En la actualidad, no hay voz con mayor peso para hablar sobre la situación política del FMLN que la de su secretario general. Factum aprovechó una visita reciente de Óscar Ortiz al municipio de Nueva Trinidad, en Chalatenango, para hablar con él acerca de su lectura de lo ocurrido en los dos bastiones municipales que el FMLN perdió en el norteño departamento.
Ortiz hizo un balance general de los cambios que el FMLN debe afrontar en el desafío de volver a la relevancia política. Y se rehusó, además, a aceptar una responsabilidad del fenómeno político en que se ha convertido el presidente de la república, Nayib Bukele. Sobre este punto, se limitó a definirlo como “errores coyunturales”.
Bueno…Efectivamente, hubo un problema de conteo de votos y un problema de manoseo de los procesos, cuando se referían ya a la parte municipal. Y, básicamente, no contabilizaron los votos impugnados, como lo dice la ley, que cuando los votos impugnados son mayores a la diferencia que se establece, procede el recuento. Pero en las actas no pusieron los votos impugnados. Y, especialmente en Arcatao, la diferencia era de un voto. No había nada, ningún impugnado. Y por el otro lado igual, en Nueva Trinidad. Entonces, lo que procedimos fue simple: pedir el primer elemento que se considerara en la mesa y poder hacer el recuento de los votos en cada uno de estos municipios, dado que la diferencia era tan pequeña y por el nivel de forcejeo que había habido en la madrugada de tratar de imponer una lógica de recuento que no se correspondía con cada una de las papeletas. Entonces, básicamente no tuvimos éxito y luego lo planteamos al Tribunal Supremo Electoral, al máximo nivel. Y luego lo presentamos como un recurso, después de lo que hoy conocemos como escrutinio final. Y a partir de eso tampoco tuvimos respuesta, porque el Tribunal las desechó todas por igual. Hoy solo nos queda el recurso del amparo que tenemos que presentar, por los afectados de aquí, tanto de Arcatao como de Nueva Trinidad. Hay que decir: nosotros ahí hicimos todo lo posible, hasta en la mañana, por tratar de que se recogieran correctamente los datos, pero la correlación ahí en la mesa no era favorable. Se unieron el resto de los partidos de la coalición aquí e impusieron una dinámica. Eso es lo que nos llevó a que la situación apareciera con una votación negativa, especialmente en Arcatao y Nueva Trinidad.
Hasta ahora, esas son las razones que tienen. Ahora, hay una cuestión que para nosotros es bien inaceptable, porque lo que ha pasado es que se han hecho expresiones ciudadanas que han cuestionado esos momentos y la forma en que se desarrolló ese nivel de escrutinio, incluyendo liderazgos comunitarios. Y lo que conocimos después es que comenzaron a ser amenazados, comenzaron a ser presionados; y eso nosotros hemos dicho que no solamente es inaceptable, sino que también es sospechoso, porque hay que tomar en cuenta que los candidatos que hemos tenido aquí como alcaldes son gente sumamente identificada con la comunidad, como es el alcalde saliente [en Arcatao] y Teófilo, que es el candidato de aquí [Nueva Trinidad]. Excelentes alcaldes. Pero pareciera que aquí en la zona hay otro tipo de interés. Pareciera ser otro tipo de interés político territorial desconocido, aunque se escuchan rumores, pero nosotros vamos a esperar si todavía es posible tener algún tipo de resolución a nivel de la Corte.
Fijate que en Arcatao y Nueva Trinidad no tanto, pero no hay duda de que el nivel de lo que yo le llamo: «una elección políticamente comprada». Aquí, básicamente, la gente, incluso, en muchos lugares se nos dice que no votó por el candidato del municipio, ni votó por el candidato a diputado… Votó por la marca. Era como: «mire, aquí le traemos estos paquetes y si usted marca por la “N” vamos a venir la otra semana a seguirle dando paquetes». En muchos lugares del país, incluso, la gente que votó no sabe exactamente quién es el candidato a alcalde.
Nosotros, para alcaldes, logramos un promedio de cerca de 300 mil votos; y para diputados, cerca de 200 mil. Es la votación más baja desde los Acuerdos de Paz. Pero, como todo proceso histórico, siempre encontrás momentos en los cuales hay parteaguas, así como cuando nacimos, en 1980; así como cuando surgimos como partido político, con los Acuerdos de Paz; así hoy, después de 28 años, hay un punto político de quiebre que nos da unos claros mensajes de lo que hemos venido diciendo desde hace varios años: después de las señales de la elección de 2015, 2018 y 2019, el FMLN necesitaba poner en marcha cambios importantes que tenían que ver con refrescar su planteamiento político, con refrescar el relevo de un nuevo liderazgo que se pudiera desarrollar y visibilizar; y tercero: un FMLN que dejara de funcionar a partir de grupos internos, y que hubieran más espacios para el debate, para el diálogo franco, abierto, dinámico, que permitiera escuchar más lo que la gente estaba diciendo afuera. Realmente, no logramos eso y tuvimos resultados como los que tenemos. Hoy tenemos una tarea bastante difícil, compleja, importante, pero sin duda alguna, como es la historia del Frente: la tenemos que hacer de manera valiente, de manera sincera y, sobretodo, de manera humilde. El saber rectificar, el saber aceptar lo que no hicimos bien, pero también saber reconocer las muchas cosas que hicimos no solo de manera aceptable, sino de manera excelente, para que el país pueda haber recorrido estos 28 años de democracia. No se puede hablar de desmontar la dictadura sin el FMLN. No se puede hablar de Acuerdos de Paz sin el FMLN. Y no se puede hablar de 28 años de democracia en El Salvador –con sus más y sus menos– sin el aporte del FMLN. Entonces, el FMLN, desde mi perspectiva, debe seguir siendo un proyecto político de izquierda que le siga aportando a los cambios y transformaciones del país. Pero para esto, el FMLN no puede seguir igual. El FMLN tiene que cambiar. No solo tiene que refrescar su proyecto político, no solo tenemos que rectificar las cosas que tengamos que rectificar, sino que también el FMLN tiene que salir de esto unido, sobre todo, pensando en preparar y en lanzar un nuevo relevo político, un nuevo liderazgo que nos permita reconectarnos con las aspiraciones de las comunidades y las familias salvadoreñas.
Bueno, mire, sí… En varios momentos hemos reconocido, tanto la dirección anterior como esta dirección, el error que se cometió en la manera en cómo, precisamente, llevar ese proceso que tenía que ver con el actual presidente. El presidente básicamente se integra y era, prácticamente, un desconocido. Nosotros lo llevamos de alcalde a Nuevo Cuscatlán. Luego, nosotros [lo llevamos] de alcalde a San Salvador. Luego, nosotros le pusimos la plataforma de liderazgo nacional y nosotros le ayudamos a construir la base inicial de simpatía y apoyo. Por lo cual, él proyectó como que era “la nueva izquierda”, como que era “el nuevo liderazgo moderno de la izquierda” y del Frente. Logró captar en el 2015 –y especialmente en 2018 y 2019– esa amplia base que históricamente había acompañado al FMLN. Hay que tomar en cuenta que Nayib Bukele es presidente a partir del 100 % de los votos que captó. Al menos, el 70% eran votantes que habían estado acompañando al FMLN en los últimos 20 años. Así es que… claro… No fue un error abrir las puertas al partido a tanto liderazgo… No solo ayer, hoy y mañana, que vamos a tener, sino el formato, al final, de cómo se trabajó esa coyuntura. Pero los procesos históricos así son. El Salvador no es el único. Estamos viendo en Suramérica, el tema de Ecuador y otros temas que te podría decir. Creo que los procesos políticos son así. El FMLN tuvo apoyo por muchos años. Desde los Acuerdos de Paz, ganamos dos elecciones presidenciales. Todo tiene un tiempo, todo tiene un momento. Lo importante es aprender a entender que cuando vos tenés la confianza de la gente, hay que hacer las cosas bien y que tu estadía en el ejercicio público no es eterno, que todo tiene un resultado, pero también una consecuencia. Sino, miremos la historia de Paco Flores; miremos la historia de Tony Saca; miremos la historia de Mauricio Funes. La historia, si no la lees, se repite. Este gobierno lleva apenas menos de dos años. Y este gobierno ya tiene enumerados más casos de corrupción que todos los gobiernos juntos, cuando cerraron antes. Es impresionante. Pero, bueno, hoy tienen coyunturalmente el control del poder político, que los habilita para tratar de poner todos los cerrojos y evitar que las investigaciones lleguen hasta donde tienen que llegar. Pero con el tiempo, poco a poco, son los ciudadanos los que tienen que ir dándose cuenta y tienen que ir evaluando qué tan acertado o qué tan equivocado fue darle la confianza a un grupo como el que actualmente tiene la correlación favorable; no solo en el gobierno y en la Asamblea, sino también en los municipios.
No, responsables no. Lo que nosotros hemos dicho es que son errores. Son errores. Son erro…
No, pero son errores. Son errores coyunturales, decisiones coyunturales que sin… pues… que no fueron en el calor del intercambio del análisis. No fueron las mejores, posiblemente. Y ahí tenés una consecuencia. Pero, honestamente, siempre hemos tenido situaciones de estas. Claro, esta fue de mayor dimensión y, por eso, nos encontramos en una de las crisis… digamos… de los retos más profundos y fuertes que el Frente tiene: la capacidad de replantearse ante una coyuntura como esta y de seguir siendo una fuerza política creciente e incidente para seguir aportando a los cambios en el país.