Las venas abiertas de Ámerica Latina, ¿repudiado?

Cuarenta y tres años después de su publicación, el emblemático y ampliamente leído bestseller anticolonialista latinoamericano Las venas abiertas de América Latina ha sido repudiado por su creador, Eduardo Galeano, de 74 años de edad. Sin embargo, su mensaje literario sigue siendo vital. Entrevistado en mayo pasado sobre el libro, a menudo llamado “La Biblia de la izquierda latinoamericana”, Galeano dijo: “no me arrepiento de haberlo escrito, pero pertenece a un tiempo que, para mí, ha sido superado”. Sus palabras dejaron una sensación de abandono y desengaño entre muchos, quienes preguntaron: ¿Qué había pasado con las venas sangrantes de América Latina drenadas por potencias coloniales europeas y estadounidenses? ¿No había sido sacrificada la región desde Colón para beneficiar diabólicos intereses extranjeros?

Cuando el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dio al presidente Obama un ejemplar del libro en 2009, ¿estaba el venezolano aferrado a una interpretación de la historia de América Latina que ya no es aceptada por los principales pensadores de la región? Otros preguntaron: aunque en el libro estaba establecida una bien merecida denuncia de la explotación y la opresión, ¿iban a ser ellas culpadas por todos los daños causados en la región?

La entrevista de Galeano apunta a un reenfoque de su análisis en lugar de al rechazo total del mismo. El escritor dijo que Venas abiertas era demasiado aburrido y que estaba escrito con un estilo tedioso y con el tono doctrinal de la izquierda tradicional. Agregó que en esos primeros días de su carrera, él no sabía lo suficiente de política y economía para escribir un libro de tal alcance. Lo que Galeano ha demostrado con este reconocimiento sin pretensiones es que ha evolucionado a través de los años y que, como muchos otros, se da cuenta de que el paradigma dependentista, con su rechazo al capitalismo occidental, que alimentó su libro tenía carencias importantes y pasaba por alto otros problemas fundamentales. Galeano subestimó el impacto de las instituciones débiles -anticipado por Bolívar a principios del siglo 19- y los problemas políticos y económicos internos, como la corrupción del gobierno y la falta de voluntad de las clases dominantes para contribuir al desarrollo de sociedades más democráticas e igualitarias, como el mismo Marx argumentaría al escribir sobre los países del Sur.

El valor real -y no insignificante- de Las venas abiertas radica hoy en su carácter literario. Su capacidad para capturar que el espíritu, la esperanza y la rabia de aquellos tiempos turbulentos en la región sigue vivo. Lleno de metáforas y simbolismo, es un ensayo cuya dimensión literaria hace que sea actual e intemporal. Partiendo de una profunda tradición latinoamericana, el libro cruza las fronteras borrosas entre la literatura y la historia, la sociología, la política y otras disciplinas similares. Al igual que José Martí, Ricardo Palma y Octavio Paz, Galeano intentó transgredir los límites entre la literatura – subjetividad, imaginación e hipérbole – y disciplinas basadas en el empirismo y la objetividad. Esta práctica puede llevar a toparse con desafíos respecto a los hechos, pero los mensajes permanecen convincentes. El relato testimonial de Elizabeth Burgos sobre la activista maya Rigoberta Menchú en Me llamo Rigoberta Menchú (1984) fue criticado por supuestas inexactitudes; sin embargo, es difícil que cualquiera pueda negar que el sufrimiento de la comunidad Maya Quiché en los años 70 y 80 era al menos tan cruel como Rigoberta lo describe en el libro. Carlos Fuentes dijo una vez que la realidad siempre va a superar a la ficción, no importa qué tanto los escritores intenten. La evolución intelectual que Galeano ha mostrado es bienvenida y es también una inspiración para volver a leer Las venas abiertas de América Latina con ojos nuevos y muy necesarios.

Núria Vilanova es catedrática y directora asistente del Departamentode Lenguajes y Culturas del Mundo en la American University (de     Washington DC).

El texto fue publicado originalmente en inglés en el Aula Blog de   la American University, que a la vez dio permiso para su traducción y publicación en Factum. Traducción: Alejandra Nolasco.

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