La industria de los centros de datos quiere construir nuevas instalaciones en la región, prometiendo empleo y crecimiento. Los vecinos de esos centros, sin embargo, les han visto la cara fea: menos agua, cortes de energía o ruido incesante.
A través de organizaciones internacionales, bufetes de abogados y grupos de presión corporativos, estas gigantescas empresas acumulan influencia y establecen relaciones para bloquear o modificar la regulación en función de sus intereses.
Las grandes tecnológicas también tienen más dinero que muchos países. Alphabet, la dueña de Google, tuvo ingresos en 2024 por 350 mil millones de dólares, casi equivalente al PIB de Chile, tres veces el de Ecuador y diez el de El Salvador.
