El viernes que el Brexit nubló a la Unión Europea

El viernes después del referendo amaneció más temprano. No hubo necesidad de poner el despertador. Antes de ver las noticias, los mensajes de estupor de amigos en grupos de chatapps pronosticaban lo que poco después se hizo oficial.


Ya, después de las 6am, cuando se anunció que el Reino Unido había votado a favor de dejar la Unión Europea en un referendo histórico, la sorpresa e incertidumbre empezó a llegar de parte de familiares y amigos en el exterior.

El Brexit, una abreviatura de las palabras en inglés Britain y exit (Gran Bretaña y salida) había derrotado a Bremain (Britain y remain, que significa permanecer).

¿Cómo es posible? ¿Qué vas a hacer? ¿De qué forma te va a afectar? Fueron algunas de las preguntas que me hicieron, preocupados por mi condición de extranjera.

Para el analista y periodista de la BBC Robin Lustig, el resultado de este referendo es “el mayor golpe a la política global desde el colapso de la Unión Soviética hace más de 25 años”. Mientras que para el periódico de centroderecha The Telegraph, “el 23 de junio de 2016 será recordado para siempre como el día en que el Reino Unido retomó el control de su país”.

Estas dos posiciones y los resultados tan cerrados -51,9% contra 48,1%- que arrojó esta consulta popular son un reflejo de la profunda división que hay en el país.

Lo cierto es que la autoexpulsión de los británicos de la UE es producto de décadas de presiones de euroescépticos que desde que se unieron a la Comunidad Europea, en 1975, lo hicieron a regañadientes y básicamente por razones económicas.

Según análisis hechos por la prensa británica, muchos de aquellos que en un momento dieron un “¿por qué no?” a Europa, hace tiempo que habían cambiado de opinión.  Y la ambivalencia de un principio se tornó en completa hostilidad.

El Leave, como también se le conoce a la campaña por la salida de Europa, estuvo liderada por la emoción, que atrajo a personas molestas por la situación económica y social que los rodeaba. “Independencia”, “soberanía”, “libertad” no faltaron en los discursos de quienes prometían un país más rico, con más empleo y menos inmigración si se salían del exclusivo club europeo.

Mientras que la campaña para quedarse –Remain- estuvo dominada por la razón a la que apelaron expertos, ex mandatarios y gobernantes que pedían un voto de confianza. Quisieron convencer con datos y evidencias.

“Leave” tenía su núcleo en un electorado de mayor edad, nostálgico de mejores tiempos pasados. “Remain” contaba con una fuerza joven más europeísta. El problema está que, tal y como lo explica la BBC, “es un hecho que cuanta más edad se tiene, más propenso se es de hacer un esfuerzo por ir a votar”.

El otro discurso que se fortaleció durante la campaña del referendo fue la idea de una UE autoritaria con una única misión de expandir su poder y lograr una mayor integración política. Y pareciera que los votantes “decidieron que esta era su única oportunidad de salirse de una unión de la que nunca estuvieron del todo convencidos y por la que nunca dieron su consentimiento”, escribió la corresponsal de política de The Guardian, Rowena Mason.

El hecho de que la diferencia de la victoria haya sido de menos del 2% muestra un país profundamente dividido no sólo en términos generacionales sino geográficamente.

En el norte, una aplastante mayoría pidió que el Reino Unido se quedara en la comunidad. En el sur, ingleses y galeses consideraron que es mejor salirse del club. Un resultado que ya está poniendo en duda el futuro del país, puesto que en Escocia anunciaron que había altas probabilidades de convocar un referendo independentista y en Irlanda del Norte coquetean con la idea de pedir una unificación con Irlanda.

En cuanto al resto de la región, se teme que este resultado produzca un efecto dominó en otros países de la unión donde la derecha mantiene su propio pulso por salirse de la mancomunidad.

Debido a que estamos hablando de una situación inédita, es difícil decir ahora qué ocurrirá o cómo ocurrirá. Lo que sí pronostican los expertos son años de interminables negociaciones, discusiones y crisis tanto internas como con los vecinos europeos.

Según las normas de la UE, para salirse de la comunidad hay que aplicar el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea que establece que el país que se quiera ir pasará por un período mínimo de dos años de negociaciones que se puede alargar siempre y cuando los otros 27 países miembros estén de acuerdo con una extensión. De no ser así, al finalizar ese período, el Reino Unido quedará automáticamente fuera de la UE y pasará a depender de las reglas de la Organización Mundial de Comercio para sus transacciones con otros países.

Pero por ahora, el director del departamento de Derecho Europeo del King’s College de Londres le explicó a BBC Mundo que los británicos seguirán siendo miembros de la UE y tendrán las mismas obligaciones hasta tanto no se aplique el artículo.

Uno de los temas que hizo inclinar la balanza hacia la salida fue el libre tránsito de europeos. De acuerdo con datos oficiales, en el Reino Unido hay unos 3 millones de ciudadanos europeos. Para quienes apoyaron el Leave, este tipo de inmigración es la causa de que las escuelas estén “desbordadas” y el sistema de salud público en crisis, a pesar de que según datos oficiales los europeos –más allá de ser una carga- significan un aporte para el Estado pues pagan más impuestos y reciben menos beneficios.

Pero los británicos por el Leave quieren que a partir de ahora halla una nueva ley de asilo y control de inmigración donde se aplique a los europeos que quieran residir en territorio británico un sistema de entrada por puntos. La cuestión está en qué pasará con los 1,2 millones de británicos que viven en otras partes de Europa y que disfrutan de esos mismos derechos que los del Brexit quieren quitar a sus vecinos.

Es por esto que hay quienes especulan que el Reino Unido pueda llegar a un acuerdo con la UE como el que tiene Noruega o Suiza, países que a pesar de no formar parte de la comunidad, sí tienen el derecho al libre tránsito, al igual que otros beneficios.

Pero nada de esto se sabrá con certeza hasta que un gobierno británico –y escribo “un” porque tras la victoria de la salida el primer ministro David Cameron anunció su renuncia- haga oficial ante la UE su deseo de no pertenecer a la comunidad y se inicien los dos años de negociaciones.

Esto quiere decir que por lo pronto los inmigrantes europeos seguirán disfrutando del libre tránsito y de los beneficios a los que pueden acceder en suelo británico. Así que las personas que votaron con la esperanza de ver menos caras extranjeras en sus vecindarios, puede que se sientan decepcionadas.

Por lo que a mí respecta, seguiré en esta isla europeísta llamada Londres –uno de los poquísimos lugares de Inglaterra donde ganó el Remain- bien atenta a lo que este histórico momento traerá.

Gabriela Torres trabaja para la BBC en Londres.  Foto principal: una valla que apoyaba la salida de Gran Bretaña como estado miembro de la Unión Europea. Foto tomada de Flickr, con licencia de Creative Commons. 

 

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