Hay dos versiones. Una religiosa y la otra de tintes históricos. La primera dice que el cielo de este pueblo se ha encendido todas las noches de los 31 de agosto desde 1922 para honrar a San Jerónimo. Según la segunda versión, el fuego es una forma de recordar la erupción que hizo el volcán de San Salvador en 1658.
Hoy en día, aparte de los más afanados con las tradiciones de este municipio suburbial de la capital salvadoreña, pocos reparan en el origen. Saben, quienes participan en la fiesta, que se la conoce como “La Recuerda”. Y saben, los mismos, que esta es una celebración que excita a la adrenalina.
Sea por el volcán, sea por el santo, decenas de jóvenes suelen reunirse en Nejapa para lanzarse bolas de fuego que fabrican con algodón compactado y alambre.
Frederick Meza, el fotógrafo de Factum, fue a retratar la fiesta del fuego.
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