‘Miedo y Asco’ en El Salvador: el bueno, el malo y el feo

La realidad que se vive día a día en El Salvador es para los incautos de los países industrializados una mera fantasía salida de una mente retorcida, como si el pasado reciente de esos países fuese menos brutal. Sea como sea, la realidad supera hasta la más “tarantinesca” y escabrosa ficción. 

En el rocambolesco escenario actual, la anomia política es potenciada desmesuradamente por el humo y espejos desplegados por los grupos hegemónicos que ya conocemos.

Sólo basta mencionar unos cuantos personajes tristemente célebres de la escena política: desde el “excelentísimo” señor vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, como “socio comercial” de José Salazar Umaña (“Chepe Diablo”); pasando por el flamante viceministro, José Luis Merino, investigado por sus vínculos con el crimen organizado y Organizaciones de Tráfico de Drogas (OTD); hasta las fascistas propuestas del Presidente del Órgano Legislativo, Guillermo Gallegos, quien ha beneficiado con fondos públicos “indirectamente” a su cónyuge.

Sin duda, un cocktail explosivo que lamentablemente no ha producido el malestar necesario para que el pueblo ejerza su empoderamiento en las calles.

El Bueno, el Malo y el Feo

El Bueno: Douglas Meléndez, actual Fiscal General de la República, quien se ha caracterizado por exponer casos de corrupción de ciertos sectores que se creían intocables, mediatizando en ocasiones de forma excesiva estos procesos. Para unos, un verdadero Harvey Dent que desea combatir sinceramente la corrupción y el crimen organizado; para otros es ‘Dos Caras’, alguien que forma parte de un teatro de operaciones más complejo, una pieza en la estrategia de potencias extranjeras que “combate” la corrupción de algunos sectores para el beneficio de otros grupúsculos y no de las mayorías.

La verdad sólo el tiempo nos la dirá.

Desde un punto medio, es justo decir que la cobertura mediática de su gestión le ha otorgado cierto prestigio que será ficticio hasta que se investigue realmente y se lleve ante la justicia a los conocidos líderes de las Organizaciones de Tráfico de Drogas y sus socios en los distintos Órganos del Estado.

El prestigio del fiscal será real cuando pase del discurso a la acción e investigue realmente  a personajes como “Chepe Diablo”, su relación con el vicepresidente de la república y con personal de la misma Fiscalía General de la República.

Manejar bien su discurso no lo es todo, pues sigue implementando una política de persecución hacia las Personas Que Usan Drogas (PQUD), postura de la que la Fiscalía de Douglas Meléndez —en reiteradas ocasiones— se jacta a través de las redes sociales y la cual—directa o indirectamente— beneficia a las OTD.

Esperemos que el Fiscal no sea un bluff más de pequeños grupos de poder movidos por la codicia y que pronto veamos en el banquillo de los acusados a las personas que desangran y hunden cada día más a nuestro hermoso y agonizante país.


El Malo: Guillermo Gallegos, actual presidente de la Asamblea Legislativa, quien a diferencia del Fiscal General cuenta con una dudosa reputación y con ideas más bien fascistas, lo cual lo convierte en un potencial ‘Duterte de bolsillo’. Gallegos es un personaje oscuro que justifica las ejecuciones extrajudiciales, que promueve la pena de muerte (por horca, pues según él es más económico) y que se posiciona contra los derechos sexuales y reproductivos.

Se trata de un funcionario que, según investigaciones periodísticas, recibió 400 mil dólares de sobresueldo en el período de 2009-2015.  Recientemente se reveló una trama que involucra a sus colaboradores más cercanos y hasta su cónyuge, pues otorgaron 550 mil dólares del presupuesto general de la nación a una asociación fundada por la esposa del presidente del Primer Órgano del Estado: la Asociación para el Desarrollo Económico y Social de las Municipalidades en El Salvador (APDEMES), organización que supuestamente trabaja en prevención de la violencia en siete municipios, bajo la presidencia de una asesora de Guillermo Gallegos que no es reconocida por ninguna autoridad municipal o nacional. 

Sin duda, un personaje peligroso y oportunista que puede provocar mucho daño al país si sus ideas fascistas y su dudosa ética no son vistos con la seriedad que amerita.


El Feo: Nayib Bukele, alcalde de San Salvador y heredero del respetado y prestigioso Dr. Armando Bukele. Se trata de un político modelado a la medida de una estrategia de social marketing y vendido a los millennials como un billonauta tropicalizado. Sin duda, una fórmula exótica en el deplorable #CircoPolítico que es nuestro país.

Hasta hace poco, Nayib representaba una figura en torno a la cual se podía construir un movimiento amplio para una etapa de transición necesaria hacia la refundación del Estado. Esto en parte por su popularidad en una generación con  graves índices de apatía política, su discurso anticorrupción y, por otra parte, gracias a la ambigüedad y poca  profundidad de sus posturas, lo que hubiese permitido crear un movimiento amplio sin mayor dificultad.

Pero sorpresa… La imagen “cristalina” del alcalde fue derrumbada por su arrogancia frente al Fiscal General. No sólo se le está investigando por “ciberataques” a dos tabloides, sino que se le ha relacionado con la violación de la Ley de Adquisiciones y Contratos de la Administración Pública (LACAP). Esto, debido a la adquisición de más de una decena de contratos con el Ministerio de Turismo (MITUR) y otras instituciones públicas por parte de la empresa Obermet, propiedad de familiares del alcalde.


Finalmente, no queda más que darnos cuenta de la vertiginosa realidad, asumir nuestro rol y ejercer nuestro empoderamiento para combatir a la nefasta clase política y  refundar el Estado, uno que probablemente nunca existió.

¿TE HA GUSTADO EL ARTÍCULO?

Suscríbete al boletín y recibe cada semana los contenidos en tu email.