Familia y valores tradicionales

Somos muchos los que creemos en la familia”, dijo don Sherman Calvo el pasado 11 de setiembre en una columna publicada en La Prensa Gráfica.  Estoy de acuerdo, somos miles de personas LGBT+ que creemos en la familia como centro de la sociedad y queremos fortalecerla con su principal ingrediente: el amor. Pues el amor es una fuerza que incluye, respeta y acepta; no una que aleja, rechaza y degrada. Las familias deben dejar a un lado el rechazo: “Donde hay amor, hay Familia”.

“…sí creemos que hay una forma que se sostenga la humanidad, y es a través de las familias convencionales y tradicionales.”  La humanidad está más que sostenida pues estamos en un mundo sobrepoblado,  ¿Qué es una familia convencional y una tradicional? ¿Donde la mujer no puede opinar? ¿Donde la mujer es un objeto?  ¿Donde no se pueden divorciar? Tiene que existir amor y respeto entre todas las personas, con la oportunidad para que todos podamos desarrollarnos como seres humanos de forma plena. Esto implica que nadie pueda denigrar a otro adulto por que ama a otro adulto. Si realmente le interesa la agenda de sostener la humanidad, le pido que lea la oración: “Señor, hazme instrumento de tu paz” .

En la columna habla de “ideología de género” y de la tasa de crecimiento demográfico de los musulmanes en Europa ¿Qué tiene que ver que los migrantes musulmanes en Europa se reproduzcan más que los nativos europeos? Que dos personas del mismo sexo se puedan casar civilmente (no religiosamente) en nada impide a que una pareja heterosexual pueda también casarse y tener todos los hijos que quieran. Se trata de ampliar los derechos, no de restringirlos.

Fundamentarse en los “valores tradicionales” es una falacia en sí misma, pues ¿qué valores tradicionales alegamos? El Salvador está lleno de personas trabajadoras, humildes, honradas, positivas y sencillas. Pero a pesar de tener un pueblo sencillo y no discriminador, hemos vivido el racismo prohibiendo el ingreso de africanos al país (1933) o el desprecio hacia migrantes árabes -basta con revisar el origen del Club Árabe Salvadoreño, que tuvo como génesis el desprecio injustificado. La discriminación es la misma; solo tiene diferentes máscaras.

El Salvador es uno de los países con mayor desigualdad social en el mundo, donde hay personas que no se les paga el salario mínimo, donde hay mujeres presas por tener un “misscarriage”, donde personas que trabajan en la casa les dicen “domésticas” y viven una especie de remake de la película “The Help” y las llaman hasta con campanas. Sin olvidar que tenemos un nivel de violencia sin precedentes, en serio ¿a qué valores tradicionales se refiere?  Porque la empatía, respeto y amor no se ha manifestado en esas vidas.

 “A quienes promueven esa agenda no les interesan las familias sanas y fuertes, sino las personas solitarias y desvinculadas.” Esto es falso, pues la única agenda que se promueve es de la inclusión y respeto a todas las personas. Queremos familias donde todos se acepten y puedan vivir felices. Incluyendo a todas las personas, todos ganamos.  Las verdaderas amenazas a la familia se encuentran en la doble moral, en la mentira y eso nada tiene que ver con que dos personas adultas del mismo sexo se amen y el Estado respete esa unión civil.


*Herman Duarte es abogado y escritor – www.hduartelegal.com

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