alux y suena bastante pesada para lo acostumbrado.

Ranferí: Sí, pues fijate que es un poco lo que te decía. Yo, como músico, considero que uno debe evolucionar, porque la vida evoluciona, porque uno no es la misma persona hoy que hace 30 años. Yo recuerdo la primera vez que yo escuché “Tool” por ejemplo. Lo escuché porque la gente me decía que era un buen grupo, ¿verdad? Lo escuché y no lo entendí. Y decía: “¿Y esto es Tool?”. No lo entendí… Y así me pasó con varias bandas. Eso fue como una transición de los 80’s a los 90’s. Después oí “A perfect circle” y ya me gustó. Cuando descubrí que era el mismo cantante de “Tool”, regresé a “Tool” y descubrí cosas que no había podido entender. Y así fue, como una evolución de cosas que me han pasado.
Entonces, creo que “Murciélago danzante” es una consecuencia de eso… Ya no es una misma fórmula que usábamos hace diez o veinte años, sino que con elementos nuevos querés experimentar una cosa nueva, pero con Alux. Es esa adaptación. La primera vez que yo se las puse, todos se quedaron como: «¡Eso es heavy metal!».

Álvaro: Sí, nos sorprendió bastante. ¡Ahora vamos a tener que ponernos cruces al revés!

Ranferí: Jaja… Pero debíamos adaptarlo, ¿verdad? Entonces vino Paulo e hizo cosas con el cello y adaptamos la canción para que siguiera siendo pesada, siguiera siendo una cosa innovadora, que era algo que creo que nos favorece: hacer cosas nuevas. Y sin embargo, que siga siendo Alux. Entonces es fue un reto para “Murciélago danzante”. Y hasta la fecha creo que ha funcionado muy bien. A las nuevas generaciones les gusta… sin sentir que traicionamos nuestro estilo. Eso es lo importante. Que no tratamos de ser una cosa que no somos… Porque sí lo somos, porque yo cuando hice la canción, la siento, ¿verdad? Por eso la hice… Y lo pensé: «¿Será que s elas propongo o no?». Pero me lancé. A ellos les gustó y la arreglamos entre todos y la hicimos como una canción de Alux. Siento que le ha contribuido bastante a la historia de Alux…

Álvaro: Sí, bastante.

*Fotos de las redes sociales de Alux Nahual.