Diplomacia a la guanaca: los sofismas de Cancillería de El Salvador ante la comunidad internacional

“Yo rechazo la creencia de que el ser humano sea un
hilo de paja transportado por la corriente de la vida,
sin tener la posibilidad de influir mínimamente en el
curso de los acontecimientos.”

–Rev. Martin Luther King

Como ustedes saben, Revista Factum es el único medio salvadoreño que ha dado seguimiento, mediante esta “columna”, al proceso de reforma del modelo internacional de fiscalización de drogas.

Continuando con este seguimiento es que surge este artículo, a modo de informe sobre la situación actual. El mes pasado se celebró en Viena, el 60 periodo intersesional de la  Comisión de Narcóticos y Drogas (CND), en la cual tuve el honor de representar no sólo a la sociedad civil de nuestro país sino también de nuestra región.

Tomando en cuenta que el gobierno de México, junto al de Guatemala y Colombia fueron quienes convocaron a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas, celebrado en 2016 (UNGASS). Es una buena noticia la confirmación de la nueva presidenta de la Comisión: Alicia Buenrostro Massieu, respetable embajadora de México. Este hecho representa una garantía de la continuidad del desarrollo e implementación del documento final de dicha asamblea.

Canadá y Malasia: los polos de la sesión

Es realmente ignominioso cómo algunos Estados legitiman sus brutales prácticas con medidas estéticas, superfluas y de ética cuestionable.

El Viceministro del Interior de Malasia, Datuk Nur Jazlan bin Tan Sri Sri Mohamed, aseguró que su país ha avanzado en materia de Derechos Humanos; si bien la pena de muerte no ha sido abolida, el gobierno de Malasia espera que las preocupaciones de la comunidad internacional cesen ya que han eliminado la “pena obligatoria”. Es decir, hoy los jueces del país asiático son libres de decidir si ejecutar o no a las personas que han violado la ley de drogas. Ellos pueden elegir entre la pena de muerte o largas penas de prisión.

Por su parte Paul Williams, representante de la misión de Canadá durante las sesiones, destacó el compromiso del país norteamericano en la implementación del documento final del UNGASS:

“La cooperación es fundamental para abordar el problema mundial de las drogas, la trata de personas y las organizaciones delictivas transnacionales que amenazan la democracia, el desarrollo y la prosperidad; de ahí nuestro compromiso de cooperar y fomentar las condiciones para el crecimiento, los derechos humanos y el bienestar”.

En los próximos meses, Canadá se convertirá en el primer país industrializado en regular la cannabis. Es el único país que mencionó crímenes conexos como la trata de personas y la explotación sexual de menores; así como incorporar una perspectiva de género en todos los aspectos de la política de drogas. Es fundamental que esta visión se amplíe de cara al 2019, para que la comunidad internacional aborde las causas y consecuencias reales de la infame y fracasada guerra contras las drogas.

Centroamérica: corrupción, narcotráfico e impunidad

En la sesión del día 16 de noviembre —que se centró en el capítulo seis del documento final del UNGASS— se abordaron las Recomendaciones Operativas para el fortalecimiento de la cooperación internacional basada en el principio de responsabilidad común y compartida.

Guatemala ha sido el país más involucrado en el proceso post-UNGASS de toda nuestra región. Esta vez, hicieron un llamado a la coherencia en todo el sistema de las Naciones Unidas y el vínculo del proceso Post-UNGASS con el Programa de Desarrollo Sostenible para 2030.

Fue en esta sesión donde tuve mi intervención. Por primera vez en el proceso, la representación de la Misión Permanente de El Salvador en Viena estuvo presente durante todas las sesiones. Ello confirma que la denuncia ciudadana sí funciona, al menos para que los funcionarios públicos estén donde deben estar (aunque eso no garantiza su buen desempeño).

Como era de esperar, la embajadora Lucía Rosella Badía de Funes, jefa de misión del gobierno salvadoreño, reaccionó con un statement plagado de sofismas, los cuales me gustaría comentar en los siguientes párrafos:

Las declaraciones fueron realmente inverosímiles y contradictorias con la realidad: el mismo día en que el gobierno salvadoreño se jactaba ante Naciones Unidas de que su estrategia de seguridad  “se basa en los principios de los derechos humanos”, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, se encontraba en El Salvador, debido a la preocupación de la comunidad internacional por el aumento de graves violaciones a los derechos humanos y las ejecuciones extrajudiciales. Es  más, el enviado de la ONU expresó que el “Plan El Salvador Seguro” necesita ser implementado de acuerdo con las normas internacionales de los derechos humanos, lo cual deja en evidencia las falsas declaraciones de la diplomacia salvadoreña.

El gobierno salvadoreño se “jactó” ante la comunidad internacional de incautar “unos 5.938 kg de cocaína, mientras que las incautaciones de marihuana han disminuido” lo cual es risible tomando en cuenta que el 80% de la cocaína que se dirige a norteamérica pasa por nuestro país.

Sin embargo, a pesar de este “positivo informe de implementación”, nuestro país carece de un verdadero proceso para la aplicación del documento final del UNGASS.

Sino, observen casos como el de Clay Pierce, preso ahora mismo en El Salvador. O el hecho de que la CNA acosa a organizaciones como la Asociación Salvadoreña de Comunidades Terapéuticas (ASCTA); mientras por otro lado mantiene cooperación con instituciones de “rehabilitación” que violan gravemente los derechos de las personas.

Si creen que lo anterior es el colmo del cinismo, pues sólo lean la siguiente cita de la embajadora:

“Seguimos comprometidos con la transparencia en el uso de los fondos, y cualquiera puede comprobar en línea lo que se está recibiendo a través de la cooperación internacional y cómo se está gastando. Esto garantiza que dichos fondos no puedan ser desfalcados. Esta es una oportunidad importante para abordar los retos actuales y nuevos que enfrentan nuestros países.”

Sin duda alguna es un insulto afirmar que la plataforma de “transparencia” de cancillería es un ejemplo a nivel latinoamericano y que está a disposición para que a través de la cooperación sur-sur otros gobiernos apliquen esta inútil plataforma.

Puede que la palabra “inútil” a primera instancia suene fuerte, sin embargo, esa plataforma no cumple ninguno de los Principios del open data:

  1. Abiertos por Defecto
  2. Oportunos y Exhaustivos
  3. Accesibles y Utilizables
  4. Comparables e Interoperables
  5. Para mejorar la Gobernanza y la Participación Ciudadana
  6. Para el Desarrollo Incluyente y la Innovación.

Podemos ser condescendientes y decir que la web de relaciones exteriores podría llegar a considerarse un primer paso hacia la transparencia. Pero los documentos que contiene carecen de uso práctico. Ni esta plataforma ni ninguna otra del gobierno salvadoreño cumple los principios básicos del open data. No existe dataset (bases de datos públicas) visibles o accesibles que permitan su reutilización. Además según el barómetro de datos abiertos El Salvador está situado en el puesto número 85 a nivel global y en Latinoamérica es el puesto 17 de 20 países listados.

En la mayoría de los casos, los datos que presume el Estado salvadoreño son fichas técnicas, memos en pdf, documentación y estado del proceso, siendo información incompleta y difícil de procesar. Además, en la plataforma no se encuentra información alguna respecto al tipo de licencia con la cual está presentada la documentación.

Una vez más parece que se utilizan conceptos de los cuales se desconoce el significado.

El desliz de la diplomacia salvadoreña

Luego de las sesiones, tuve la oportunidad de almorzar con la embajadora y su ministro consejero. Se mostraron a disposición de “colaborar con la sociedad civil” y mantener canales de comunicación. Sin embargo, cuestionó mi credibilidad asegurando que respondo a intereses políticos y a los de este medio de comunicación.

Primero, mi reacción fue tratar de aclararle que los gobiernos y la sociedad civil participamos del sistema de Naciones Unidas por intereses políticos. En mi caso para visibilizar en el proceso Post-UNGASS, las graves consecuencias de la guerra contra las drogas en nuestra región e impulsar una reforma a la política de drogas en el Triángulo Norte que garantice los derechos humanos, la dignidad, autodeterminación de las personas y las libertades individuales. Además le recordé el concepto aristotélico que dice que somos como humanos un animal político (zoon politikon), lo cual ella negó rotundamente.

Con respecto a responder a los intereses de Factum: este es un medio en el que cada uno de sus colaboradores escribimos sobre temas que a discernimiento propio nos parecen importantes y de interés público.

Durante la conversación me preocupó que la embajadora afirmara que aunque no tenía planeado responder a mi intervención, se vio obligada a hacerlo debido a la llamada de un representante de una misión extranjera en El Salvador.

Esto sin duda es muy extraño y pongo en tela de juicio la veracidad de su comentario. Lo que sí sé, es que haber dicho eso fue extremadamente imprudente. Pues, que la jefa de la misión de El Salvador reciba recomendaciones de una misión diplomática foránea destacada en El Salvador deja a la diplomacia salvadoreña en muy malos términos con respecto al manejo de relaciones diplomáticas. Además podría desnudar el nivel de injerencia de otros países en las decisiones diplomáticas de El Salvador.

Personalmente, mi lectura es que fue un intento de intimidación para tratar de dañar las relaciones entre la sociedad civil y los gobiernos que cooperan con nuestro país, quienes cada vez se muestran más preocupados por los niveles de corrupción, fraudes procesales y violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

Es necesario un mayor empoderamiento desde la sociedad civil para que el papel del gobierno salvadoreño durante este importante proceso sea digno, congruente con los derechos humanos y con una visión amplia para aplicar el documento final del UNGASS.

“Yo creo firmemente que, aún en medio de las bombas que
estallan y los cañones que truenan, permanece la
esperanza de un mañana luminoso.”

–Rev. Martin Luther King


*El contenido de esta columna de opinión es la visión personal de su autor y no representa necesariamente la posición editorial de Revista Factum.

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