Jornaleros en bicicleta

Para los indocumentados en la capital estadounidense que no tienen licencia de conducir, montar en bicicleta no es sólo la forma más económica de movilizarse, sino su única opción. Tras un cambio reciente en la Ley, ahora muchos de ellos en el Distrito de Columbia esperan finalmente poder obtener su licencia, mientras quienes viven en Virginia siguen a la espera.

Jesús Esquivel regresaba a casa en bicicleta después de caer la noche cuando el carro de policía se detuvo detrás de él. “¡Despacio!”, le gritó el oficial con el megáfono, según recuerda Jesús, “¡Te van a atropellar si sigues así!” El policía lo regañó porque le faltaba la luz trasera, y luego se marchó.

Esquivel afirma que ésta ha sido la única vez que se ha metido en problemas lo hace que viaja en bicicleta en el área metropolitana de Washington DC. Él es uno de los más de 264.600 inmigrantes centroamericanos que residen en esta región del país. Entre los que son indocumentados, muchos como él trabajan como jornaleros, y diariamente se reúnen en ciertas esquinas esperando ser contratados para trabajos de construcción o jardinería.

Esquivel diariamente espera con los demás jornaleros en la intersección de Shirlington Road y South 27th, en Arlington, Virginia, justo a las afueras de Washington. Esta esquina queda a media hora a pie de su apartamento, por lo que prefiere hacer el viaje en bicicleta todos los días. “A veces sales del trabajo y estás exhausto”, dice, “No tienes ganas de caminar, entonces puedes irte en bicicleta y descansar un poco. Especialmente, si te tocó un trabajo duro ese día, y estás agotado.”

Usar su bicicleta también le ahorra a Esquivel los USD 1.70 por viaje de la tarifa del bus, quedándole un poco más de dinero para enviarle a su esposa y a sus tres hijos en Honduras. “Todos nos movemos en bicicleta”, cuenta sobre los trabajadores de la esquina, “Andar en carro, bueno, es difícil”.

En el 2014, Washington DC firmó una ley que les permitirá a los inmigrantes indocumentados obtener licencias de conducción. Una medida similar también fue aprobada ese año en Maryland – uno de diez estados con este tipo de ley.

Sin embargo en Virginia, en donde reside Esquivel y miles de otros centroamericanos, hasta ahora las movilizaciones a favor de tal legislación no han dado resultados. El gobierno local de Virginia ha sido tradicionalmente más conservador que los de los Distritos de Columbia y Maryland, pese a que tiene un gobernador del partido Demócrata.

Jornalero en Virginia. Fotos de Miguel Ángel Álvarez.

Jornalero en Virginia. Fotos de Miguel Ángel Álvarez.

Para los jornaleros de Virginia que no tienen los papeles requeridos para aplicar a una licencia de conducción, la bicicleta es la manera más eficiente para desplazarse, según Edgar Aranda, quien lidera una coalición de organizaciones Latinas en el Estado. “A los trabajadores que tienen carro, no los vas a encontrar en las esquinas buscando trabajo”, él afirma.

Al igual que Esquivel, muchos jornaleros centroamericanos viajan en bicicleta a estas esquinas donde esperan ser contratados. En la intersección de Little River Turnpike y Hummer, los trabajadores encadenan sus bicicletas a los postes frente a McDonald’s y esperan afuera de ciertos negocios, dependiendo del tipo de trabajo que estén buscando. Los pintores se paran afuera de una tienda de pinturas, los jardineros enfrente de Safeway, los de construcción al lado de Wendy’s.

Estos trabajadores se están perdiendo de otros trabajos que no involucran este tipo de contratación, afirma Arranda. “Las bicicletas no son suficientes”, dice, “Están perdiendo oportunidades laborales por no tener cómo llegar”.

Roberto Amaya, un jornalero salvadoreño que anda en bicicleta, cuenta que una vez fue contratado para trabajar en la demolición de una escuela y tenía que llegar a las 7 de la mañana. Tomó el bus y el metro y llegó tarde media hora. El empleador se negó a dejarlo trabajar. “Eso me ha pasado muchas veces”, dice.

Existen muchas partes en Virginia en donde es muy difícil –incluso, a veces imposible– viajar en bicicleta por la falta de ciclo-rutas. En otras partes, en cambio, se ha implementado un sistema de bicicletas compartidas llamado Capital BikeShare, un programa que se inició en el Distrito de Columbia. A través de este sistema, los usuarios pueden recoger una bicicleta en las estaciones señaladas y devolverla luego en otras.

Sin embargo, la mayoría de los jornaleros no conocen tal iniciativa, afirma Andrés Tobar, director de una casa de apoyo para inmigrantes. Además, muchos no tienen tarjetas de crédito, las cuales se requieren para inscribirse. Igualmente, la falta de estaciones dificulta que los jornaleros usen las bicicletas compartidas para llegar a su trabajo.

Tal vez si en el futuro llega a haber más estaciones que ellos puedan utilizar, este sistema de bicicletas compartidas tendría más sentido, opina Tobar.

Las organizaciones comunitarias que trabajan con los jornaleros en Virginia planean ejercer una fuerte presión a favor de una legislación que les permita a los inmigrantes indocumentados obtener sus licencias de conducción en ese Estado también. Por lo pronto, los jornaleros como Amaya continuaran pedaleando hasta las intersecciones donde están las mejores oportunidades para encontrar un trabajo pago. “El día que yo tenga el dinero y la oportunidad para manejar un carro, seré feliz”, expresa Amaya.

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