Me llama la atención el perfil tímido de esta película. Es como si esta película se pareciera a su protagonista. “Brooklyn: un nuevo hogar”, como le dieron su título en español, va de la historia de la construcción de una nueva vida por parte de una tímida mujer irlandesa encarnada por Saoirse Ronan (Atonement, The Gran Hotel Budapest).
TRES NOMINACIONES*Mejor película*Mejor actriz (Saoirse Ronan)*Mejor guión adaptado (Nick Hornby) |
Eilis es una chica irlandesa, trabajadora de una abarrotería de barrio, que tiene una hermana mayor de su misma profesión (contadora) y una madre católica. Situada en los años 50, Eilis toma un barco y llega al Brooklyn lleno de oportunidades.
Bajo la dirección de John Crowley, los ojos de Eilis nos persiguen en toda la película. Son expresivos. tienen miedo, al principio; están enamorados, después; luego, confundidos; y finalmente, llenos de convicción. Son estos ojos los que nos llevan por el crecimiento de uno de los personajes mejor construidos en la pantalla en lo que va de las nominaciones; pocos personajes tienen la complejidad de Eilis. He visto pocos personajes crecer en pocas horas ante nuestros ojos. Lo que normalmente pasaría en una miniserie corta, nos pasa acá y no se siente forzado.

Saoirse Ronan encarna el papel de Eilis en “Brooklyn”.
[Desde aquí, estimado lector, tendrá algunos spoilers, no tan graves, pero spoilers al fin]
El efecto epistolar que une a los mundos de Eilis es uno de mis elementos favoritos. Vemos cómo su vida es entendida en su país de origen, cómo ella llama a su hermana como interlocutora cuando no tiene un mundo provisto de esta interlocución, en el claro enajenamiento del migrante. Pero Eilis se mueve de ahí. No sólo sale de su papel tradicional de conseguir un empleo, la búsqueda de superación de clases nocturnas, sino que además sale del ghetto irlandés. Se atreve a mezclarse. Y además a ser testigo con alguien más de este mundo nuevo, con tierras nuevas para construir, nuevas formas de usar el traje de baño y hasta nuevas formas de contraer matrimonio. Tampoco sigue los pasos de la migración. Descubre espacios nuevos y la vemos florecer, con una fotografía que se va volviendo más amistosa, más clara.
Pero lo película no se queda ahí. Quizás el gran acierto es el regreso. De una Irlanda donde Eilis no tiene espacio, nos manda a una Irlanda donde la comodidad está hecha para ella. Todas las expectativas sociales están cubiertas. Quizás la tentación más grande en la vida que alguien puede sentir es ésa: estar cómodo en algún lado. ¿Por qué salir a descubrir nuevos espacios si encajamos perfectamente en la sociedad? Este es el dilema que nuestra protagonista busca retrasar, entre la culpa católica por una madre, entre un buen compañero de charlas y un buen trabajo. ¿Qué más se podría pedir?
Una película acomedida, inteligente y sofisticada. Sepa ver en los ojos de Eilis y entonces, esta historia cala. En esta emisión de los Oscares, películas llevadas por un solo personaje no faltan. Tenemos a “Brooklyn”, sin duda, “45 años” y “Trumbo”. Pero me atrevo a decir que “Brooklyn” es superior. Porque a pesar de que se concentra en su personaje, con una actuación que tendría bien merecida la estatuilla, esta película no descuida la producción. Tanto la Irlanda rural como el Brooklyn naciente son un agasajo. Los pequeños papeles secundarios le dan vida a esta historia. Todo encuadra. Cada personaje realiza su cometido y nos da una historia clásicamente redonda en estructura. Sin duda ahí Nick Hornby (High Fidelity, An education, About a boy) tuvo mucho que ver por su adaptación para el guión de la novela de Colm Toibin.
Mi amigo Carlos dice que esta película me gusta porque soy migrante. Creo que es cierto. Pero por eso esta película es importante en estos momentos globalizados. Porque la migración es profunda en nuestro mundo. Nos dicen que nuestros sueños están en otro lado. O nos dicen que no, que nuestros lugares están en nuestros países de origen. ¿Qué es lo que debemos hacer? ¿Qué es, sobre todo, lo que queremos hacer? ¿Qué es, en definitiva, lo “importante”? Cada historia de migración puede ser una Eilis que mira decidida en buscar de su felicidad, despojándose de lo demás.
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