Willie Colón: ‘El malo del Bronx’ que se robó la Navidad

Lo de Willie Colón en El Salvador no fue un concierto, fue una cátedra sobre música. El pasado sábado 15 de diciembre, ‘El malo del Bronx’ se presentó por primera vez en El Salvador para robarse la Navidad. A cambió dejó algo mejor: la constancia de que su estatura musical permanece intacta. Fue como si quienes lo vieron sobre el escenario afrontaran lo que el salsero ya había profetizado en uno de sus discos (“Asalto Navideño”, 1971) para recibir en adelanto, el mejor regalo de los ‘tres reyes magos’: el festejo de medio siglo de carrera artística.

Fotos cortesía de Karol García


William Anthony Colón Román es una leyenda viva. No cualquiera celebra medio siglo de carrera musical sin mostrar demasiadas cicatrices en la vena artística. A través de la música de Willie se gestó la irrupción del idioma español y los ritmos latinos en la cultura estadounidense y mundial, muchas décadas antes del reggaetón. Sus éxitos no han ocurrido solo como cantante, también abarcan composiciones y producciones; además de su admirada ejecución del trombón.

La biblia de la salsa encuentra en Willie a un evangelista incontrovertible. Se le recuerda, entre muchas proezas, por la mancuerna que formó junto a “El Cantante”. Siendo el director de una orquesta de época, Willie descubrió a Héctor Lavoe en 1967 y juntos edificaron un concepto que iba más allá del sonido propiamente puertorriqueño. La salsa era la base, pero en las composiciones podían distinguirse ritmos brasileños, percusiones de evidente raíz africana y melodías panameñas. Y precisamente, como presagiando una conexión con el país centroamericano del borde sur, una década después –y luego de varias colaboraciones dentro del sello Fania Records–, Willie establecería alianza con otro pilar del género, el panameño Rubén Blades.

Willie Colón es conocido como “El rey del trombón” y de ello hizo gala en el concierto ofrecido el sábado pasado en San Salvador.
Foto cortesía de Karol García.

La noche del sábado pasado, El Salvador vio pasar a un gigante de la la música latina. La convocatoria lograda no le hizo justicia a su estatura. El anfiteatro del Centro Internacional de Ferias y Convenciones (Cifco), recién nombrado “Álvaro Torres”, estaba a no más de un 50 por ciento de su capacidad. Willie y sus músicos, en cambio, no tardaron en demostrar que estaban al cien. Dicen que pesa más la calidad que la cantidad; y esa era la constante entre los asistentes, todos muy conocedores de la obra del neoyorquino.

Rondaban las 10:30 de la noche cuando Willie Colón subió al escenario. El público estaba listo. Ya antes, los locales de Salsalvador All Stars hicieron un recorrido por temas fundamentales de la salsa, además de canciones propias, todas bien recibidas y bailadas por el público. Algo especial ocurría en la participación del artista nacional, pues el fundador de este grupo, el pianista salvadoreño Rubén Flamenco, tuvo la oportunidad de formar parte de la orquesta de Willie Colón en el pasado.

Y, entre los que sí acudieron al primer concierto de ‘El Rey del Trombón’ en El Salvador, fue evidente que extrañaron las canciones de la dupla Colón-Blades, que fueron las grandes ausentes de la noche. Quizá por razones legales o quizá por razones personales, pero lo cierto es que se escuchaba, a gritos, la solicitud de “Ligia Elena”, desde el graderío; sin éxito. No hubo espacio para complacer todas las peticiones.

En contraste a la ausencia de temas de la etapa con Blades, muchas de las canciones manufacturadas en ‘la era Lavoe’ sí desfilaron a lo largo de la noche; canciones como “Che Che Colé”, “Calle Luna, Calle Sol” o “Idilio”, entre otras.

Grandes éxitos de Willie Colón –como “El gran varón”, “Calle Luna, Calle Sol” y “Talento televisión”– sonaron en el concierto celebrado en El Salvador.
Foto cortesía de Karol García.

La interacción de Willie con el público circulaba a través de su trombón, pocas veces con palabras. Por ratos desaparecía del escenario. Tomaba aire, literalmente. Su rol en vivo no se limita al canto y a la ejecución, también dirige a sus músicos. Estremecía contemplar esa dirección en vivo, cuando tantas veces los salvadoreños debíamos conformarnos con apreciarla únicamente en los videos de la época de oro de La Fania Records, ese sello que aglutinaba a muchos de los grandes de la salsa en la década de los setenta y que ahora es una insignia de la cultura latina.

Como raras veces sucede, el sonido en el anfiteatro era bueno. Ningún detalle se perdía. Y poco a poco la noche convirtió el lugar en una gran pista de baile. Las edades eran variadas, personas adultas y personas jóvenes. 

Temas que fueron grandes éxitos en el país tampoco faltaron, como “El gran varón” o “Talento televisón”. Y aprovechando la fecha, Willie y su orquesta tocaron también algunos de los cortes navideños. También hubo espacio para rarezas, como por ejemplo con “Mi sueño”, el tercer corte del disco “Fantasmas” (1981).

Tras la despedida, el público pidió una canción más. Willie regresó al escenario y bromeó con que solo había subido de nuevo porque olvidó su trombón. Luego se unió a la sección  metales para dar un cierre apoteósico a la noche con “La murga”. 

Colón dijo que esperaba que esta no fuera su última visita “al Salvador”, así, sin el artículo. Entre aplausos los asistentes agradecieron la noche en que uno de los protagonistas de la historia de la música (¡nuestra música!) compartió su talento con el país.

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