Un viaje de 20 mil lenguas

En una plática del viernes pasado, uno de los presentes me dijo que había leído un par de mis textos en Factum y que, a pesar de los temas interesantes, a su edad ya nada le parecía una novedad.

Pues bien, hoy voy a profundizar más para que no me diga que escribo inhibida. Tan profundo que llegaré al punto G. Ojalá sea lo suficientemente interesante y novedoso para este querido viejo.

Digo que ojalá porque ni siquiera la ciencia está segura de haber comprobado la existencia de ese punto, que no es literalmente punto y tampoco es solo uno. Ese escurridizo botón de ignición a veces existe y otras… no lo sabemos con exactitud, porque así como hay estudios de resonancias magnéticas que lo encuentra físiológicamente, hay otros cientos de estudios y encuestas que concluyen que es como el hombre perfecto: todas sabemos que existe, pero nunca lo hemos visto.

Incluso San Google lo toma como un supuesto:

punto

Comencemos por honrar la memoria de quien lo estudió: Ernst Gräfenberg, ginecólogo alemán (1881-1957), por su apellido se llama así y viendo su foto en internet con ese largo mostacho, imagino lo fácil que le habrá resultado estimular los que encontró.

¿Dónde estás corazón?

Si ya sabemos que a los hombres les cuesta pedir direcciones, ayudemos: 5 centímetros adentro de la vagina y un par de centímetros hacia arriba. Como si se buscara tocar el ombligo desde adentro.

Aunque la gente que afirma que no existe, es decir la gente ‘G-atea’ (chistecito ginecológico), insiste en que el Punto G es en realidad toda la circunferencia interna de la vagina y que si no hay juego previo que estimule (sonido, tacto y vista) será imposible encontrar lo demás, tal como dijo un grupo de médicos italianos (¡que yo dejaría que me estudien lo que quieran!) en una publicación en la Revista Nature. En pocas palabras: el Punto G es como un director invisible que ayuda a orquestar con ritmo el clítoris, la uretra y las terminaciones nerviosas vaginales y así es como surge el himno a la alegría.

A algunas mujeres les gustará la estimulación directa en esa zona y otras no. Cada cuerpo es diferente y responderá distinto a la forma en que se provoque.

Así surgen los distintos tipos de orgasmos: mental, de senos, de piel, oral, anal, punto profundo, punto U, punto K, punto G y clítoris.

Les apuesto que esto es una novedad para muchos de ustedes.

No se intimiden. Que existan tantas opciones no significa que deban buscarlas todas en la misma sesión, tampoco están en un vídeo de Madonna. Pero es bueno que cada mujer sepa conocer su cuerpo y cómo reacciona ante qué circunstancias.

De todos hablaré en próximas publicaciones, hoy nos quedamos con los dos mejores amigos: el orgasmo por clítoris y el punto G.

¿Y qué hago?

Relájese y disfrute. Que venga lo que venga. Pero esto ayuda:

  • Sexo oral en clítoris y al mismo tiempo buscar el punto G con los dedos hacia arriba y haciendo la señal de ‘ven’. (Simbolismo encantador).
  • En esa posición, si el hombre pone un poco de lado su cabeza, también estimulará el punto K (las paredes laterales del clítoris). Es decir: alinear su boca en vertical con éste.
  • Incluso a algunas mujeres les gustará más con lengua y otras solo con la presión de los labios. Los labios de la boca de él… ya me entendieron.
  • Si ella está bocarriba, poner debajo de sus nalgas un soporte, puede ser una almohada o algo que levante su pelvis para hacer más tensión con las piernas. De alguna manera esa tensión concentra sensibilidad donde nos interesa.
  • Encontrar la posición que mejor ayude a ambas cosas: de pie, de perrito, armas al hombro o la amazona. Si tienen dudas de cuál es cuál, busquen y practiquen.
  • Si en verdad andas perdida con tu pareja porque no ‘te encuentra’, aconsejan salir de la cama y buscar una silla. Usen todas las posiciones que se les ocurran solo usando esa silla. De esa manera van a aprender a usar su propio cuerpo y adaptarlo al cuerpo del otro descubriendo qué postura les causa mayor placer y por qué.

Ya me dio mucho calor. Aquí me quedo por ahora. Nos leemos en una semana.

 

 

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