Mujer con “M” de Música

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Revista Factum reunió a siete mujeres salvadoreñas que se dedican a la música (en diferentes géneros y roles), para una entrevista colectiva. Cada una de ellas atendió el mismo cuestionario y compartimos sus respuestas a continuación.

Fotos por Salvador Meléndez/Video por Factum TV


Las artistas presentes en este ejercicio grupal fueron: la cantante profesional, Paty Menéndez; la vocalista de la banda de death core AEon Veil, Kriscia Landos; la guitarrista de la banda de rock instrumental The Anders Project, Ale Castillo; la líder y vocalista del grupo Cantalejo, Natalia Alejandro; la cantante y compositora de música cristiana, Gabby Chacón; la guitarrista de Lavanda, Ceci Gonzalez; y una de las multiinstrumentistas de Las Musas Desconectadas, Memena Rivera.



PATY MENÉNDEZ

Paty Menéndez, salvadoreña, de 28 años de edad, cantante.
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ.

¿Tú haces música femenina, música feminista o música sin adjetivos?

La música que escribo —porque yo escribo mis canciones— me parece que depende de la etapa de mi vida, como artista y como persona. No me parece que mi música tenga un género, hablando de masculino o femenino, por decir algo. Simplemente lo hago respecto a lo que siento en el momento, respecto a lo que quiero transmitir. De hecho ahorita estoy en la grabación de mi primer disco. Mi primer disco, porque las canciones que he hecho anteriormente simplemente las he hecho por tener un material, no por tener una producción más formal, más completa, como un disco. Hay una canción que va dentro del disco que tiene un mensaje muy importante y sí habla un poco sobre lo que una mujer hace para sentirse libre del maltrato, tanto físico como psicológico, que muchas veces tiene en una relación con un hombre. Sí quiero también darle importancia a ese tema, un tema de conciencia social y qué mejor que hablando sobre una cosa tan delicada que a muchas mujeres hace falta comprensión, creo yo. Y no solo de los hombres, también de las mujeres, porque como las mujeres nos hemos criado en una sociedad machista, eso implica que no solo los hombres sean machistas,  sino que también las mujeres. A eso me refiero yo con hacer música para mujeres, pero no es solo para mujeres, es para la sociedad en general. 

¿Qué música te ha influenciado, por sonido o por personalidad?

A mí me gusta bastante el blues y el soul. Me gustan bastante esos géneros. Me han influenciado bastante artistas como Etta James, Aretha Franklin, Billie Holiday, y así entre otras un poco más nuevas. Me gusta bastante el folclore, me gusta bastante la música latinoamericana, la música del sur también me gusta, Violeta Parra, Mercedes Sosa y cosas así. La verdad es que me gusta de todo.

¿Tienes algún referente nacional?

Tengo varias. Podemos comenzar por una que fue muy importante para la música folclore salvadoreño, María De Baratta. De ahí está Pamela Robin, creo que crecí escuchándola bastante. También pongo de referente a mi generación porque admiro bastante el trabajo que hacen las mujeres artistas.

El año pasado, la vocalista de Heresies, Olga Castro, publicó un texto llamado: “Historia metalera de una mujer libre”. Planteaba lo común que es el acoso a las músicas, igual que las exigencias de comportamiento y vestimenta a las mujeres en la escena metalera. En tu experiencia, ¿esto ha sido así también?

A mí ya me han boicoteado y gente del ámbito, señoras, por decirlo así, de categorías dentro de la música muy importantes, me han llegado a boicotear, me han llegado a sacar, de hecho, del lugar donde yo estaba. Pero la verdad, yo siempre he pensado que cuando estas cosas han pasado es como cerrar ciclos, creo yo. Se cierra una puerta y se abre otra. Si esas cosas no me pasaran no estuviera acá, me quedara como estancada, no estuviéramos pensando en qué hacer, qué crear, qué trasmitir; y la verdad a mí me ha ido bien. Y me falta mucho, no solo por aprender sino por hacer como artista. Siento que hay etapas en la vida de un artista. Y también depende del público que uno tenga en el momento. Significa que te van a ver como mujer artista de una manera mal, por decirlo así, o te confunden como que sos otra cosa.

Existe la necesidad de organizarse como un movimiento o un colectivo que rebase los géneros musicales… ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

Creo que eso ya está formado, lo que falta es educarse, conocer, entrar, saber qué está pasando, cómo las mujeres están haciendo conciencia para la sociedad… Eso es bien importante.

En segundo lugar: opinar. Opinar, escribir en las redes sociales, hablar frente a una cámara, decir: «yo pienso esto respecto a cómo nos miran como mujeres», no solo como mujeres en el arte, sino en otro tipo de ámbitos. Lo que pasa es que hay mujeres que sí lo piensan, pero les da pena decirlo, les da pena decir lo mismo, les da pena secundar una opinión feminista, si lo quieren llamar de esta manera, porque piensan que ya no van a tener clientes, ya no las van a contratar.


KRISCIA LANDOS (AEON VEIL)

Kriscia Landos, salvadoreña, de 26 años de edad, cantante del grupo AEON VEIL
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ.

¿Tú haces música femenina, música feminista o música sin adjetivos?

En la banda a la que pertenezco, soy la única mujer que canta. Los hombres músicos son mis amigos y nos ven como un conjunto. Yo escribo las letras de las canciones, que van dirigidas más que todo a la sociedad. No importa si tú eres hombres, si tú eres mujer; lo importante es que te conectes. Mucha gente podría decir u opinar: «tu género es bastante extremo, ¿cómo es que cantas de esa manera?». Porque no es algo común que una mujer cante de esa forma, pero es lo bastante particular, porque me encanta que la sociedad, que todo el público conozca que las  mujeres podemos incluso cantar de la manera que un hombre lo hace. Las letras que hago son de superación. Incluyo filosofía idealista que nos pueda inspirar a ser mejores personas, tanto sea hombre como mujer. Lo más importante es que llegue al fondo de ti, que realmente te sientas conectado y pueda aportar para mejorar tu vida. Esa es la música que hacemos.

¿Qué música te ha influenciado, por sonido o por personalidad?

En AEon Veil todos cooperamos para hacer la música. Nuestros proyectos… y nos inspiramos simplemente en varios tipos de artistas, no solamente en la escena metal, sino de diferentes géneros musicales, porque el objetivo es tratar de innovar, hacer algo nuevo. Sobre todo, que el tipo de música que tocamos pueda ser para cualquier persona, aunque no le parezca o no le guste el rock, el metal o el death core; que nos aprecien como músicos, no por cualquier dogma o estigma.

¿Tienes algún referente nacional?

Lorena Cuerno, una mujer muy humilde e inspiradora en su música. Es una de las pioneras del rock a nivel nacional, en cuanto a que una mujer sea vocalista de una banda. La admiro bastante y me encanta lo que escribe y es muy buena música.

El año pasado, la vocalista de Heresies, Olga Castro, publicó un texto llamado: “Historia metalera de una mujer libre”. Planteaba lo común que es el acoso a las músicas, igual que las exigencias de comportamiento y vestimenta a las mujeres en la escena metalera. En tu experiencia, ¿esto ha sido así también?

En la anterior banda que estuve, Bitter Dissection, de brutal death (metal), fue bastante complicado en cuanto a la escena, porque para mí no hay nada peor que una mujer critique a otra mujer, porque muchas me decían: «tú solo cantas alaridos, tú solo gritas» y cosas así. Esa fue una de las cosas más difíciles que me ha tocado. A nivel de músicos, pienso que todas debemos apoyarnos, las unas a las otras; más si uno quiere hacer algo diferente y representando a todas las mujeres. En cuanto a los hombres, sí, quiérase o no vivimos en una cultura machista, misógina, y ciertos hombres quieran tratar de perjudicar a alguna persona, pero realmente ahí lo más importante es tener carácter. Lo importante es mantenerse firme de carácter y encontrar formas positivas de reaccionar a este tipo de situaciones.

Existe la necesidad de organizarse como un movimiento o un colectivo que rebase los géneros musicales… ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

Bueno, realmente hacer una organización o unirnos como mujeres en cuanto a la música sería más que espectacular. No importa el género, lo que tú cantes, «puede hacer esto y yo no lo puedo hacer, ayudémonos» o, por ejemplo, si yo necesito una cantante (con voces) limpias o si alguna necesita algunos guturales… No sé. El punto es apoyarnos siempre. Muchas veces, entre mujeres es muy difícil organizarse, por la cultura en la que hemos crecido. Pero si partimos y tratamos de hacer la diferencia, creo que no solo nos va a ayudar a nosotros como mujeres músicos sino que va a haber más colectivos de artistas.


ALE CASTILLO (THE ANDERS PROJECT)

Ale Castillo, salvadoreña, de 26 años de edad, guitarrista.
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ.

¿Tú haces música femenina, música feminista o música sin adjetivos?

En mi banda no es ni rock femenino ni feminista ni machista. O sea, yo soy la única mujer de la banda y nuestra música es un rock espacial, un rock que te hace volar, no tiene género. Simplemente es así.

¿Qué música te ha influenciado, por sonido o por personalidad?

Quien siempre me gustó —y no porque tocara algún instrumento, sino por su voz— fue Tina Turner. Y Karen Carpenter, porque también tocaba la guitarra y la batería. Más que todo porque es música que escuchaban mis papás, entonces crecí con eso.    

¿Tienes algún referente nacional?

Las Musas (Desconectadas), en especial las hermanas Ramírez,  (que son) súper buenas personas, humildes y defienden sus ideales y música original, pues. Y tocan temas que quizá otra persona no se ha atrevido a tocar. Verlas a ellas es un show.     

El año pasado, la vocalista de Heresies, Olga Castro, publicó un texto llamado: “Historia metalera de una mujer libre”. Planteaba lo común que es el acoso a las músicas, igual que las exigencias de comportamiento y vestimenta a las mujeres en la escena metalera. En tu experiencia, ¿esto ha sido así también?

En mi caso, un tipo de acoso así grave no he tenido. Pero pienso que es cuestión de actitud, depende mucho de la actitud de cada persona. Como músicos, estamos trabajando y hay que respetar al público, aunque pueda sobrepasarse y decir lo que quieran, pues, pero siempre se debe mantener la actitud de que uno está haciendo su trabajo y tiene que terminarlo bien.

Existe la necesidad de organizarse como un movimiento o un colectivo que rebase los géneros musicales. ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

Sí, sería buenísimo. Lastimosamente, lo que no tenemos aquí es cultura en ese tema. Y si esa organización nos da a conocer con mujeres y culturizamos a la gente, se evitarían todos esos problemas de acoso. Y aparte de eso, las bandas serían más conocidas por todos, más apoyo. Me parece la idea.


NATALIA ALEJANDRO (CANTALEJO)

Natalia Alejandro, salvadoreña, de 27 años de edad, cantante.
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ.

¿Tú haces música femenina, música feminista o música sin adjetivos?

Para esa pregunta hay que empezar desde la base. En nuestro país la escena musical siempre está joven, porque si lo vemos a nivel internacional nadie está hablando de rock femenino o rock masculino, a lo mucho lo están haciendo para premios, para distinguir categorías o algo así. Pero la verdad puede que aquí se haga ese distintivo porque la escena está joven. Y para mí… quizá… la música que yo he hecho es música femenina, quizá, porque yo la hice, lo hice escribiendo pensando en mis cosas, en mis amigas, pero el público es de todo tipo. A veces, yo suelo ver que el público tiende a ser más masculino. Y pues, es pop y ya.

¿Qué música te ha influenciado, por sonido o por personalidad?

Desde las que me enseñaron mis papás, que eran Mercedes Sosa, Ana Belén, Presuntos Implicados; a la que yo ya fui descubriendo, que bueno, una mujer que me inspiró mucho hasta para escribir fue una chilena: Javiera Mena… (También) Karen Carpenter, con su voz. Y una infinidad de mujeres, por sus melodías y lo que transmiten con sus letras.

¿Tienes algún referente nacional?

Alguien que ya no está y me gustaba mucho, era Janne Jacobsen… Creo que no es de aquí. Me gustaba mucho su forma de cantar y la honestidad con que interpretaba su música.

El año pasado, la vocalista de Heresies, Olga Castro, publicó un texto llamado: “Historia metalera de una mujer libre”. Planteaba lo común que es el acoso a las músicas, igual que las exigencias de comportamiento y vestimenta a las mujeres en la escena metalera. En tu experiencia, ¿esto ha sido así también?

Sí, definitivamente, me ha pasado varias veces. No cosas así como extremas, pero te das cuenta y sobre todo cuando estás empezando y si estás mucho más joven y si la escena está llena solo de hombres. Yo recuerdo una época en la que yo estuve, 20… 21 años, y no veía a ninguna chera. Por un lado era interesante ver el comportamiento y saber cómo poner límites también, pero al mismo tiempo encontrar una buena camaradería de parte de los demás. Siempre había hombres que estaban de tu lado, por decirlo de esa forma.

Existe la necesidad de organizarse como un movimiento o un colectivo que rebase los géneros musicales… ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

Yo creo que sí se puede, ¿por qué no? Sería muy bueno. Yo empecé sin conocer muy bien quiénes estaban. Siempre miraba hombres, y cuando veía mujeres era como de «quién es» y «si la puedo conocer». Ahora siento que hay más personas. No creo que antes no haya habido, solo que quizá no nos mirábamos. Yo creo que sería súper bueno, así nos ponemos a hacer una sola voz, algo más representativo.


GABBY CHACÓN

Gabby Chacón, salvadoreña, de 28 años de edad, cantante de música cristiana.
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ.

¿Tú haces música femenina, música feminista o música sin adjetivos?

En mi caso, no está clasificado con una etiqueta de si es femenina, feminista o simplemente música. Creo que es de gusto de todo tipo de persona. En mi caso, cuando escribo o interpreto, no me enfoco en el ser humano, en realidad. Me enfoco en el supremo Dios que creó al ser humano. Creo que cuando la humanidad entienda, tanto hombres como mujeres, que el centro de nuestra vida, todo lo que nosotros somos, lo que hacemos, lo que digamos, lo que vivimos, es por gracia, es porque Dios así lo quiso, entonces pienso que simplemente va a ser con el que se siente identificado y también va a ser con el que Dios haga esa conexión. Entonces, creo que está aislado de un género en sí. A lo mejor el ritmo de repente puede ser más como… o por la voz, probablemente le pueda gustar más a una mujer, o de repente le puede gustar más a un caballero, no sé, tal vez la artista la gusta al caballero. Ja, ja. No sé, pero en realidad mi música no va con ese fin de hacer etiquetas, va para todos. Y como en realidad se centra en la persona de Jesús, entonces creo que es para todos.

¿Qué música te ha influenciado, por sonido o por personalidad?

Tuve la oportunidad de estar en contacto con la música desde pequeña. La verdad que el primer influenciador en mi vida musical ha sido mi papá y en mi familia han sido músicos todos. Poco a poco fui creciendo y empecé a seleccionar qué música quería escuchar. Me encanta el góspel, el R&B, y todo eso. Empecé a tener contacto con música clásica, también un poco, cuando empecé a aprender el violín y piano. Pero luego ya pude tomar más mis decisiones, como me gustó siempre la música enfocada a la letra cristiana… En realidad la música cristiana no existe, es música con letra cristiana. Empecé a escuchar a Lily Goodman, Ruth Mixter. También Mariah Carey, Whitney Houston. Ese estilo de voz y música me gusta muchísimo, por la expresión y facilidad vocal. Quizá la identificación de este género me gusta un montón. Y actualmente podría ser Christine D’Clario, una de las mujeres que ha impactado mucho en mi vida por la transparencia, por su naturalidad, porque creo que el artista, entre más muestra su esencia natural y no finja, sino que pueda ser amado, aceptado por quién es y cómo es, a pesar de sus errores y virtudes…Pues creo que esto es algo que me gusta de esta artista.

¿Tienes algún referente nacional?

Sí, artistas salvadoreñas que han triunfado afuera. La primera que viene a mi mente y que también está impulsando la música cristiana es Lucía Parker. Ha triunfado a nivel internacional y es espectacular. También Pamela Robin. Es una mujer que recuerdo mucho en mi infancia cantar, ver sus videos, verla en televisión. Luego un montón de grupos tropicales. Nory de Los Hermanos Flores. Y luego son de las nuevas generaciones, más que todo las que puedo mencionar. Pero de esas referencias que también han sido exportadas, Lucía Parker y Pamela Robin.

El año pasado, la vocalista de Heresies, Olga Castro, publicó un texto llamado: “Historia metalera de una mujer libre”. Planteaba lo común que es el acoso a las músicas, igual que las exigencias de comportamiento y vestimenta a las mujeres en la escena metalera. En tu experiencia, ¿esto ha sido así también?

Yo creo que sí, el hecho de estar en escena, de estar expuesta a estar vista siempre te va a crear conflictos o a veces muchos placeres y cosas muy buenas. El hecho de estar en escena. Creo que todas hemos tenido que lidiar con personas que quizá quieran propasarse. En mi caso, gracias a Dios, físicamente nunca me han agredido, nunca me han hecho absolutamente nada. Pero quizá te vestiste mal, o te pusiste mal el labial, o que no toma del agua normal, porque la gente te ve mucho y critica todo lo que tú haces. Yo no sé por qué piensan que el artista tiene que ser perfecto, cuando tenemos que ser igual a los que a lo mejor no cantan o no tocan algún instrumento.

Existe la necesidad de organizarse como un movimiento o un colectivo que rebase los géneros musicales… ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

Yo pienso que para que este tipo de cosas se acaben, como artistas debemos de apoyarnos, de estar cerca. Lastimosamente, no sé por qué, la cultura nos ha hecho que nos alejemos y nos critiquemos. Lo único que tendríamos que hacer es unirnos, respetarnos, apreciarnos, ayudarnos. Si nos uniéramos, todo cambiaría, definitivamente.


CECI GONZÁLEZ (LAVANDA)

Cecy González, salvadoreña, de 25 años de edad, guitarrista.
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ.

¿Tú haces música femenina, música feminista o música sin adjetivos?

En Lavanda no nos categorizamos específicamente como una banda feminista o una banda femenina, pero creo que siendo una banda de cheras, siendo artistas mujeres, el simple acto de presentarnos públicamente haciendo música ya en sí es un acto feminista. Lo hagás intencionalmente o no, en un ámbito tan dominado por hombres. Especialmente tocando guitarra, hay tantos guitarristas masculinos que resaltan un montón en un ámbito súper competitivo y muy crítico.

¿Qué música te han influenciado, por sonido o por personalidad?

Recuerdo estar adolescente y ver un video de la Karen O por primera vez (de los Yeah Yeah Yeahs) y ese poder y esa actitud en el escenario de que le vale todo y solo canta con toda esa energía y todo ese poder, me impactó un montón. Me gustan artistas así, que van más allá de solo ser cantantes, que son bien pelados. Ahorita también estoy obsesionada con The Internet y Syd, porque es una mujer con una expresión de género diferente y solo tener tanta actitud y confianza.

¿Tienes algún referente nacional?

A mí honestamente me gustan un montón Las Musas (Desconectadas). Les tengo un montón de respeto. Me gusta que en montón de su música toca un montón de temas sociales y que están bien involucradas en el movimiento feminista y en ese tipo de progreso. Es bien chivo ir a un show de Las Musas y ver como que están jugando sillas musicales, de la batería se va a la guitarra, de repente hay un saxofón. Son muy impresionantes, son muy talentosas. Me gustaría tocar con ellas alguna vez.

El año pasado, la vocalista de Heresies, Olga Castro, publicó un texto llamado: “Historia metalera de una mujer libre”. Planteaba lo común que es el acoso a las músicas, igual que las exigencias de comportamiento y vestimenta a las mujeres en la escena metalera. En tu experiencia, ¿esto ha sido así también?

Yo, en lo personal, no he sufrido ese tipo de acoso, porque no me veo como la mujer estereotipo que los hombres quieren. Je, je. Pero yo he visto como mis compañeras de banda han tenido que lidiar con eso. Ser una banda solo de cheras, que tocamos en bastantes bares en la ciudad y fuera de la ciudad, donde hay alcohol. Hemos tocado en San Miguel y Santa Ana, y a las 11 de la noche han estado bebiendo por mucho tiempo; y de eso, que una realidad bien internalizada, de que eso es parte de nuestras vidas como músicas mujeres, de que si vamos a ir a tocar a Santa Ana tiene que ir un hombre con nosotros. Va el hermano o el primo de alguien que nos acompaña, para tener, por lo menos, un sentimiento de seguridad cuando nos exponemos.

Existe la necesidad de organizarse como un movimiento o un colectivo que rebase los géneros musicales… ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

La participación de mujeres en la música está creciendo en el país, pero aún todavía es un ambiente en el que le faltan un montón de respeto a la mujer artista. Y crear una organización que ayude a generar respeto y atención y darle más presencia sería increíble, una muy buena idea.


MEMENA RIVERA (LAS MUSAS DESCONECTADAS)

Carmen Elena Rivera, salvadoreña, de 30 años de edad, músico que puede tocar 14 instrumentos musicales.
Foto FACTUM/Salvador MELÉNDEZ.

¿Tú haces música femenina, música feminista o música sin adjetivos?

Como colectivo, para nosotras sí es importante tocar temas de carácter social, problemáticas reales del país. Si bien es cierto, no nos consideramos un grupo totalmente feminista, pero somos participes de la lucha. Nosotras estamos con nuestra música luchando para que los mensajes lleguen a toda la sociedad salvadoreña. Creo que no debería de haber una distinción de decir música masculina o femenina; o feminista o machista. Tristemente, sí entra la necesidad de valorarlo, pero no es nuestra meta. Nuestra meta es que el mensaje llegue a todos, hombres y mujeres. Y siendo un grupo solo conformado por mujeres, con presencia escénica, con interpretar los instrumentos, ya estamos dando un mensaje del poder que tiene la mujer dentro del ámbito artístico, dentro del ámbito musical y social.

¿Qué músicas te han influenciado, por sonido o por personalidad?

Desde pequeña tuve mi formación musical. Nací también con un talento que es que tengo un oído absoluto, y eso me ha permitido escuchar cualquier género de música y poder ejecutarlo, si quiero. Sobre todo, siento que yo me empecé a inclinar por un tipo de música cuando entré a la universidad, a la UCA, me metí al coro de la UCA y empezamos a tocar las misas. La misa salvadoreña, la misa nicaragüense y todos esos ritmos.  Eso me hizo también inclinarme por aceptar esos ritmos, más que todo latinoamericanos, un poco más alegres y sencillos. Experimenté muchos tipos de música, incluso el jazz y me gusta y todo, pero no me identifico como músico jazzista. Pero ahí está como la madre de todo: la armonía, la melodía, la complejidad. Y eso sirve para alimentar desde lo sencillo. Creo que Las Musas tenemos mucho de eso. Es música realmente no complicada, pero todas aportan desde su capacidad musical a la canción y al final se hace algo que no se puede identificar: «esto es esto», es música latinoamericana, música, al final, salvadoreña. Creo que eso es lo que tenemos que hacer todos, buscar una melodía, una canción, un mensaje.

¿Tienes algún referente nacional?

Una artista que murió el año pasado, Claudia Flores. Su mensaje, su voz. Paty (Menéndez) también, es una persona que admiro mucho por su sencillez y todo lo que ha hecho en el país y afuera.

El año pasado, la vocalista de Heresies, Olga Castro, publicó un texto llamado: “Historia metalera de una mujer libre”. Planteaba lo común que es el acoso a las músicas, igual que las exigencias de comportamiento y vestimenta a las mujeres en la escena metalera. En tu experiencia, ¿esto ha sido así también?

A nosotras nos han tocado varias experiencias de pararnos en un escenario y estamos probando los instrumentos y nos están gritando como «mucha ropa», «toquen una de Aniceto» y cosas así, realmente… pues… incómodas para nosotras.  Pero cuando nos oyen tocar nuestras canciones, el público cambia totalmente. Para empezar, una mujer baterista no es común en el país; y ella toca súper bien. Y todo el conjunto, yo a veces toco el saxofón, de repente la cantante saca un violín, la bajista toca súper bien y todo eso habla por sí mismo. La misma proyección musical hace cambiar a la gente.

Existe la necesidad de organizarse como un movimiento o un colectivo que rebase los géneros musicales… ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?

Tenemos que apoyarnos, no solo el apoyo moral, sino compartir nuestro conocimiento. Y creo que sí hay organizaciones que ayudan bastante a que eso no se dé, o sea, quizá no en la proyección del artista, pero sí de la mujer. Nosotros, como colectivo, hemos participado con organizaciones feministas, organizaciones solo de mujeres, que se encargan de romper ese paradigma. Yo siento que eso está pasando. No creo que es una cosa que se debe de dar; ya se está dando.

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