Los devotos al beato Romero

Fue durante 2015. El 23 de mayo, un hermoso halo solar se posó sobre el cielo de San Salvador y las miles de personas que asistían a la ceremonia de beatificación de Monseñor Óscar Arnulo Romero y Galdámez, en la Plaza de las Américas (Salvador del Mundo) en San Salvador. Fue un paréntesis de alegría y esperanza en un país en el que, ese año, fueron asesinadas 6,640 personas.

Poco ha cambiado en la cotidianidad de El Salvador desde aquel día luminoso de 2015 en que, con la ceremonia, se cerraba el primer capítulo del recorrido hacia la canonización del Arzobispo asesinado. El Salvador sigue atrapado en una violenta guerra entre las pandillas MS-13, las fuerzas del orden público y grupos de exterminio. En esa guerra, la gran mayoría de las víctimas son los mismos pobres de los que hablaba Monseñor Romero antes de que lo mataran.

Estudiantes de la Escuela Parroquial San Francisco de Asís, de San Salvador, cantan alabanzas durante el recorrido de la Procesión de La Luz . Casi un año ha pasado de la Beatificación del Arzobispo Martir y los templos católicos ya han apartado lugar para la veneración del mismo.

Estudiantes de la Escuela Parroquial San Francisco de Asís, de San Salvador, cantan alabanzas durante el recorrido de la procesión de la luz . Fotos de Salvador Meléndez.

La figura de Monseñor, sin embargo, sigue convocando esperanzas. Durante las conmemoraciones del martirio celebradas este año, el 19 de marzo, el obispo auxiliar de San Salvador, Monseñor Gregorio Rosa Chávez, dijo que el papa Francisco quiere visitar El Salvador para canonizar a Romero y para beatificar a Rutilio Grande, sacerdote también, asesinado en 1977. El proceso de canonización de Romero sigue su camino en El Vaticano.

Uno de los siguientes pasos de Romero hacia la santidad es una exhumación del cuerpo a cargo de una comitiva especial enviada por el papa Francisco desde el Vaticano.

Hoy la fe en el Beato Óscar Arnulfo ha llegado a los altares de las parroquias de todo El Salvador, donde ya se puede observar la imagen oficial de la beatificación. Factum hizo un recorrido fotográfico de las diferentes manifestaciones que los salvadoreños realizan casi a diario ante la figura de Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Velas ante el altar del primer beato salvadoreño en la basílica del Sagrado Corazón, en San Salvador y una mujer contemplando la imagen fue la primera imagen captada.

‘’La imagen de Monseñor Romero permaneció en la fe de los salvadoreños desde el mismo momento de su partida, en el funeral del 30 de marzo de 1980 frente a Catedral. No fue dificil hablar de él porque siempre fue una persona muy accesible con todos, sin distinciones de nada, y todo católico cercano a la iglesia sabía que era un hombre de fé’’, dice el Párroco de Catedral Metropolitana, Monseñor Héctor Figueroa, a quien recibio la ordenación de parte del mismo Arzobispo Romero en 1977.

La semana pasada la Parroquia La Resurección, en la colonia Miramonte de San Salvador pasará a llamarse la Parroquia Beato Óscar Romero, aunque aún falta la ceremonia oficial de nombramiento.

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