"Hasta encontrarte, amado hijo"

Desde que desapareció, el primer día de 2022, Carlos Santos Abarca ha dejado un vacío en la cancha de básquetbol de la Colonia Monserrat. Por 19 meses, su madre y su tía han liderado una búsqueda que aún no arroja resultados.

20 de julio de 2023

Eneida camina sobre la cancha de básquetbol de la Colonia Monserrat, en San Salvador. Bajo el sol de las 2:00 de la tarde, carga una mochila y una maleta de mano. Lleva consigo varios papeles con el rostro de Carlos, su hijo.

Carlos Santos Abarca desapareció el 1 de enero de 2022. “Fue el primer desaparecido del año”, comenta Eneida, mientras abre las maletas que están llenas de pertenencias de Carlos: su ropa y sus tenis deportivos, con los que solía ir a esa misma cancha a jugar basquetbol; su balón, que ya no rebota por desuso; las fotos de su infancia, que guardan recuerdos a los que Eneida se aferra; y la sudadera gris con la que solía trotar y que, tal como Carlos la dejó, aún conserva una mancha marrón en el cuello.

“Hasta que no sepamos qué pasó con él, no se puede vivir”, sostiene Eneida. Ella, junto a Ivetti, tía de Carlos, ha liderado una búsqueda que lleva ya 19 meses.

De acuerdo a un informe de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad), entre 2019 y 2022 desaparecieron 6,443 personas.

German Cerros, psicólogo del Instituto de Derechos Humanos de la UCA (Idhuca), explica que las madres de desaparecidos encuentran, en los lugares y objetos que les recuerdan a su hijos, fuerza para poder seguir adelante. “Es parte de querer aferrarse a algo, a un anhelo de recuperar a sus hijos”, agrega Cerros.

Eneida no suele ir a esta cancha desde que Carlos está desaparecido. Ha ido un vez. Ha buscado a su hijo en 30 municipios de todo el país, porque sabe que no está aquí, donde solía estar.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Eneida recuerda a su hijo haciendo su deporte favorito en este lugar. Hace 19 meses que Carlos no ha encestado.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Es la primera vez que la ropa de Carlos visita la cancha en 19 meses. Esta vez, sin él.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Desde que Carlos desapareció, su sudadera permanece tal como la dejó cuando la usó para trotar la última vez. Ya nadie sale a trotar con ella, desde hace 19 meses.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Carlos planeaba trabajar mientras seguía estudiando psicología. Eneida recuerda que su hijo usó este saco en la fotografía que se tomó para su curriculum. Ella lo guarda como recuerdo de los planes que Carlos no ha podido concluir.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Los libros que Carlos leía siguen inconclusos. Estas son las últimas páginas que subrayó, antes de su desaparición.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Las fotos que mantienen vivos los recuerdos de los momentos que Eneida e Ivetti compartieron con Carlos.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

El cumpleaños 22 de Carlos llegó cuando se encontraba ya desaparecido.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Carlos, además, era parte de la Asociación de Scouts de El Salvador. Ivetti sostiene el. chaleco que Carlos usó en una actividad del via crucis de su iglesia. Junto a Eneida, posa en la esquina en la que aquella vez Carlos colaboró dirigiendo el tráfico.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Eneida sostiene el libro de catecismo de Carlos. Muestra la página de los sacramentos en la que él anotó «aprender». Carlos estaba en proceso para hacer la primera comunión en la iglesia católica Nuestra Señora de Monserrat.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.

Eneida e Ivetti, madre y tía de Carlos, aseguran que es difícil vivir con esa ausencia. "No se puede vivir sin saber qué pasó con él", comenta Eneida. Ellas han liderado la búsqueda de Carlos desde el día en que desapareció. "Hasta encontrarte, hijo" es la frase con que han pegado carteles por todo San Salvador.

Foto FACTUM/Natalia Alberto.