Quienes habitan los territorios tienen que arrancarle las cosechas a una tierra marchita a fuerza de fertilizante y creatividad. Aunque las lluvias, las sequías, las plagas se llevan en pocas horas lo que costó tres, cuatro, o cinco meses construir. Se tienen a ellos mismos y la tierra, en un solo respiro de vapor seco.
31 de agosto de 2023
Un escenario difícil se vive en el Corredor Seco Mesoamericano, una franja de bosque tropical seco que abarca desde el sur de Chiapas (México) hasta Panamá, zona donde habitan unos 11,5 millones de centroamericanos, a causa de la disminución de lluvia y del fenómeno de El Niño, lo que impacta directamente en la agricultura y la ganadería.
Sus habitantes viven de forma multiplicada los efectos del cambio climático: sequías extremas, suelos poco productivos, pobreza, migración, inundaciones cuando llueve. La porción ha sido descrita como uno de los ecosistemas más vulnerables a los cambios climáticos y ponen en alerta a los Estados y demandan acciones para apaciguar los efectos.
Sus habitantes dependen en buena medida de programas fondeados con cooperación internacional o proyectos financiados con dineros relacionados al Cambio Climático. Desde 2023, los países más vulnerables al cambio climático pueden negociar ayudas del Fondo de Pérdidas y Daños, aprobado en 2022 y en fase de inicio de operativización; pero las prioridades de los gobiernos de los países del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) no parecen estar todo el tiempo para emprender este camino.
Los especialistas lo dicen: estas comunidades podrían mejorar su calidad de vida, pero son necesarios compromisos políticos con ellas, capacidad de negociación, justicia climática y una institucionalidad fuerte.
Este especial es una muestra de cómo viven los habitantes del Corredor Seco de Guatemala, Honduras y El Salvador, sus historias de resistencia frente a Estados que no siempre tienen la capacidad o la voluntad de cumplir sus derechos.
Y aunque sus habitantes seguirán sembrando aunque tengan que arrancarle las cosechas a una tierra marchita a fuerza de fertilizante y creatividad. Aunque las lluvias, las sequías, las plagas se llevan en pocas horas lo que costó tres, cuatro, o cinco meses construir. Se tienen a ellos mismos y la tierra, en un solo respiro de vapor seco.